Mitos del Cosmos, relatos que nos acercaron a la ciencia
Como parte de FIL Ciencia, el físico José Franco y el novelista Pepe Gordon discutieron relatos de antiguas civilizaciones y sus aportaciones a la ciencia
Como parte de FIL Ciencia, el físico José Franco y el novelista Pepe Gordon discutieron relatos de antiguas civilizaciones y sus aportaciones a la ciencia
Desde el inicio de nuestra historia, el cielo y las estrellas llamaron la atención de antiguas sociedades que encontraron distintos significados a los astros, quizás sin saber que esas creencias se aproximaban extrañamente a lo que nos ha enseñado la ciencia en estos días.
Navegando entre las historias de viejas civilizaciones, el novelista Pepe Gordon y el físico José Franco se adentraron a discutir distintas visiones en la charla “La construcción del Cosmos, mitos y realidades”, en FIL Ciencia.
“Resulta que aunque estemos entre techos, las estrellas siempre están ahí, invitándonos a explorarlas, a tratar de investigar de qué se trata este Cosmos o cómo se construye tan extrañamente”, mencionó Gordon.
Admirar las estrellas es algo que siempre deja perpleja a la humanidad y entre teorías, mitos e hipótesis la ciencia converge y cruza esas ficciones para aterrizar en la realidad, añadió.
Como parte de esta charla en la FIL 2022, el científico José Franco aportó su visión al diálogo como físico, advirtiendo que aunque la historia, la antropología o las humanidades no son su especialidad, se ha sentido fascinado al descubrir cómo hemos construido una idea del Cosmos.
“El cielo siempre ha sido un seductor para la humanidad, y desde los inicios mismos de la civilización, o desde antes con los homínidos, el cielo ha sido un punto de atracción, los ciclos cósmicos aparecen en todas y cada una de las culturas del mundo”, aseveró.
Esta necesidad por entender a las estrellas se ha manifestado a través de calendarios, códices, rituales, leyendas, deidades, y en tradiciones de los pueblos del mundo.
Para el físico este encanto por conocer las estrellas se puede observar en la arquitectura antigua, con ejemplos como las pirámides de Chichén Itzá, que no sólo es una joya arquitectónica, sino un preciso instrumento para conocer los equinoccios.
Al conocer estos eventos, entre las civilizaciones se abrió la posibilidad para aprender sobre los ciclos astronómicos, llevando a la humanidad a observar el movimientos de los astros, dando un significado distinto en cada parte del mundo.
“Han sido el aliento con el que se han creado leyendas, y estas leyendas de la creación finalmente han devenido regiones y cada región ha construido una serie de ideas que no sólo se quedan en mitos”, puntualizó.
El investigador destacó que las civilizaciones de hace miles de años no sólo sentaron las bases para tratar de entender nuestros orígenes, sino que trazaron la ruta para empezar a desarrollar conocimiento.
“Esta parte de mitos y leyendas se convierte con el paso del tiempo en la construcción del conocimiento que luego llamamos ciencia”, subrayó Franco.
Una de las primeras culturas que trató de explicar el origen de su creación fue la de Mesopotamia, explicó Franco. Luego, con las migraciones y el crecimiento de la población, surgieron ideas similares en regiones como India, China, Grecia, y Egipto, entre otras.
Franco relató que gracias a la escritura cuneiforme, en Mesopotamia se encontraron tablillas que documentaban la visión que los babilonios tenían sobre la creación, con una deidad que batallaba con otra para dar paso a la creación.
Pero también fueron halladas otras tablillas que registraban eventos astronómicos, meteorológicos, e incluso terremotos. Sin embargo, esta información no se utilizaba con fines científicos, sino como una forma de adivinación a la que recurrían los gobernantes.
“Estos sistemas de adivinación representaron el primer acervo de información sobre qué eventos había en el Cosmos y no solamente afuera de la Tierra, sino dentro de la Tierra y con esto se pudo construir la astronomía babilónica”, resaltó el científico.