Nuestro país entra al nuevo T-MEC (Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá) sin condiciones para competir en innovación y tecnología en cadenas de valor que van a paso acelerado, como por ejemplo el de los automóviles eléctricos, y con fuertes medidas proteccionistas en los tres países.
Así lo comentaron los participantes del webinar “El T-MEC y el futuro de la economía”, con el que inició la serie de webinars organizados por la Universidad de Guadalajara y Jalisco a Futuro y que serán transmitidos, todos los viernes a las 11:00 horas, por las redes sociales de esta Casa de Estudio, Radio UdeG y Canal 44.
Raúl Padilla López, en su papel de Coordinador General del proyecto Jalisco a Futuro, del Centro de Estudios Estratégicos para el Desarrollo (CEED), explicó que el T-MEC es un tema que se debe de analizar, sobre todo, en la dimensión del impacto que pudieran tener los salarios de los académicos.
El Vicerrector Ejecutivo de la UdeG, Héctor Raúl Solís Gadea, recordó que Jalisco a Futuro ha desarrollado tres grandes estudios, el primero en 1999, luego en 2012 y recientemente en 2019.
El Director editorial del diario El Economista, Luis Miguel González, señaló que se debe moderar el optimismo por el T-MEC, pues tendrá que pelear contra tentaciones proteccionistas.
En este sentido, auguró que los grandes ganadores serán los abogados, y adelantó vertientes de litigio como lo laboral (ya que el tratado incluye mejoras laborales en las cadenas de valor) y lo energético, pues el gobierno federal ha tenido tensiones con empresas que pretenden invertir en ese sector.
Además, se arranca el T-MEC sin una política industrial nacional que apenas destina recursos por 500 millones de dólares, mientras que Estados Unidos y Canadá invierten billones de dólares para apuntalar sus sectores tecnológico, energético y manufacturero.
“El gran protagonista del sector automotriz son las autopartes, que significan 100 mil millones de dólares de exportaciones anuales; se exportan más autopartes que coches. Sin embargo, la competencia en los próximos años será quién tendrá la capacidad para atraer inversiones en autos eléctricos, autos no tripulados por personas, y lo cierto es que hasta hora México en ese mapa no figura”, subrayó González. Incluso, “Tesla, que es el nuevo gran protagonista, no tiene planes importantes para México”, advirtió.
El Coordinador del doctorado en Estudios Económicos del CUCEA, Antonio Ruiz Porras, admitió que nuestro país no arranca bajo las mejores condiciones el T-MEC, tampoco entramos en las mejores condiciones en el TLCAN, hace 25 años. Sin embargo, el sector automotriz es el que está mejor preparado para la entrada en vigor, dijo.
“En buena parte, la industria automotriz fue la única que realmente se preparó ante los cambios que indicaba el T-MEC, lo que es importante. Desde antes del tratado ya habían empezado a cambiar sus esquemas de planeación y administración, a fin de adaptarse a la nueva realidad. Más de 90 por ciento de la industria automotriz en el país ya está adaptada al T-MEC. Cuando hablamos de la falta de planeación nos referimos a la planeación pública, no necesariamente a la planeación privada”, resaltó Ruiz Porras.
El Coordinador de la licenciatura en Economía del CUCEA, Moisés Alarcón Osuna, consideró que con este tratado se busca restarle fuerza al crecimiento de China, que introducía mercancías a Estados Unidos, o a los bienes intermedios a México. Agregó que no todo se trata de coches.
“Las industrias de alta tecnología son las que más atraen al público en general, pero la industria se conforma de mucho más que sólo la industria automotriz, pues están las autopartes, la minería, la transmisión de energía eléctrica, industrias textiles, etcétera. Por ejemplo, lo que más exporta Jalisco es la fabricación de equipo de transporte y de comunicación, que consistieron 56 por ciento de las exportaciones”, advirtió.
La Directora de Actus Consultoría y Estrategias, SC, Paola Velázquez, explicó que, efectivamente, muchas empresas que no pertenecen al ramo automotriz no están preparadas para integrarse a la cadena productiva en temas tecnológicos o para desarrollar innovación.
“Si bien es cierto que parte del tratado otorga ventaja a Estados Unidos, país que mayor cantidad de patentes genera, México va más a la maquila. Así que será un punto relevante que, a nivel de política pública, se establezcan y se incentiven programas en términos de desarrollar la capacidad innovativa en las empresas. En Jalisco, el Consejo de Ciencia y Tecnología ha hecho un gran esfuerzo para implementar programas de renovación tecnológica. Pero en otros estados no es así, y está muy limitada, así que pone en desventaja al país porque no todos los estados tienen capacidad de innovación”, subrayó Velázquez.
El titular de la Coordinación General Académica y de Innovación de la UdeG, Carlos Iván Moreno Arellano, concluyó que una de las críticas al TLCAN es que no incluía ninguna consideración sobre el tema educativo, ni en movilidad y compartir prácticas. “Esto en el T-MEC me parece que sigue igual”, subrayó.
Destacó que se habla de la zona norte del conocimiento y de poder integrar también innovación y transferencia tecnológica, pero no ha podido permear en las reglas formales del T-MEC.
A nivel nacional, el 50 por ciento de la matrícula se concentra en diez programas educativos, y la ingeniería industrial tiene los últimos lugares, subrayó.
Moreno Arellano dijo que las universidades ofertan programas nuevos, sin embargo, todos los esquemas de orientación profesional y vocacional nos han fallado. “Es importante la generación de nuevos programas, más flexibles, que apunten a pensar a futuro”, finalizó.