Las pirámides de El Grillo vestigios milenarios

3385

“No son cerritos, son pirámides”. Esa fue la realidad a la que se enfrentaron quienes manejaban las máquinas que seguían el trazo del anillo Periférico Norte, cuando a finales de la década de los sesenta uno de los vestigios fue rebanado, exhibiendo las piedras de adobe que permanecieron ocultas por mil quinientos años.

Así fue descubierta la Zona Arqueológica de El Grillo, un área de estructuras piramidales que datan del año 500 después de Cristo —ubicada en el cruce de Periférico y General Juan Domínguez, al norte de Zapopan—, que se convirtió en referente en el Occidente del país tras descubrirse, en las inmediaciones, tumbas de tiro, cuyas réplicas se pueden apreciar en el Museo Regional de Guadalajara.

Y aunque el legado patrimonial es importante, como reconocen especialistas de la Universidad de Guadalajara, desde su descubrimiento y hasta la actualidad la urbanización no ha dado tregua a la presión sobre este polígono de doce hectáreas, que es considerado como una ventana al pasado de mil quinientos años atrás.

Tanto vecinos como académicos señalan la falta de interés por parte de las autoridades para el rescate de la zona, pues ven con preocupación que la presencia de particulares en el sitio acabe con los vestigios de nuestro pasado que son patrimonio de la nación.

Aunque El Grillo está contemplado en el catálogo de zonas arqueológicas mexicanas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), y aparece como área verde pública —dentro de un polígono de protección del patrimonio histórico— en los Planes Parciales de Ordenamiento Territorial de Zapopan; eso no ha evitado que varios particulares hagan uso de este espacio como un estacionamiento de carga pesada, de vehículos ladrilleros, e incluso de bodega de materiales industriales.

“El sitio tiene un problema sobre la propiedad de la tierra. Ha sido reclamado por varios propietarios y, en más de un caso, la propiedad es disputada por varias personas. En ese sentido es difícil ponerse de acuerdo para la protección del sitio”, explica el perito en arqueología y docente adscrito del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), Luis Gómez Gastelum.

Dijo que el problema es más complicado de lo que parece, pero que lo primordial es que haya una verdadera coordinación entre los distintos ámbitos de gobierno. “Hasta cierto punto, la ambigüedad de la propiedad podría ser benéfica para la protección del sitio, pues en tanto no se determine quién es el dueño legal del terreno, cualquier intento de construcción queda nulificado; sin embargo, esto es relativo, porque cualquiera puede tratar de realizar un madruguete, y si no levantan una construcción, sí podrían destruir parte del sitio, y eso sería irreparable”, subrayó.

El investigador en arqueología y docente de la Preparatoria 20, Érick González Rizo, recomienda que con infraestructura mínima, mobiliario informativo y reforestación de la zona, el terreno podría estar óptimo para que sea un espacio público y un lugar que pueda ser visitado por cualquiera.

“El sitio merece preservarse, quizá bajo un esquema recreativo y urbano. Proponemos que se recupere como áreas verdes para el uso de los mismos vecinos y, en especial, preservando los montículos como una reserva de investigación a futuro. La arqueología, como toda ciencia, avanza y no sabemos, en un futuro, qué técnicas puedan desarrollarse”, explica.

La iniciativa de preservar los montículos bajo tierra y hacer de la zona un parque cultural es una propuesta en la que también coincide el arqueólogo Otto Schöndube, quien en los años setenta trazó el polígono de protección de El Grillo.

“Las estructuras de El Grillo están hechas de adobe; entonces, si lo exponemos a la intemperie, con la lluvia desaparecerían, tendríamos que cubrirlo con techo o poner capas superiores. Lo mejor sería que El Grillo quedara como un área de tipo parque, donde se juegue futbol y que los montículos sirvan como gradería. Cuando ya se decida explorar las estructuras, que se rodee el montículo con una barda y la gente pueda verlo. La idea es que quede como un parque útil para la gente”, dijo en entrevista para Prensa UdeG en junio de 2017.

Un peligroso uso del terreno
Los presuntos propietarios han dividido en dos la zona arqueológica con basura industrial: la parte más extensa, ubicada del lado oriente, actualmente es ocupada por camiones de carga y tráileres identificados por la empresa SUE Transporte Especializado. A la par instalaron una caseta de vigilancia donde un guardia se encarga de dar paso a los vehículos. Dicha empresa, incluso, exhibe sus vehículos en su página de Facebook, donde se aprecian los montículos de El Grillo.

El peso de los tráileres, así como la existencia de grandes contenedores al interior de la zona, preocupa a González Rizo, quien asegura que debajo de la superficie pueden existir más tumbas de tiro, lo que provocaría un colapso.

Por otro lado, la parte del terreno que colinda con Periférico y la calle General Juan Domínguez es utilizada por ladrilleros para el almacenamiento y distribución de material. Es en esta área donde en septiembre de 2018 hubo un derribo masivo de árboles.

Tras una solicitud por transparencia dirigida al ayuntamiento zapopano para que diera cuenta de los permisos de poda y tala en la colonia Villa de San Ignacio —que es donde se encuentra El Grillo—, el director de Parques y Jardines de Zapopan, Diego Álvarez Martínez, respondió que “no se cuenta con registro de permiso forestal durante 2018” en dicha colonia, pese a que el sitio es considerado como un espacio público en los planes de ordenamiento, y para tal efecto tuvo que existir un permiso de tala.

Tras la deforestación se comenzó la construcción de cimientos en octubre de 2018, por lo que Obras Públicas de Zapopan clausuró la obra, una vez que hubo una denuncia por parte los vecinos.

Por medio de la solicitud de transparencia con folio 1115100061918, el INAH reconoció la presencia de particulares en el polígono, pues señala que “los predios en los cuales se encuentra el Sitio Arqueológico El Grillo son propiedad privada, razón por la cual están ocupados por particulares”.

Sin embargo, esta instancia indicó que “dichos predios, por los elementos prehispánicos localizados en su interior, están considerados como un sitio arqueológico y, por ende, protegidos por los artículos 5, 27, 28 y 30 de la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos, y el 42 y 43 del Reglamento de dicha ley”.

Guardianes ciudadanos contra el despojo
Desde que Abel Gallegos recuerda, El Grillo (o El Cerrito, como lo conocen los vecinos), siempre fue un espacio para el recreo familiar. Él tiene más de cincuenta años siendo vecino de la colonia Constitución, y recuerda que ahí llegaban familias a volar papalotes, hacer días de campo e incluso jugar futbol, tradición que se conserva los domingos.

“En 2010 vimos anomalías cuando comenzaron a traer desechos industriales, entonces metí un reporte dirigido al entonces presidente municipal, Héctor Vielma, y logramos que se detuviera la inmobiliaria que se identificaba como San Julián. Para entonces creamos un equipo de defensa por parte de los vecinos, nos convertimos en los guardianes de la zona arqueológica”, señala.

Abel Gallegos menciona que esa fue la primera amenaza, ya que en 2012 se anunció que el terreno se convertiría en un tianguis del automóvil, por lo que procedieron a efectuar una denuncia ante el INAH, lo que logró frenar el proyecto.

“Luego en 2016 volvieron a poner una manta de una inmobiliaria que anunciaba un coto privado, pero volvimos a juntarnos los guardianes y se suspendió. En julio de 2017 pusieron otros anuncios y ahora el profesor González Rizo se unió a apoyarnos y defender la zona”, detalla.

En junio de 2017, los vecinos denunciaron la construcción de una serie de bases circulares en la zona, a lo que el gobierno de Pablo Lemus respondió con la colocación de sellos de clausura. A la fecha dichas bases permanecen pero ya sin las cintas.

Hoy, ni la muralla de basura industrial, ni el hecho de que los supuestos propietarios del lugar hayan movido la cancha donde juegan equipos barriales cada domingo, evita que los vecinos se sigan apropiando del espacio público.

Intentos de rescate
Hace diez años, el gobierno de Zapopan pretendió rescatar El Grillo con la adquisición de un fideicomiso de setenta y cinco millones de pesos —provenientes del INAH y la Secretaría de Cultura de Jalisco— para rescatar seis zonas arqueológicas del municipio; sin embargo, en 2009 se decidió que ese dinero se usaría “para recuperar la situación agraria de El Ixtépete”.

Fue a inicios de noviembre de 2018 cuando la Presidenta de la Comisión de Recuperación de Espacios Públicos del Ayuntamiento de Zapopan, Wendy Ramírez Campos, manifestó que presentaría una propuesta para recuperar las zonas arqueológicas del municipio para habilitarlas como Parques arqueológicos.

La funcionaria dijo que se busca hacer parques arqueológicos, para que exista infraestructura a favor de los niños y las familias. Dicha propuesta va de la mano de asesoría técnica por parte del profesor  González Rizo, quien dijo que se han realizado varias mesas de trabajo para consolidar el proyecto.

Fotografías: Fernanda Velázquez, Cortesía

Artículo anteriorConvocatoria a la elección del Rector General de la Universidad de Guadalajara
Artículo siguienteInforme de actividades 2018