Logros y retos de la red Universitaria

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DIEGO PETERSEN FARAH*

No deja de ser paradójico que la única de las universidades estatales que no lleva el nombre del estado sino de la ciudad capital, la Universidad de Guadalajara, sea también la única que es realmente estatal. Hace un cuarto de siglo esto no era así; la universidad de Guadalajara estaba en el centro de la ciudad y tenía algunos espacios y reservas territoriales en Zapopan.

Dos decisiones en los años noventa transformaron radicalmente a la UdeG. La primera hacer una examen de admisión universal que diera certeza al método de selección y la segunda crear una red de universidades en todo el estado. El resultado de la primera decisión fue no sólo reducir drásticamente la admisión por compadrazgo y amiguismo, los famosos recomendados, sino sobre todo elevar el nivel de los estudiantes. La segunda fue la creación de la red que permitió expandir la oferta universitaria y llegar a los rincones del estado donde la educación media superior y superior era algo tan lejano que ni siquiera se contemplaba en el seno de las familias.

La Red, que hoy toca 109 de los 125 municipios de jalisco, provocó en apenas 25 años dos fenómenos que llaman la atención. El primero es que evitó el despoblamientos de los municipios y la concentración poblacional en la capital. A pesar el crecimiento de la mancha urbana de Guadalajara, en el censo de 2010 y en el conteo de población de 2015 Jalisco fue el único estado de la república que no cambió la proporción de población entre la ciudad capital y el resto de los municipios. Habrá que ver si los datos se confirman en el censo 2020, pero es claro que la Red Universitaria no sólo evitó el desplazamiento poblacional, sino que dinamizó las economías regionales que pudieron mantener sus jóvenes, muchos de ellos mejor preparados que se quedaron a aportar en su localidad.

El otro fenómeno más importante aún es que la red permitió cumplir con una de las funciones esenciales de la educación superior, que es convertirse en un motor de movilidad social. La descentralización le permitió a la Universidad de Guadalajara llegar a los deciles de población de más bajos ingresos que, de otra manera, por los costos de traslado y mudanza a la ciudad, no hubieran podido acceder a educación superior.

Dos grandes retos tienen la Red Universitaria para los próximos años: calidad y anclaje regional. Si bien la calidad es un reto para todos los centros universitarios, los temáticos y los regionales, lo es particularmente para los que están fuera de la zona metropolitana. Hay que asegurar que los centros regionales sean los mejores y llevar a esas zonas a los mejores maestros y a los mejores alumnos. Eso implica el diseño de políticas de apoyos diferenciados que a la larga no sólo beneficiarán a las regiones, sino que despresurizará a los centros de la zona metropolitana. Por el otro lado, si bien es cierto que los centros regionales han sido y son lo que son gracias a las comunidades que los han adoptado y apoyado, su reto en el futuro inmediato en convertirse en los centros de pensamiento para la solución de los problemas locales. Es ahí donde la universidad puede cumplir con el otro gran mandato, que es generar conocimiento para transformar la realidad, pero no la realidad en abstracto, sino las realidades concretas de mujeres y hombres jaliscienses.

*Periodista y columnista del diario El Informador.

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