En su reciente número Luvina publica una serie de textos que abordan —desde la literatura— el lenguaje musical, más inefable y volátil que el literario. A continuación transcribimos un fragmento del libro inédito Postales Sonoras, del escritor y profesor de literatura colombiano, Pablo Montoya, premio Internacional de novela Premio Rómulo Gallegos en 2017.
Esta colaboración, titulada «Liszt: el músico del porvenir», presenta una biografía sobre el compositor, pianista, director y profesor húngaro del período romántico. Con una obra diversa que abarca más de seis décadas, se le considera uno de los compositores más prolíficos e influyentes de su época.
«París, hacia 1830, se erigía como el centro cultural de Europa y desde allí habría de iniciarse una radical transformación de los gustos artísticos que marcarán el horizonte del siglo XIX. Liszt, junto a Berlioz y Chopin, en el plano de la música, se encargará de llevarla hasta extremos insospechados. Tanto es así que serán necesarias varias generaciones de compositores y musicólogos para comprenderlos del todo. De hecho, fueron Bartók y sus contemporáneos quienes sopesaron verdaderamente los aportes de Liszt, opacados por la excesiva luz de Wagner. Pero por ahora el pianista es un joven apasionado que sigue los acontecimientos de julio de 1830. La primera fotografía de Liszt data de esos días. Es una imagen que refleja con nitidez ese carácter de la elegancia romántica en que morbidez y ensimismamiento, volcanismo contenido y anatomía seca, se confunden. Ignoro quién es el autor de la imagen, pero corresponde al periodo en que el músico inicia la vida trashumante del virtuoso. Es también el periodo en que Liszt ha entendido que la música sin la literatura es como una estatua sin pedestal, como las olas de un lago desprovistas del viento que las mueve. Sucedida la primera crisis amorosa, hacia 1828, Lizst se refugió en la religión —siempre será un católico con ideas irreverentes— y en la literatura. Va a la iglesia todos los días y el resto del tiempo se introduce en los grandes autores de antes y después. Lee a Homero, a Dante, a Shakespeare, a Goethe, a Chateaubriand, a Victor Hugo. Con estas lecturas no faltará mucho tiempo para que irrumpa en el panorama de la música con una invención que es completamente suya: el poema sinfónico».
El texto completo puede consultarse en el siguiente enlace: https://luvina.com.mx/liszt-el-musico-del-porvenir-pablo-montoya/
Otros colaboradores correspondiente a la edición Primavera 2025 son Jorge Esquinca, Berta García Faet, Jis, Carmen Leñero, Juan Fernando Covarrubias, Ralitsa Dimitovas y más.
En la sección arte participa Tania Candiani con una serie fotografías enmarcadas con el título El gran puente de los sonidos.