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Muralismo Mexicano, una perspectiva jalisciense a 100 años de su nacimiento

José Vasconcelos, al tomar posesión como Secretario de Educación (1921), buscó impulsar estrategias educativas a través del programa Misiones Culturales, cuyo objetivo era reafirmar toda raíz cultural nacional y al mismo tiempo motivar a una población mexicana 90% analfabeta, que salía de la Revolución, a tomar herramientas de conocimiento que le permitieran entender una nueva realidad social.

 

No es posible hablar de dicho programa de difusión y apertura educativa sin tomar en cuenta el grupo de innovadores artistas que coincidieron en ese momento creativo y técnico. Algunos en apoyo a lo cultural-nacionalista (política), pero todos enfocados en fortalecer una perspectiva sobre la realidad; por lo que cada artista aprovechaba este impulso para plasmar visualmente en muros de espacios arquitectónicos específicos, la expresión técnica de una corriente artística necesariamente accesible para todos.

 

El Muralismo Mexicano es una corriente y movimiento artístico plástico que representa las perspectivas y visiones de lo que cada autor entendía como identidad nacional mexicana o la simple aplicación de teorías, técnicas y apreciación estética desarrollada en sus experiencias durante esos momentos de convergencia formal entre lo social y político.

 

Nombres como Siqueiros, Rivera, Orozco, Reyes, Camarena, Flores García, Murillo son piedra angular de una comunidad artística que da sentido al quehacer muralista, pero cada uno tiene caminos propios, en sus creaciones, inspiraciones, ideales o sus relaciones públicas, para dar a conocer la descentralización territorial que permitiera presentar este momento trascendente del arte tradicional mexicano desde distintos lugares y espacios (nacionales e internacionales).

 

Es importante mencionar que el esplendor del Muralismo comenzó en la Ciudad de México, pero la descentralización permitió que se realizara en espacios públicos específicos y oficiales, con propuestas técnicas y conceptuales importantes en Texcoco, Guanajuato, Michoacán, Coahuila y Guadalajara. Esta última, es un caso destacable debido al impulso formativo con técnica, aplicación novedosa, apreciación estética y sede de proyección de generaciones ajenas al movimiento oficial, como el Dr. Alt, Galván, De la Cueva, Badillo, Montenegro, Panduro. No hay que olvidar que Orozco fungió como parte fundamental para promover la exposición pictórica en muros de manera coherente hacia lo creativo y con compromiso en lo filosófico, dejando de lado el pensamiento de ver el muralismo como instrumento del sistema educativo y recurso de difusión. El propio José Guadalupe Zuno se une a esta idea para dar fuerza a la expresión desde Jalisco, argumentando que esta expresión (la del muralismo) guarda un precedente natural, libre y sin fines más que la expresión artística.

 

Es así como Guadalupe Zuno en su posición de gobernador de Jalisco y con la salida de Vasconcelos de la SEP, decide conjugar y proponer sitios para reuniones esporádicas y concretar encuentros artísticos a los grupos destacados de artistas plásticos y representantes del muralismo para dejar aportes fundamentales para la apreciación del movimiento en lugares emblemáticos de Guadalajara; mosaicos de vidrio en el Teatro Degollado o en la Casa de las Artesanías, decoraciones de escenas bíblicas y bodegones de San Felipe y Mezquitán, temas sociales en el edificio del SUTAJ, Paraninfo Enrique Díaz de León, Palacio de Gobierno, Instituto Cultural Cabañas, la Biblioteca Iberoamericana “Octavio Paz”. Esta última locación fue parte fundamental de un análisis rígido y de un compromiso conceptual con el arte en Jalisco, por hacer un lado la idea de la percepción del pueblo mexicano. Ejemplo de ello, es el mural “Alegoría de Zapata” (1925) de Siqueiros que fue borrado y ocultado hasta su restauración en 2004, por la escuela de Conservación y Restauración. Labor impulsada por el grupo Universidad, quien tenía a su resguardo el recinto.

 

Sea como sea, a 100 años de historia del nacimiento de este movimiento, volteamos, apreciamos y seguimos aprendiendo de esta tradición de talentos, conceptos, técnica e impulso artístico que sigue dando de que hablar, logrando transcender para mostrar lo bien confeccionado de estos productos artísticos para así viajar por el tiempo, seguir sorprendiendo generaciones por su magnitud y esplendor estético.      

Alegoría a Zapata

Autor

David Alfaro Siqueiros / Amado de la Cueva

Año

1925

Ubicación

Aula Mayor de la Biblioteca Iberoamericana Octavio Paz.

Diapositiva anterior
Diapositiva siguiente

El hombre y sus falsos líderes y El hombre pentafásico

Autor

José Clemente Orozco

Año

1936-1939

Ubicación

Paraninfo Enrique Díaz de León.

La filosofía y la ciencia

Autor

Gabriel Flores García

Año

1965

Ubicación

Fachada de auditorio Salvador Allende del CUCSH

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