En los últimos me-ses Guadalajara ha visto el cierre de diferentes lugares y centros culturales que albergaron las obras de diversos artistas regionales. Pero hay quienes siguen buscando la manera de impulsar las ideas y necesidades artísticas a través de la autogestión y la diversificación de sus actividades.
Antonio Camacho, director del colectivo de teatro y títeres La Coperacha, ahora trabaja en coordinación con el Ayuntamiento de Guadalajara y la delegación Jalisco del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) en un proyecto que plantea la restauración de la Casa Reforma, para instalar ahí un centro cultural dirigido a la niñez.
La Coperacha, después de 35 años como un colectivo itinerante el cual cuenta actualmente con alrededor de 15 colaboradores, se dedica a buscar proyectos alternativos para recaudar fondos destinados al acondicionamiento de la casa ubicada en la calle Reforma, como centro cultural, en el que incluirán dos salas de teatro, una ludoteca y más espacios en que los niños puedan encontrarse con el arte y la cultura.
“La Casa Reforma es un lugar con mucha historia y nos gustaría acercar los niños a eso. Nuestra sociedad tiene muchas carencias y creemos que esta es la forma para hacerles frente, ya hemos trabajado antes con niños en comunidades con un nivel alto de inseguridad y violencia, y realmente hay mucho que hacer con su creatividad, basta empujarlos a ello. A nosotros nos han funcionado los títeres, pero también los queremos acercar a la literatura, al teatro, al juego”.
Sobre los planes para el centro cultural, Camacho dijo tener contemplado que para fin de este 2015 se terminen las obras necesarias para instalar las salas de teatro y comenzar con la ludoteca. La idea de la apropiación de este espacio comenzó hace 6 años pero es ahora cuando están a punto de culminar con los procesos necesarios para arrancar con las obras.
“Nosotros estamos interviniendo el espacio, a veces vamos a hacer limpiezas, a pintar, a hacer lo que tengamos a la mano. Además de trabajar con lo artístico, somos todólogos, no sólo ensayamos todos los días y planeamos las funciones que tenemos en las colonias de riesgo, también limpiamos, construimos los títeres, planeamos talleres y estamos en constante comunicación con el espacio que tenemos, la Casa Reforma, para planear las obras que haremos ahí”, comenta Camacho, quien invita a la comunidad artística a participar y acercarse con proyectos e ideas que fomenten el desarrollo culturan infantil.
“Los niños son algo que nos conciernen a todos, son lo que debe preocuparnos porque de ellos depende en mucha parte el futuro, sembrarles esta inquietud por la cultura es la mejor opción, además de que es algo que les interesa, queremos despertarles eso, no estamos abocados sólo a los niños, sino a toda la comunidad que tiene que ver con ellos, padres de familia, académicos, investigadores, etcétera”.
Por otro lado, menos colorido pero más experimental, se encuentra Artere-A, un nuevo espacio de creación alejado de toda estructura concebida como galería o centro cultural. Se trata de un cuarto pequeño, un cubo blanco dentro de una casa común, en la colonia Santa Tere, cerca del mercado tradicional.
Los artistas plásticos Omar Guerra y Alejandro Santamaría crearon este lugar en Juan Álvarez 1441-A, el cual parece pequeño pero que es “un espacio de experimentación en el que el artista se adapta al lugar y crea a partir de este, se introduce en él, el espectador entonces no viene a ver la obra, viene a escuchar el discurso que tiene que ofrecer y a meterse dentro de la obra, quizá un poco a formar parte de ella.
Aquí lo que importa es que el proceso creativo se lleve a cabo dentro y que sea diseñada únicamente para las paredes que lo componen”, según Omar Guerra.
La manera en que surgió Artere-A fue espontánea. Alejandro afirma que “fue la misma necesidad de espacios, la misma búsqueda de un lugar como éste que nos hizo aventurarnos a abrirlo a la comunidad artística. Parece un lugar pequeño, poco usual, pero ya algunos artistas están interesados y se acercaron a proponernos sus obras después de ver este cuarto. Nosotros desde que lo vimos nos dimos cuenta de que es ideal para experimentar con obras de distintas disciplinas y, la verdad, es que las propuestas siempre tienen un discurso que va a cuestionar el lugar usual, clásico, en donde puedes encontrar una pintura, una fotografía. Este es un lugar para descubrir al arte en otras dimensiones”.
El pequeño cubo blanco de piso gris oscuro, ya tiene obras para construir y exhibir durante casi todo el año, que ellos mismos documentan con fotografías y vídeos. Antes tuvieron dos obras en desarrollo “Espejismo mercantil” que constaba de construcciones a partir de residuos del mercado y “Commiwitchywa”, un performance de poesía auditiva.
Este es un espacio auto-gestivo, también, sin fines de lucro, aunque Santamaría y Guerra explican que están abiertos a aportaciones y donativos, siempre y cuando éstos no atenten contra la idea central que los llevó a crear Artere-A. Para enterarse de las próximas obras y para visitar el lugar el espectador debe comunicarse con ellos vía web, a través del sitio www.artere-a.org.