Luchar contra el cáncer

686

“No me voy a morir”, fue lo primero que pensó Juana María Ramírez cuando se enteró de que tenía cáncer de endometrio. El deseo de vivir y luchar, los pensamientos positivos, la fe y el apoyo de su familia y amigos fueron clave en lo que llama “un milagro, porque de estar en un nivel en el que me podría morir en cualquier momento, sobreviví”.

Un milagro que logran cada vez más personas, a pesar de que el cáncer, en México y Jalisco, es la tercera causa de muerte. La asociación civil “Con ganas de vivir” estima que existen en el país un millón de sobrevivientes sólo de cáncer de mama, mientras que en Estados Unidos son 2.6 millones.

Más del 30 por ciento de las defunciones podrían evitarse modificando o evitando los principales factores de riesgo, como consumo de tabaco, obesidad, inactividad física, bebidas alcohólicas y contacto con la contaminación del aire. No obstante, cada año se detectan en el mundo 128 mil casos nuevos.

Actitud positiva
El cáncer de endometrio que tuvo Juana María se pasó a los ovarios y colon, y en abril de 2012 le extirparon un tumor de diez kilos. “Nunca tuve síntomas, me empecé a debilitar hasta no poder trabajar, aunque hubo mucho tiempo en el que me sentía muy mal pero no sabía de qué; creía que era depresión porque me quedé sin trabajo”, cuenta la periodista. Aún no logra entender cómo conservó las ganas de vivir: “Me repetía que el cáncer se iba a ir a pesar de que sabía lo grave que estaba. Los médicos me veían necia en que me iba a curar porque creían que no entendía lo que me pasaba”.

Antes de conocer su diagnóstico, Juana María estaba segura de que nunca podría enfrentar una noticia así: “Yo, antes de todo esto, pensaba que el día que me dijeran que tenía cáncer me iba a morir, sobre todo porque mi papá falleció de cáncer de pulmón y mi mamá de matriz. De cierta forma sabía que las posibilidades de que me diera eran enormes, pero nunca pensé que a los 44 años”.

Tener cáncer o vivir cualquier proceso inesperado trastorna la vida de todo ser humano, pero la capacidad de enfrentarlo es muy importante. Pasar de una actitud pasiva o deprimida, a una positiva y de lucha es posible cuando el paciente recibe apoyo de tipo psicológico. Los testimonios explican que las sensaciones que experimenta una persona al saber que tiene cáncer se resumen en un “ir y venir de emociones” que lleva a varias etapas: el shock, la negación y posteriormente una aparente aceptación, pero con cierta manipulación.

“Dentro de la misma enfermedad o situación colapsada se busca cierto tipo de ganancias o de culpa a sí mismo o a otra persona. Las personas saben que la enfermedad sigue avanzando, que su situación física se va colapsando, por lo que entran a una etapa de aceptación positiva. Luego viene una etapa de reestructuración de su funcionalidad y concepto de vida”, explica la jefa del Servicio de Trabajo Social del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde, María Guadalupe García Villagrán.

“Las etapas no siempre se presentan en ese orden, el paciente puede avanzar y luego sentir un retroceso”, de tal manera que “piensa que ya pasó la quimioterapia o alguna operación, que está mejorando, y de repente, de ir en una etapa de aceptación y reestructuración de su vida, puede regresar a una etapa de shock y aparece de nueva cuenta el sentimiento de culpa, de negación”.

En esta circunstancia se vuelve fundamental el apoyo que brindan los psicólogos así como las creencias espirituales y la actitud de la persona. “Cuando uno está enfermo surge un bloqueo. El paciente no alcanza a comprender a qué grado su vida se está transformando”, resalta la trabajadora social.

Después de la operación, para Juana María vinieron radioterapias y quimioterapias, problemas en sus riñones, corazón e infecciones. Hubo momentos críticos como al perder su cabello y la suavidad de su piel: “Fueron 26 días de vivir mareada, era horrible sólo parpadear. Sentía que no podía seguir. Me dolió perder mi cabello, pero ahora pienso que la piel se vuelve áspera porque necesitas una piel dura para aguantar todo esto”. Hasta hace unas semanas acudía a seguimiento médico una vez por mes; hoy en día tiene citas de control cada tres meses.

“Esta enfermedad es un albur. Todos estamos expuestos pero no sé qué hice en esta vida para que me cuidaran tanto. Dios me mandó algo muy feo que es el cáncer, pero la enfermedad me trajo amigos a mi vida y mucho apoyo”, dice sonriendo Juana María, quien acepta que vive con miedo de que el cáncer regrese. “Así como dije que me iba a salvar quiero pensar que no me va a volver; aunque tengo terror de que suceda, pienso que todos debemos estar atentos y cuidarnos”.

Sobrellevar la enfermedad
“Lo único que quieres escuchar es que no tienes nada”, relata Victoria Torres Lozano, sobreviviente de cáncer de mama. Sus primeros síntomas fueron el crecimiento y endurecimiento de los senos, así como la aparición de pequeñas bolitas de uno o dos centímetros que aumentaron de tamaño rápidamente.

Consultó a varios doctores “con la esperanza de que no tuviera nada, pensando ‘no me asusto, no pasa nada’ aunque sabía que tenía varios años sin autoexplorarme”.

Victoria sabe que la detección oportuna garantiza la supervivencia; por el contrario, no realizarse estudios conlleva la posibilidad de encontrar un tumor más grande y que el pronóstico de vida sea menor, pero “hoy tengo 43 años y puedo decir que soy una sobreviviente”.

En el marco de la celebración del Día Mundial contra el Cáncer este 4 de febrero, el Instituto Mexicano del Seguro Social difundió que la detección oportuna y el tratamiento adecuado aumentan la sobrevida en más de cinco años en la mayoría de los pacientes.

Esta enfermedad, en 2012 causó 8.2 millones de defunciones. En la mujer, el cáncer de mama y cervicouterino son los de mayor incidencia, mientras que en los hombres es el cáncer de próstata, pulmón y colon. Los niños la incidencia es de leucemias y osteosarcoma.

A pesar de esto, la Jefa del Servicio de Trabajo Social del Hospital Civil Dr. Juan I. Menchaca, María Teresa Rodríguez Gutiérrez, mencionó que existen condiciones para sobrellevar la enfermedad.

“Cada uno de nosotros somos una unidad psicosocial. Cuando se afecta el cuerpo o el aspecto orgánico conlleva condiciones a nivel espiritual, emocional y social. Hay características como la historia de vida y la actitud ante la vida que son fundamentales, a lado de los apoyos sociales, familiar, de la pareja, de amigos, del entorno laboral y de un equipo multidisciplinario de salud, lo cual es sustancial”.

Reiteró que el apoyo psicológico logra fortalecer la actitud y por lo tanto el apego a los tratamientos, aunque cada paciente percibe de forma diferente la enfermedad. De esta manera, se busca que dé un resignificado al proceso, es decir, dejar de ver la enfermedad como una desgracia, una maldición o un castigo divino.

“La actitud positiva de la gente verá un mensaje o enseñanza con la enfermedad. En los casos en los que una mujer debe perder un seno, a través del apoyo psicológico se trabaja en la aceptación de su nueva imagen. Otro ejemplo es que se trabaja en la pérdida de cabello con la intención de que el paciente le dé un nuevo significado a su vida”, mencionó García Villagrán.

Rodríguez Gutiérrez considera que aquella persona que no recibe un apoyo psicológico vive con más dolor. “Esta situación se vive incluso con la familia. Al saber ‘tu esposo tiene cáncer’, el familiar también entra en una etapa de negación, de duelo y de pérdida al tener que vivir un proceso inesperado”.

Artículo anteriorDictamen Definitivo del Programa de Estímulos Económicos a Estudiantes Sobresalientes 2015-2016
Artículo siguienteConvocatoria Programa de Estímulos al Desempeño Docente 2015-2016