¿Cuáles son las acciones y prácticas de reproducción social campesinas, dentro de los grupos domésticos, respecto al aprovechamiento de los recursos naturales que propician y abonan a la construcción del desarrollo sostenible?  Tomando en cuenta que los acontecimientos considerados en relación al manejo social de los recursos naturales, históricamente, se han dictado desde el exterior, de una forma poco incluyente para los actores locales y con la nula opción de diseñar una política pública acorde a cada territorio.

En este sentido, expongo mis puntos de vista en relación al constructo social identificado con el término “manejo de recurso natural”, posiblemente como la única alternativa viable a las políticas impuestas desde otros territorios. 

Históricamente y conceptualmente el concepto de manejo de recurso natural ha estado viciado ideológicamente por una visión de saqueo y de sobreexplotación, sin tomar en cuenta a los actores campesinos rurales e indígenas y afroamericanos que habitan los diversos territorios y que además han sumado al incremento de la biodiversidad, no sólo desde una posición reduccionista, esto es, donde exclusivamente se incluye la postura ecológica, sino desde una propuesta incluyente; que toma en cuenta cultura, lenguaje, principios, moral espiritualidad, solidaridad, y reciprocidad.

Al respecto Toledo, (2020), menciona que la espiritualidad en un ser humano no aparece, sino que es resultado de su enfrentamiento con el mundo, no de su fuga. La humildad como un rasgo del ser humano no sólo se declara impotente, imperfecto, limitado y finito, también reconoce sus propios errores y los de sus semejantes, distingue entre el bien y el mal (posee una ética), y adquiere o afirma un atributo muy valioso: la compasión, que es la capacidad de perdonar y de ser perdonado.

No obstante, el mundo moderno inyecta su propaganda e ideología con base en la seguridad tecno-económica, el consumismo extremo, el placer material, y la supresión del sentimiento y la solidaridad, que abonan un estado de inconsciencia y fuga, basado en el racionalismo extremo, en que ya no se siente, sino que sólo se piensa que se siente.

Pienso que la política de desarrollo sostenible tiene aristas positivas para países desarrollados porque históricamente su desarrollo económico lo han sustentado no sólo sobrexplotando sus propios recursos, sino los de otros países, tanto naturales como humanos. 

Petersen et al (2020), piensa que, en el esfuerzo por repensar el mundo, es necesario mirar hacia el campo. Es ahí donde existe un sistema de producción cooperativa y sostenible. Subestimado incluso por el marxismo ortodoxo, pero que está siendo redescubierto y será una de las bases del post-capitalismo.

La política (DS) debe estar incluida e integrada de manera transversal en todas las disciplinas; educación, salud, empresarial y política, ya que el paradigma aislado quedará tan solo en un discurso y con los cambios acelerados en el sistema global se difuminará el espacio, afectando, principalmente, a la población humana que históricamente viene sobreexplotando y aún depende de los recursos naturales.

Al respecto, González, R. (2020) considera que el gran mito del capitalismo, el del progreso, se sostiene en que la ciencia y la tecnología lo pueden todo. Un primer problema es que la ciencia dista mucho de ser neutral y está cargada de ideología. No se desarrolla lo que socialmente pueda ser importante, sino lo que el mercado considera adecuado. 

Solo así se explica que existan tantas investigaciones en transgénicos o enfermedades típicas de poblaciones enriquecidas, y tan pocas sobre agroecología o dolencias características de poblaciones periféricas. La tecnología no es ni podrá ser nunca neutral.

Es pertinente y urgente replantear el sistema educativo, donde la curricula no esté maquillada para sustentar estándares globales, sino que responda e inserte profesionistas en el medio rural campesino e indígena y afrodescendiente, que les permita valorar y replantar su quehacer.