Pablo Garabito

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Comenzó su carrera a principios de los 90, con el grupo Los Hijos de Chely (trío encabezado por Omar Salinas), que se caracterizó por sus letras con contenido social. Aunque experimentó con sonidos distorsionados con Ruido Mata o rocanroleros con Tochos Morochos, Garabito prefirió la desnudez de la canción de autor, con influencia de la trova y el rock urbano. Así nacería el trío Calíope, en el que la voz de Tey Avilán y la poesía de Pedro Méndez hacían una excelente mancuerna con las composiciones de Pablo. Durante la vida de esta agrupación pudieron sacar los demos “Todo por amor”, “La urbe de un niño” y “Sueños”. Además de presentarse constantemente en foros culturales, Calíope tuvo la oportunidad de abrir conciertos de músicos de la talla de Frank Delgado, Fernando Delgadillo, Amaury Pérez, Virulo, Mexicanto y Alejandro Filio…
El sábado 14 de noviembre, a las 20:15 horas, en el Teatro Alarife Martín Casillas, presenta su primer disco: La ciudad del olvido.

Intimidad
La intimidad es un elemento básico en un artista, no sólo al crear su obra, sino al exponerla. Es inexplicable el momento cuando uno como compositor comulga con la musa e inicia el diálogo. Es ahí cuando te confiesas, cuando salen tus demonios, tus virtudes, tus necesidades. Siempre he dicho que una canción resulta ser una autoterapia. Cuando estás frente a un público, no importa la cantidad, si se establece una línea íntima con el espectador: ya estamos del otro lado. Que el escucha adopte tus canciones, viva tus historias y se adentren a tu mundo, es tan íntimo como cuando estás con la persona que amas.

La canción tapatía
Como melómano puedo asegurar que actualmente los autores tienen mayor compromiso. Hace algunos años se preocupaban más por la música y las letras la dejaban en segundo plano. Ahora no: hay más sensibilidad y coherencia en las grafías, aunque también a más temprana edad comienzan a especializarse en su instrumento. Afortunadamente eso está pasando en prácticamente todos los géneros. Muchos dicen que Guadalajara es cuna de músicos, yo le sumaría: y de compositores.

La ciudad del olvido
Es un disco de duetos, con 13 cantautores de la talla de Jaime Ades, Gerardo Enciso, Óscar Fuentes, Édgar Oceransky y El Mastuerzo, por mencionar algunos. El común denominador es que cada persona involucrada en el material son amigos que quiero y he aprendido mucho de ellos. En la ciudad del olvido me reencontré conmigo. Mi historia está en el disco, desde el primero hasta el último track…

La compañía
Definitivamente son ellos, mis amigos cantautores, los que me dan lecciones de vida. No puede existir el músico Pablo Garabito sin Arturo Meza, por ejemplo, o mi visión no sería la misma sin enriquecedoras pláticas con Mauricio Díaz o Kristos Lezama. Realmente nunca he estado solo en tal sentido. Inclusive fueron ellos los que me motivaron a grabar el disco.

Caminar la música
Hacia delante, es lo único que sé. Te mentiría si dijera que quiero llegar a la radio, que quiero hacer giras o tocar en los conciertos de mis amigos. Simplemente este material es un fragmento de mi vida que quería contar. Si mi profesión periodística me lo permite, continuaré tocando de vez en cuando, para enriquecerme de la retroalimentación con el público… no lo sé, pero no estaré estático con mi música.

Guanatos
La ciudad es todo y nada a la vez. Depende de uno cómo la ve o la construye. Particularmente en el disco me refiero a la tierra de libertad, esa ciudad que muchos buscamos y que no necesariamente tiene asfalto, que vive en nuestros corazones, pero muchos no nos atrevemos a verla.

Solitario
Aunque vengo de una importante generación peñera, definitivamente me considero solitario, a causa de mi autoexilio hace algunos años, cuando opté seguir por el camino del periodismo. El hecho de no darle una continuidad a mi música me ha alejado de varios círculos. Sin embargo, no me siento frustrado, ya que la decisión la mantengo sin titubear.

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