La historia y la ficción tienen una sazonada hermandad, pues ya la antigí¼edad nos entregó libros que abrieron caminos para este método de narrarla, como lo hizo Herodoto. En la actualidad esta manera de contar hechos irrefutables es un procedimiento que ofrece la oportunidad de hacer más ameno el relato de acontecimientos, logrando capturar a un mayor número de posibles lectores.
El doctor Jean Meyer, dentro del marco de la Cátedra Julio Cortázar, de la Universidad de Guadalajara, brinda la oportunidad de reflexionar sobre el tópico de “Historia y ficción”. El académico mexicano de origen francés, se ha especializado en el estudio de la historia de nuestro país, y en no pocas ocasiones ha logrado ensayos deslumbrantes que han levantado polvareda debido a los temas tocados.
El historiador se ha especializado en temas sobre hechos que enmarcan el trato entre Iglesia y Estado, y tiene, además, una trilogía de cuadernos intitulados La cristiada, por los cuales ha sido valorado y al mismo tiempo vilipendiado por ciertos investigadores —sobre todo de Jalisco—, incapaces de perdonar que “un francés” haya sido quien diera comienzo a la búsqueda de testimonios de los protagonistas de la lucha librada entre 1926 y 1929.
Este espinoso tema fue abierto e internacionalizado de nueva cuenta por Meyer, y todavía hace mella, pues puso en relieve el papel de la Iglesia en relación al Estado mexicano y abrió las venas para que la sangre, hirviente y roja, volviera a derramarse, pero ahora entre las hojas de los libros y ante los ojos de un público mayúsculo, que había ignorado, por cierto, mucho de lo que se narra en ese trío de documentos publicados por la editorial Siglo XXI.
Pese a las críticas, los libros de Meyer lograron que muchos historiadores recordaran que también la historia oral tiene sentido y validez. Recordemos que uno de los libros más vendidos en nuestro país fue La noche de Tlatelolco, de Elena Poniatowska, documento fiel de una realidad…
El historiador francés desde hace varios años vive en México, país donde ha encontrado no solamente a su segunda nación, sino el campo propicio para su trabajo, pues ha publicado, además de La cristiada, Historia de la Revolución mexicana 1924-1929 (tomos X y XI), La vitivinicultura en México, Historia de Nayarit, El conflicto entre la Iglesia y el Estado, El coraje cristero y Tierra de cristeros.
Actualmente circula en las librerías —y entre las manos y los ojos de los lectores— su más reciente libro, que quizá no tarde en volver a encender el fuego nunca dormido de los jerarcas de la Iglesia católica. El celibato sacerdotal. Su historia en la Iglesia Católica (Tusquets, 2009), con toda seguridad incomodará a algunos, porque es un tema tabú que durante muchos años ha polarizado opiniones entre la sociedad cuando se ha pretendido discutir.
La tentación de narrar
El tema a tratar por Jean Meyer en la cátedra es ampliamente conocido por los lectores que gozan de las obras histórico-literarias y que algunas han sido escritas por Gabriel García Márquez, Carlos Fuentes o Mario Vargas Llosa (entre una cantidad enorme de prosistas, tanto de México como del resto del continente latinoamericano).
Se podría decir que es una especie de tradición entre los escritores de esta parte del mundo, abordar temas de cada región de América y, aderezar la literatura y la propia historia con espléndidas leyendas, que siempre son y serán parte de los hechos reales de nuestra historia y cosmogonía social.
Meyer, como también los asistentes a su cátedra y curso “Historia y ficción”, obtendrán un real y verdadero beneficio, pues refresca el encuentro de investigadores y (posiblemente) creadores literarios que han tenido la tentación de narrar un hecho de nuestra historia regional, tendrá su bono.
Ya es hora que nuestra vida nacional sea puesta en escena nuevamente en textos que a la par de informar con datos precisos, se agreguen a una excelente narrativa de imaginación para provocar la deliciosa discusión entre los diletantes, sin olvidar las exigencias de los estudiosos.
Jean Meyer nació en 1942, en Niza (Francia). Se doctoró en historia contemporánea de la Universidad de París, con la tesis “Cristiade. Societé et idéologie dans le Mexique contemporain”. Durante varias décadas ha sido profesor investigador en El Colegio de México y en el Centro Nacional de la Investigación Científica. También fue director del Centro de Estudios Mexicanos y Centroamericanos. En 2000 ingresó como investigador emérito del Sistema Nacional de Investigadores.