Tras superar obstáculos como la discriminación de género, María Elena González González es la primera egresada de la especialidad en Neurocirugía del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) de la UdeG.
Ella realizó la especialidad en el Antiguo Hospital Civil Fray Antonio Alcalde de la que egresó en 2001, y donde adquirió los conocimientos y la práctica que hoy desempeña en la misma institución.
“Tuve la fortuna de ser la primera mujer egresada de esa institución con la especialidad médica de neurocirugía. Antes, ninguna mujer se había formado como neurocirujana”, contó.
Para González González la discriminación comenzó siendo aspirante a la especialidad. “Cuando llega una mujer a solicitar el ingreso a una especialidad en la que de manera tradicional sólo había hombres, la primera afirmación es ‘Una mujer no puede ser neurocirujana’. Ese fue el primer reto que sacamos adelante”, dijo.
Ya como alumna enfrentó la discriminación del personal médico, de compañeros de especialidad y de los mismos pacientes.
“Estos últimos preguntaban, ‘¿Dónde está el doctor, o a qué hora llega el doctor?’. O comentaban, ‘Usted es mujer, usted no puede ser doctora y, mucho menos, una mujer será capaz de hacer una cirugía del cerebro”.
González González superó las adversidades gracias a una red de apoyo de amigos y familiares, y mantuvo el enfoque para conseguir su sueño.
“Tuve el objetivo claro y decidí ser neurocirujana. No hay obstáculo chiquito para lograrlo, aunque pude mirar al frente y decir ‘quiero lograr mi objetivo y seguir adelante’; luego quedó trabajar y trabajar”, relató la neurocirujana.
A las nuevas generaciones de médicos les recomienda seguir adelante y luchar contra los obstáculos. “Tenemos que seguir con este trabajo, demostrar que la neurocirugía no es cosa de género, porque la cirugía es capacidad, es destreza, es arte, es ciencia y es pasión: lucha, trabaja y haz lo que tengas que hacer para conseguir tu objetivo”.
Orgullo de ser enfermera
Para la enfermera Silvia Morales Nila, quien labora en el Antiguo Hospital Civil Fray Antonio Alcalde desde hace 28 años, “ser enfermera es un placer y un orgullo”.
Ella considera su trabajo un estilo de vida que conjuga con el tiempo que dedica a su familia y el servicio a su comunidad.
“Yo no dejo de ser enfermera en el momento en que me voy a mi casa. Ahí me transformo en ama de casa, esposa, madre y hermana, y también como vecina al ayudar a las personas que requieren de mi cuidado de enfermería con alguna inyección o vigilar a un paciente”.
Dedicada a una actividad asociada a las mujeres –aunque ya hay muchos hombres enfermeros–, ella se enfrentó a la discriminación de los pacientes, quienes no querían la atención médica de una profesional de 18 años.
“En el momento en que me dirigía con los pacientes me preguntaban mi edad, me decían que era muy joven y pedían a una enfermera de más experiencia para que los atendiera”, confesó.
Para Morales Nila la atención profesional a sus pacientes rompió la resistencia de los más desconfiados. Y a 28 años de distancia, considera que las mujeres deben de demostrar sus competencias y habilidades para conseguir posiciones directivas en las áreas de salud de cualquier sistema en el país, puestos de los que hay pocos debido a la desigualdad de género.
“Falta que se rompa el paradigma del machismo por el cual todavía las mujeres no podemos ocupar ciertos puestos de organización y estructura importantes dentro del país o en el plano internacional”, dijo
Morales Nila considera la mentalidad machista como el factor por el cual las mujeres no ascienden a los cargos más importantes, pese a los avances tecnológicos y científicos.
“Todavía vivimos en una etapa donde el machismo no permite que las mujeres lleguemos a esos puestos, porque ‘se sabe’ que son puestos para los hombres. Hoy en día esos cargos los pueden ocupar las mujeres”.