POR MARIANA GONZÁLEZ
La pandemia ha traído una restricción de las libertades colectivas, pero también de las individuales, que ha afectado el proceso creativo, confirmaron este viernes los escritores reunidos en la mesa “Esperar lo inesperado. La pandemia y los riesgos de la libertad”, como parte de la IV Bienal de Novela Mario Vargas Llosa.
El escritor venezolano Rodrigo Blanco Calderón dijo que la pandemia trajo una experiencia de vulnerabilidad y miedo colectivo, sólo comparable con las guerras mundiales que modificaron el panorama global, aunque éstas se desarrollaron en territorios específicos y no en todo el mundo.
La española Rosa Montero, finalista del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa que se entregará el próximo domingo en el Paraninfo Enrique Díaz de León, contó que el miedo y la incertidumbre por el aislamiento le impidieron leer durante varias semanas, pero logró corregir su libro La buena suerte, un ejercicio que la ayudó a sobrellevar esos meses.
La periodista y narradora Karina Sainz Borgo dijo que la pandemia ayudó a las personas a entender su relación con los otros, con ellos mismos, con el miedo y la capacidad de sobreponerse a la pérdida y a las adversidades.
Literatura y libertad
POR LAURA SEPÚLVEDA
La novela, al igual que la poesía, te transporta al sentir, al olfato, a la atmósfera del otro. Las artes, si son buenas, como la novela y literatura, y si están bien acompañadas son no sólo el último recurso de la libertad, sino el primer recurso de la libertad privada y de la vida comunitaria.
Esto lo expresó la poeta y narradora Carmen Boullosa al participar en la mesa “El papel de la literatura en la defensa de la libertad”, en la segunda mesa de hoy de la Bienal.
Expresó que vivimos parpadeando, y entre parpadeo y parpadeo necesitamos continuar leyendo novelas, poemas, teatro, y exigiendo que siga existiendo la figura del editor, de la librería; todo eso que guía al lector ávido de un mundo que pueda abrazar.
El escritor chileno Carlos Franz dijo que el papel de la literatura en la defensa de la libertad es una interrogante, además de que no toda la literatura se envuelve en esa defensa debido a que hay mucha mala literatura que no contribuye en nada a la libertad.
Señaló que la contribución a la libertad que puede hacer la literatura de ficción consiste, precisamente, en el ejercicio de la imaginación, en ese gesto gratuito de leer una historia que sabemos, de antemano, que no es verdad, y nos internamos en ese mundo, hacemos pacto de credulidad y eso nos libera de las limitaciones del mundo real.
Pedro Llosa, cuentista peruano, explicó que cuando piensa en el papel de la literatura en la defensa de la libertad imagina dos caminos: el tradicional, que es la libertad de expresión, sin cortapisas; y el aporte invisible que está en la construcción de cada individuo a través de lo que va construyendo como un ser libre, y en la visión de libertad desde la mirada del otro.
“La buena literatura es la que tiene esa otra visión de la libertad mirada desde el otro, que no se limita solamente a exigir que no me censuren».
La narradora española Olga Merino compartió que, como creadora, lectora y ser humano no puede pasar por la vida de puntillas, ya que quiere saber qué le pasa al otro y a la colectividad en que se mueve.
“En la buena novela siempre hay una reflexión sobre la condición humana y cómo preservar mi libertad frente a los demás, y viceversa”, indicó.