Egresado de la UdeG fue reconocido por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UINC), por su trabajo de excelencia en la educación y comunicación.
Biólogo de profesión, egresado del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias, especialista en conservación de la naturaleza, divulgador científico, fotógrafo y amante de la naturaleza, Manfred Meiners se convirtió en el primer mexicano en obtener un reconocimiento de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UINC), una organización creada en 1948 y considerada la red ambiental más grande y diversa del mundo.
Meiners fue reconocido “por su trabajo de excelencia en la educación y comunicación en la zona de Norteamérica y el Caribe” en el campo de la fotografía y video, un área que le apasiona tanto o más que los animales y áreas naturales que han estado frente a su lente.
En 2013 recibió el Premio al Mérito Ecológico, en la categoría de comunicación ambiental, por la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales. Ha trabajado en organizaciones como el Colectivo ecologista de Jalisco y Xalisco Biodiverso; es editor en proyectos como Albora, una plataforma digital especializada en temas de naturaleza, género y pueblos indígenas, colaborador de la revista National Geographic, y además trabaja en conjunto con el Museo de Ciencias Ambientales de la UdeG en el área de biodiversidad en Jalisco.
¿Por qué te interesó dedicarte a la Biología desde la fotografía?
Desde que estudiaba Biología me interesaba mucho la naturaleza, pero también, además de tomar datos, me gustó mucho tomar fotos, ya que vi que había un potencial para generar un impacto positivo para que la gente conociera y pudiera valorar lo que tenemos. Una de las iniciativas que impulsé con otros colegas fue Xalisco Biodiverso, una exposición itinerante donde mostramos la riqueza de Jalisco mediante fotografías y grabaciones de paisajes sonoros. En este tema trabajo he sido el puente en cuestión de ciencia, comunicación y educación por varios años, particularmente llevo diez años siendo miembro de la comisión de educación y comunicación de la UICN, la organización más grande a nivel mundial.
Hay retos difíciles, pero también es muy esperanzador que se alineen estrategias hacia la sustentabilidad y la conservación; vamos muy lentos y tenemos que acelerar el paso
¿Cómo te iniciaste en la divulgación científica?
Es algo que se dio de manera natural, debo de admitir que además de la Biología también me llamó mucho la atención la licenciatura en ciencias de la comunicación, y en las prácticas de campo de repente era el que tomaba las fotos y hacia el reporte gráfico, con fotografía fija y vi que es una herramienta muy útil. Tuve la oportunidad de trabajar también para el Fondo Mexicano para la Conservación de la Naturaleza y, al ir a supervisar los proyectos, también documentaba con foto y video los avances, y al regresar veía que primeramente mis familiares y amigos se entusiasmaban mucho por conocer la riqueza natural, se sorprendían de las aves que me tocó fotografiar y documentar, y lo empecé a usar como una herramienta y empecé a colaborar en revistas como National Geographic para que se difundieran los trabajos. He tenido la fortuna de ser coautor de artículos de divulgación, de dirigir documentales de naturaleza y tratar de ser el puente entre la ciencia y la sociedad.
¿Qué tan complicado es hacer divulgación de la ciencia?
En ocasiones los estudios científicos se quedan en revistas especializadas que muy poca gente lee y creo que es importante que lo conozca la sociedad en general, o los tomadores de decisiones, o la gente que puede tener incidencia en el territorio y en las otras formas de vida. Cuando consultaba a los científicos me decían que debía tener rigor en los datos, presentar la información con la mayor veracidad y ser lo más específico y preciso con los datos que tenga a la mano, por otro lado los editores me decían que el artículo tenía que ser interesante tanto para tu abuelita como para tu sobrino de secundaria, tienes que manejar un lenguaje que pueda conectar con la gente y que pueda entender. Ese reto me gustó tomarlo y es una combinación de creatividad y usar términos comunes sin perder el rigor científico.
¿Qué tan importante es este tipo de trabajo ante el desastre ambiental en el que se encuentra el mundo?
Estamos en una era en la que el impacto de la especie humana está trayendo cambios, pero por otro lado tenemos un desarrollo tecnológico y conocimiento para poder cambiar esta tendencia. Vemos que hay muchísimas especies en peligro de extinción, ecosistemas enteros están desapareciendo o degradándose, los modelos climáticos no son nada halagüeños. Me parece que ha sido un papel importante el que desde la ciencia podamos tocar puertas con los tomadores de decisiones, es algo que la UICN promueve y lo que yo como miembro he tratado de hacer. Hay retos difíciles, pero también es muy esperanzador que se alineen estrategias hacia la sustentabilidad y la conservación; vamos muy lentos y tenemos que acelerar el paso.