¿Alguien recuerda el Baile en el molino de la Galette, de Renoir? Allí Pierre Auguste reunió a un sector de la sociedad francesa del siglo XIX y, sobre todo, a sus más íntimos amigos para inmortalizarlos. A ese cuadro me recuerda la novela 2012: El código secreto del Necronomicón (“una exploración a través del pasado mágico de Guadalajara”) que acaba de publicar la editorial tapatía Rémora —y se presentó en los días más recientes. Al igual que Pierre Auguste Renoir, el narrador Luis G. Abbadie (1968), sin regatear su sentido de la amistad, reúne a sus amigos y los instala como personajes a lo largo del texto. La novela logra ser un delineado sin igual, dotada de frescura y actualidad.
Abbadie no pertenece a los escritores “exquisitos”, sino que es un autor outsider que ama sus temas y los despliega sin jactancias: el terror, el esoterismo, la mitología y lo numinoso. Sus modelos narrativos son H.P. Lovecraft y Stephen King.
Ars narrativa
Usualmente tengo algunas prioridades al momento de escribir. Una de ellas es tomarme con plena seriedad el tema que estoy tratando, no importa lo extraño que sea, lo tomo con compromiso y seriedad. Por más absurdo que parezca lo que yo estoy escribiendo, no me parece justo actuar como si fuera una concesión el tocar los argumentos, incluso lo que a mí mismo pueda parecerme totalmente paradójico. Le otorgo, siempre, un lugar importante al concepto, a la historia, a la situación. Y, además, trato de desarrollar lo mejor posible a cada personaje dentro de los límites que tenga y pese a que sean pasajeros. Nunca me ha gustado que mis personajes parezca que nacieron y murieron en esa historia que escribo.
Guadalajara
íšnicamente he querido describir la ciudad como la he conocido. Me parece que hay muchas cosas a nuestro alrededor que algunas personas no ven. Y no entiendo por qué. Esta es una ciudad muy rica en situaciones, mitos, personajes y ambientes. Es difícil pensar en algo que no se pueda ya encontrar aquí: desde lo más extraordinario hasta lo más truculento. No encuentro a Guadalajara con una doble moral, como se dice, yo lo que encuentro es una diversidad y pluralidad tremenda. Hay riqueza y diversidad que no he visto en ninguna parte. Hay una vida mítica y mística, continuamente enriqueciéndose…
Visiones
Con Lovecraft me sucedió cuando lo conocí —en la adolescencia—, que de alguna manera su visión coincidía, de manera bastante agobiante, con la que yo tenía en ese momento. Esa visión ya la he abandonado; he cambiado yo mucho como para poder conservarla, sin embargo sigo identificándome, porque es un enfoque distinto el que tengo, no importa que sea la misma realidad y encuentro un gran valor en el sentido literario y espiritual con mi trabajo, al trabajar lo extraordinario, el terror y lo numinoso. De Stephen King siempre he estado impresionado, porque si bien no es el mejor escritor que conozco, sí es el más extraordinario en narraciones de lo que él conoce. Él pone un énfasis tremendo en la anécdota y al mismo tiempo crea los personajes más profundos y tridimensionales o polidimensionales, y eso es algo que me gustaría lograr algún día.