Las clases se detienen, pero el campo jamás

El Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias es el hogar de más de 6 mil estudiantes (gran parte de ellos foráneos) que se encuentran estudiando una de las 5 carreras que se ofertan: Veterinaria, Agronomía, Biología, Ciencias de los alimentos y Agronegocios.

Gran parte de estos estudiantes dejaron de acudir al campus el primero de junio por el cierre de calificaciones, pero hay personas que saben que el campo y la investigación nunca paran, como es el caso de Anthony González Vargas (Tony) de cuarto semestre y Ernesto Daniel Pérez  de octavo (ambos de la carrera de Agronomía), fundadores de Kuaname, un vivero de producción de especies ornamentales, y quienes este verano han dedicado sus vacaciones a la restauración de un invernadero para la investigación sobre licopenos en jitomate.

La historia de este proyecto de investigación comienza cuando Tony y Ernesto se conocieron por amigos en común, pero fue gracias a la materia de Química agrícola, que cursaron juntos hace un año, que se fortaleció su relación. Ambos estudiantes son oriundos de la zona metropolitana de Guadalajara, y una de las razones por las que decidieron emprender este proyecto en verano fue porque el profesor Fernando Sandoval les dió la oportunidad de aprovechar y restaurar el invernadero, que en un principio tenía problemas como maleza, un almacén desordenado, así como herramientas y materiales en mal estado. 

Dado que las labores culturales y de limpieza que se necesitaban para el reacondicionamiento del espacio son muy laboriosas, no quisieron desaprovechar la oportunidad estas vacaciones. “La palabra ‘Kuaname’ significa hirviendo (en idioma wixárika), que lo usamos como alusión a la pasión por la agricultura, ‘que nos hierve la sangre’ por el gusto a la agronomía/agricultura, y contextualizado en el patrimonio cultural mexicano”, comenta Tony.

El tema de investigación fue escogido porque el equipo de Kuaname quiere innovar en la creación de un producto fuera de lo normal y que tenga una característica especial, como lo son los jitomates morados por su aspecto exótico, valor nutricional, sabor peculiar y delicioso, y principalmente la producción de antocianinas que va ligado a su pigmentación tan representativa. 

“Una de las justificaciones de la elección del jitomate Zapoteco es que es una especie nativa de México, tiene un alto valor cultural y tiene importancia económica y ha sido muy poco aprovechado; conocido por un sabor auténtico y una textura firme. Es fuente importante de vitaminas, minerales y antioxidantes (en esto se terminan los licopenos) Reduce los riesgos de cáncer, enfermedades cardíacas, previene la degeneración muscular y mejora la vista. (…) Algo que es importante resaltar es la necesidad de investigación, porque muy  poco se sabe de la presencia de estos licopenos en esta variedad”, comenta Ernesto. Por ello buscan innovar en la producción de licopenos a través de la mejora con la experimentación mediante tratamiento experimentales.