A ningún ave que usa el viento para despertar
a quienes han caído en letargo
debe prohibírsele el cielo
No debe prohibirse ver las estrellas
a quienes han condenado injustamente como a la mujer de Lot
por querer recobrar fragmentos de memoria
para no repetir los horrores en nuevas tierras
No debe ponerse sobre cuatro paredes
a un cenzontle
por saber cantar el dialecto de todas las aves
de esta tierra que se pudre en misoginia
Sea de viento
sea de agua
sea de tierra el nahual que habita
el espíritu mancillado de quien lucha
no habrá jaulas que quebranten su esperanza
Sean sombras
sean nubes negras
silentes agachando la cabeza
ciegos de firmamentos y de gente con hambre
los que renuncian a la palabra
y se vuelven proxenetas
de quienes ejercen la voluntad del canto
no debe prohibirse el eco
que forma el movimiento
de una parvada de estorninos
Sobre qué suelos construye el opresor
las raíces de los suyos
sobre qué cuerpos
sobre qué alas coloridas esparcidas
en el pavimento que no produce granos
Liberen a las aves
a las presas políticas
que han revoloteado por la dignidad
de un pueblo que olvida