Los códigos de la violencia

Investigador del CUCSH impartió una charla con estudiantes donde habló de la violencia como medio de obtención de objetivos, que sustituye a la comunicación y se utiliza para dirigir mensajes a la sociedad y a grupos específicos

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El dinero y el poder no son la única forma de obtener lo que alguien quiere; desgraciadamente también la violencia, que ha demolido el paradigma católico del pecado para sustituirlo por el “presentismo”, comentó David Coronado, investigador del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades, durante la conferencia  “La subjetividad violenta como el signo de los tiempos”, para estudiantes de la carrera de Sociología de este campus.

En la charla abordó además los conceptos de la violencia instrumental y la violencia expresiva. La primera, Violencia

CUCSH. Por ello la brutalidad de los crímenes.

“Los sujetos de la subjetividad violenta y los medios como el dinero y poder son complementarios. La violencia otorga a sujetos los medios para conocerse y autoproclamarse y para expresarse, en los mismos términos que el dinero o el poder», indicó Coronado.

«Estos tres medios de intercambio, el dinero, el poder y ahora la violencia, proporcionan vidas funcionales en un sistema altamente destructivo”.

Explicó que la violencia traspasa el límite de su utilización como simple mecanismo para obtener bienes materiales. Ahora media las relaciones sociales y se convierte en un código por sí misma y en un sustituto del lenguaje. Puede sustituir al poder y el dinero como forma de intercambio, y a veces los desplaza. La violencia se desprende de esas cadenas para convertirse en una cadena en sí misma.

“La violencia tiene su origen en la violencia misma, excluyendo cualquier elemento ético en su valoración. Hoy se ha radicalizado, no sólo otorga formas de expresar la vida, sino que es un proceso formador de subjetividades, es una relación que crea realidades, verdades y experiencias, carentes de reflexiones.

«Va unido a un proceso de secularización de la violencia donde todos tenemos acceso a ella. La violencia tiene una inmediatez, ajena a cualquier reflexión. Se expresa con designios propios de lo social, como excretadora de sujetos que quedan marginales y sin funcionalidad.

Señaló que, de acuerdo con el término subjetividad violenta acuñada por Jürgen Habermas, la violencia crea redes. Es decir, es similar a un mundo social análogo donde las desapariciones, o brutalidad en los crímenes, son mensajes emitidos por los asesinos

“Fue demolido el paradigma católico del pecado. Ahora es sustituido por un presentismo, en términos de una inmediatez social. El concepto de la violencia divina ha sido sustituida por  una secularización de la violencia justificada por el consumismo, para resolver cualquier problema o derrumbar cualquier obstáculo. En esta vida inmediata plagada de adrenalina, donde todo se alcanza a través de la violencia, el presentismo otorga condiciones para que la violencia sea medio de intercambio generalizado”.

Concluyó que la subjetividad violenta, para quienes la ejercen, nadifica sistemáticamente a grandes grupos sociales pero paradójicamente otorga medios de subsistencia, sin reflexión y sin empatía alguna.

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