Con sus manos levantaron un monumento, uno vivo. Palas y picos fueron perforando la tierra hasta crear un refugio para que las raíces de una Magnolia pugana crezcan libremente.
Este martes por la mañana, un grupo de académicas, científicas, artistas y promotoras de las ciencias se reunió en el Jardín Educativo del Museo de Ciencias Ambientales (MCA) para plantar el “Árbol conmemorativo 8M” y recordar a las promotoras de las ciencias en Jalisco.
Dicho primer ejemplar está dedicado a la memoria de Luz María Villarreal de Puga (1913-2013), impulsora de las ciencias ambientales en el Occidente de México, profesora del Instituto de Botánica de la Universidad de Guadalajara (UdeG) y condecorada con el doctorado Honoris causa por esta Casa de Estudio.
“Aprovechamos esto para honrar la lucha de científicas y de todas aquellas mujeres en favor del medio ambiente y la biodiversidad. Por medio de este acto simbólico, con un monumento orgánico, les agradecemos”, enunció Martha Patricia Lara Alcalá, bióloga egresada del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA).
La planta Magnolia pugana suma al homenaje de la Maestra Puga, debido a que el descubridor de dicha especie la dedicó a ella, además de que el 8 de marzo es el aniversario del natalicio de esta científica originaria de la Ciudad de México.
Las presentes en la plantación también recordaron que este homenaje busca recordar a las activistas ambientales y periodistas que han sido violentadas en México en la defensa de los recursos naturales.
Hubo un minuto de silencio para ellas, en especial por el fallecimiento de la bióloga y activista Cecilia Martínez Tovar, quien dedicó más de tres décadas a la preservación de las tortugas marinas en Chalacatepec, en Tomatlán, Jalisco.
“Estamos aquí para crear una poderosa red de mujeres de distintas áreas de la ciencia. Tenemos la certeza de que la diversidad nos enriquece y nos hace más fuerte”, añadió.
“Las mujeres debemos de cavar la tierra para poner árboles y flores, no para buscar a nuestras víctimas o asesinadas. ¡Nunca más, nunca más!”, dijo con voz fuerte una de las participantes, mientras con pico y pala las mujeres escavaban el pozo.
Tras un chusco inconveniente ocasionado por la ruptura de una tubería de agua en el lugar, las promotoras de las ciencias y el medio ambiente resolvieron la plantación de la magnolia, que en momentos pareció un desafío y que culminó en la creación de su monumento vivo.
Tras el logro, por unos minutos se presentó la banda de música de dream pop tapatía Babas Tutsipop, cuyas integrantes presentaron un picnic acústico y declamaron poemas feministas.
Participan en la creación de la pieza Sangre de mi sangre
Para finalizar la jornada de actividades, ya detrás del Ágora Jenkins del Centro Cultural Universitario (CCU), las científicas participaron con la Colectiva Hilos en la creación de la pieza Sangre de mi sangre: un tejido colectivo que va sumando manos de todas y todos y que remite a la sangre derramada por feminicidios, homicidios y desapariciones.
“Esta violencia va creciendo en diferentes estados del país y nosotras estamos cansadas de que maten gente o la desaparezcan. Nos llena de impotencia y creemos que el arte ayuda a visibilizar esto y hacerlo de forma colectiva lo vuelve increíble”, comentó Claudia Rodríguez, de Colectiva Hilos.
Las mujeres, con sus manos, crearon un fragmento que se sumará al gran tejido que se exhibirá durante las actividades del 8M por la ciudad.