Una de las líneas del trabajo de la doctora Lilia V. Oliver Sánchez es la relación que existe entre la mezcla de castas en la región de Autlán de la Grana (Autlán de Navarro) y la influencia de los negros africanos que venían con los españoles en calidad de esclavos, dentro de ciertas expresiones de la cultura popular mexicana, en la que existen manifestaciones referentes, como el “Son de la negra”.
La investigación de Oliver Sánchez se fundamenta en documentos que datan de 1689 y de 1770, resguardados en el Archivo Histórico del Arzobispado de Guadalajara, ya que en la época colonial la propia Iglesia ordenaba levantar una especie de censos poblacionales, conocidos en aquellos tiempos como “lista de comulgantes”, que ahora se convierten en un acervo histórico de máxima importancia y que da cuenta de las formas de vida en la época.
Desde 1989 la historiadora del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) comenzó con su trabajo sobre el municipio de la Costa Sur de Jalisco, el que le permitió constatar información sobre los asentamientos prehispánicos, la economía que manejaban y ciertas características de la región durante la época de la Colonia. Por tal motivo, el seguimiento de la investigación la llevó a presentar un trabajo en el que analiza los rasgos de la población y el mestizaje habido en el poblado entre los siglos XVII y XVIII.
Al respecto, Lilia Oliver comentó que su trabajo atiende no sólo histórica y antropológicamente el desarrollo de la zona, sino que muestra con datos las limitaciones de ciertos trabajos de investigación que tienen poca (o nula) documentación sobre la sangre africana en el occidente de México.
“El objetivo general de este trabajo es mostrar estadísticamente la existencia de población en el valle de Autlán, al igual que otras partes del horizonte mexicano con sangre africana, desde una perspectiva histórica que no intente silenciar o borrar el rostro pluriétnico de la sociedad mexicana, con sus raíces indias, españolas y africanas”.
El libro titulado Autlán de la Grana, población y mestizaje, fue publicado por el sello editorial del Centro Universitario de los Lagos (CULagos) y gestionado a través de la División de Estudios de la Cultura Regional.
La publicación se divide en ocho partes, que analizan diversas etapas del desarrollo histórico y en las que la autora da un seguimiento de los usos y costumbres de la región, marcados por las mezclas de las tradiciones entre españoles, esclavos africanos, indios. Muestra, de esta forma, una porción del desarrollo de las poblaciones occidentales y su castizaje, materia de la cual se originaron tradiciones propias del estado y de reconocimiento nacional. También analiza el Autlán prehispánico, la evangelización y la economía.
En la introducción al volumen, la investigadora de la UdeG sustenta la importancia del trabajo: “Faltan estudios sobre el papel que jugaron estos grupos de la población (los negros) en la sociedad novohispana y decimonónica. Carlos Basauri, otro estudioso del tema, ha mostrado la influencia de la población de origen africano en el ámbito de la música y que la llamada ‘hipersexualidad’ y ‘erotismo’ de estos grupos de población marcaron las formas tanto europeas como cristianas del baile, ‘dando como resultado manifestaciones propiamente afromexicanas, como el fandango, la bamba y el huapango’”.