“La pobreza energética es la falta de acceso a servicios energéticos básicos como electricidad y combustibles que brinden una mejor calidad de vida. En Jalisco los pueblos indígenas continúan cocinando en fogones de tres piedras por escasez de recursos energéticos, lo que hace que las mujeres y los niños sean más propensos a enfermedades crónicas que pueden ser evitables”, declaró la integrante de la Unidad de Apoyo a Comunidades Indígenas (UACI) de la UdeG, Gabriela Juárez Piña.
Dijo que el último informe del Instituto de Información Estadística y Geografía de Jalisco (IIEG) 2020, expone que en Jalisco hay más de 60 mil hogares que utilizan carbón o leña para cocinar en zonas suburbanas, así como en territorio indígena, sin posibilidades de transición energéticas, recursos digitales y un limitado acceso a la información.
Esto, señaló el Director del Instituto de Energías Renovables (IER), del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), Alberto Coronado Mendoza, afecta las probabilidades de mejora de vida, así como de lograr una alimentación y economía sustentable. Es importante, por ello, que la academia se acerque a comunidades indígenas, se reconozca la problemática de cada espacio y se trabaje de la mano con el gobierno para legislar de manera que todas las personas tengan servicios básicos energéticos, de salud y alimentación.
“Hay una estrecha vinculación entre el consumo de energía per cápita anual y el Índice de Desarrollo Humano; países con mayor desarrollo tienen un consumo energético más alto, lo que representa confort frente a cuestiones climáticas, cocción de alimentos, integración de comunidad y desarrollo económico. Gran parte de la población en México acusa pobreza energética, la cual se mide a partir de si se tiene o no el recurso y la cantidad de dinero destinada a los diversos métodos de energía”, añadió Coronado Mendoza.
La investigadora del CUTonalá, Mónica Patricia Camas Náfate, explicó que para revertir la escasez es necesario encontrar la autonomía y sustentabilidad energéticas de los pueblos, pero, al mismo tiempo, la autonomía económica, a fin de que puedan tener un mejor desarrollo social y utilizar sus recursos cercanos en favor de un crecimiento comunitario.
“Las ecotecnologías permiten a las comunidades gestionar y generar su propia energía de manera sostenible; de este modo se reduce la dependencia de proveedores externos. También, al lograr incorporar energías sostenibles, se logra mejorar la economía creando oportunidades que mejoran el impacto social y la calidad de vida” compartió.
Camas Náfate y Coronado Mendoza explicaron que el CUTonalá ha desarrollado diversos talleres y diagnósticos en comunidades de El Colli y Lomas del Centinela, donde han adaptado el uso de cocinas solares y deshidratadores a la vida social y económica de sus habitantes. El resultado es una mejora en la calidad de vida y un interés por hacer uso de estos recursos para incrementar su economía y buscar obtener mayores recursos, lo que a largo plazo se podría interpretar en una mejora de las condiciones sociales.
Los investigadores seguirán realizando diagnósticos, así como acercando sus proyectos de ecotecnologías a las comunidades indígenas del Área Metropolitana de Guadalajara, mientras buscan colaboración con el gobierno para impulsar mejoras a un corto plazo.