Los reporteros y comunicadores tienen que usar el lenguaje inclusivo con sentido común y con base en una formación sobre el lenguaje, la lengua y el género para tomar decisiones cuando escriben o expresan una idea, afirmó Patricia Córdova Abundis, investigadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH).
Advirtió sobre el peligro de tomar una actitud prescriptiva, de imposición de una norma, aunque sea de la Real Academia Española o de la Academia Mexicana de la Lengua, porque la lengua se debe y es de los hablantes.
“Nosotros como Universidad debemos de tomar medidas que muestren una postura informada, formada y crítica”, externó.
Enfatizó que todo periodista debe conocer el Informe de la Real Academia Española sobre el lenguaje inclusivo y cuestiones conexas, de 2020, y debe leer textos de teóricos que han escrito al respecto. “Su juicio debe estar informado y formado, no debe ser el de un ciudadano de a pie, con una profesión no especializada en el lenguaje”.
La formación del periodista en lenguaje inclusivo debe incluir un entrenamiento con lectura y discusión, y debería haber un asesor lingüístico en cada uno de los medios.
Señaló que existe el tacto lingüístico en la comunicación, y éste se adquiere con formación e información, y resaltó la importancia que tendría desarrollar un diplomado sobre lengua y género o sobre el lenguaje incluyente y expresión para formar cuadros.
Diferentes lenguajes inclusivos
Explicó que no es lo mismo lo que entiende como lenguaje inclusivo la Real Academia y los distintos colectivos. Para la academia puede incluir el desdoblamiento de las formas masculinas y femeninas, como por ejemplo señores y señoras o los niños y las niñas; o puede significar usar sustantivos colectivos, por ejemplo, decir la ciudadanía.
Para distintos colectivos que incluye grupos de académicos, feministas, personas simpatizantes con grupos sociales que tradicionalmente habían sido marginados, el lenguaje inclusivo implica otras alternativas, como el uso de “todes”, en lugar de todos; o usar el arroba o x en lugar de la vocal, que es un gramema indicador de género en el español.
Para usar el lenguaje inclusivo, se tendría que considerar en qué situación es usado. No es lo mismo escribir un documento oficial, escribir una Constitución, que un texto introductorio en una revista académica o de divulgación que hable sobre interculturalidad. No es lo mismo una reunión de feministas o de personas simpatizantes con los derechos de género, que estar en una misión diplomática con personas de otro país.
Indicó que la Constitución de Venezuela, en aras de proteger el lenguaje inclusivo, aplicó el desdoblamiento en todos los artículos. Eso provocó como resultado un texto que no cumple con el principio de economicidad del lenguaje, y llegó un momento que se pierde el objetivo comunicativo ante el desdoblamiento constante.
“En los documentos en los que el principio de economía del lenguaje es necesario, no es recomendable incluir el desdoblamiento al usar el lenguaje inclusivo.
Aclaró que sí debe haber espacio para el uso simbólico del lenguaje. “Yo como lingüista y profesora en la materia, he usado el término ‘todes’, para tener un guiño de empatía con los grupos feministas o con los que simpatizan con nuevas formas de expresión social”.
Explicó que las instituciones universitarias pueden hacer reconocimientos de género a través del lenguaje. Un acierto en la UdeG fue extender títulos universitarios con indicativos de género, por ejemplo, licenciada, cuando siempre se masculinizaba el grado. “Esto es un gesto a favor del lenguaje inclusivo que no perturba y simboliza la empatía hacia el colectivo de las mujeres profesionistas”.
Dijo que hay casos en el ámbito de las tesis o de la academia en donde se quiere usar el lenguaje inclusivo y sistematizar el uso de la e, lo que es muy difícil. Mantener ese sistema, a lo largo del habla o en una tesis, es difícil porque significa alterar todo el sistema, pero si los hablantes seguimos incorporando el uso del e, puede llegar un momento que quedará fija la posibilidad de decir “todes” o “elles”.
“Sin embargo, no creo que quede fijo que todos los sustantivos y los adjetivos, tengan la opción de usar la e como gramema, hay algunos que lo tienen como estudiante o asistente, pero maestre, en lugar de maestro o maestra, es difícil sostenerlo”.
Desventajas y ventajas
Explicó que el lenguaje inclusivo es en sí mismo una expresión simbólica para el reconocimiento de diferentes colectivos como el de mujeres y de la comunidad LGBTTIQ+ (lésbico, gay, bisexual, transgénero, transexual, queer, intersexual, Queer y más), ya que hay personas que no se sienten incluidos con las palabras que terminan en los gramemas o y a.
Este lenguaje representa, además, la visibilización y el empoderamiento de los grupos con otros géneros opuestos al patriarcado, y a través de su uso se expresa respeto hacia los mismos.
La concepción de género en las nuevas generaciones no tiene nada que ver con generaciones anteriores. En Nueva York, por ejemplo, fue creado un catálogo con 31 géneros. El lenguaje inclusivo representa un rompimiento, y no se debe prohibir o negar.
La desventaja está en tomar una posición polarizadas, ya sea: sí al lenguaje inclusivo donde sea y como sea o de ninguna manera hay que usar el lenguaje inclusivo. Este no puede ser aplicado a rajatabla, hay que revisar las diferentes situaciones comunicativas, y para ello se requiere tacto lingüístico.