Luvina, revista literaria de la Universidad de Guadalajara que el año pasado cumplió veinticinco años de circular ininterrumpidamente, en esta edición 106 Conexiones Primavera 2022, pone sobre la mesa la problemática de las nuevas interconexiones argumentando que las redes sociales y el confinamiento por la pandemia han creado nuevas formas de comunicarse con las que todo se vuelve simultaneo, y por lo tanto, todo es el presente.
“Nada parece ser definitivo, y por ello se pierde el rumbo, el significado, se difumina el camino sin lograr crear la representación del propio espacio existencial”, se lee en la contraportada.
El pasado representa la percepción de experiencias que vivimos cada una de nosotras y nosotros y que permanece en la memoria. Para esta edición, Luvina puntualiza que esta sucesión de momentos para la memoria implica fusión y organización, es decir, conexiones. Conforme pasa el tiempo, el pasado se dilata en el presente, y es donde ocurre la unión de nosotras y nosotros mismos para proyectar nuestro futuro.
Pero, ¿qué ocurre con estas nuevas conexiones? Luvina trata de responder a las consecuencias y apreciaciones de esta pregunta en una serie de textos literarios que son parte de las tres secciones que ha estado presentando desde su edición 103: Contenido, Concurso Literario Luvina Joven, y Páramo.
El primero es de la escritora nacida en Portugal y ganadora del Gran Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances en 2020, Lidia Jorge. Miserere es el título de esta serie de cinco pequeños textos que cuentan el hambre del ser humano a lo largo de su vida y la lucha por satisfacerla. Esta hambre puede ser interpretada como la necesidad que tenemos por conseguir lo que estamos buscando, en el que Lidia Jorge menciona también el papel de Dios como espectador de dicha lucha del ser humano contra él mismo y otros:
“Señor, dime que entre ser comido y comer
en esta lucha de vida y muerte, se levanta, vestido de azul, coronado
de estrellas deslumbrantes, un sentido.”
Josu Landa, doctor en Filosofía por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, participa en la revista con su texto «Ansias, roces, punzadas, llagas: el esquema puercoespín», en el que hace una reflexión basándose en la parábola de un libro de Schopenhauer, el filósofo alemán que usa como ejemplo a estos animales para explicar la relación que tenemos los seres humanos entre nosotros:
“Un grupo de puercoespines se apiñaba en un frío día de invierno para evitar congelarse calentándose mutuamente. Sin embargo, pronto comenzaron a sentir unos las púas de otros, lo cual les hizo volver a alejarse…”.
En cuanto al arte que protagoniza la portada de Luvina, Sofía Echeverri, la artista invitada para esta edición, utiliza su lenguaje pictórico de figuras prehispánicas en blanco y negro, y sus figuras geométricas a color para crear una dialéctica entre la figuración —en blanco y negro— y la abstracción —en color—.
La egresada de la licenciatura en Artes Visuales por la UdeG, y especializada en técnicas antiguas y modernas de dibujo en el Musée du Louvre y en el Atellier d´art Chevreuse, exhibe catorce pinturas en la edición de la revista para expresar su interés por desplazamiento y la sustitución de las prácticas y estéticas de los pueblos originarios por las hegemónicas.
Y en la sección de Concurso Literario Luvina Joven podemos encontrar el cuento ganador de la categoría Luvinaria, «Nacimiento», de Luis Adrián Curiel Medina, estudiante de la Maestría en Estudios de Literatura Mexicana del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), quien relata el momento en el que el protagonista de su historia reconoce el nacimiento de un sentimiento por Néstor, su compañero de trabajo por el que se siente atraído.
En la última sección, Páramo, hay dieciséis textos entre los que se pueden encontrar poemas, críticas y reflexiones de distintos autores que enlazan sus ideas con las conexiones que hay actualmente entre todos luego de vivir un momento histórico como lo fue la pandemia por el Covid-19.