Origen
Empecé hace 15 años a contar historias, esto fue porque tenía la inquietud; primero estudié teatro y después, dentro del teatro, conozco a una narradora oral, Marcela Romero, y me gustó mucho el trabajo que se hace porque es un trabajo un poco solitario, podríamos decir, es un trabajo en el que puedes realizar una representación por ti mismo y eso me gustó muchísimo. El poder de dar vida a personajes me gustó mucho y así empiezo con esta parte de narrar cuentos, con un poco de nervios, pero ahí vamos, desenvolviéndonos mejor y dándole a la imaginación.
Inocencia
Mucha gente piensa que es muy fácil, y la verdad es que no. A mí me encantan porque los niños son libres, son muy honestos, muy transparentes, y ellos te pueden decir así sin ningún problema si les gustó o no les gustó la narración, y eso es lo que me gusta del trabajo con ellos. Además, siempre he dicho que aprendes muchísimo con los niños, un fin de semana estuvimos en la Librería Carlos Fuentes y tuvimos una función maravillosa donde los niños están completamente atentos, y cuando luego se acercan a darte las gracias por la historia ¡es lo más maravilloso!
Oportunidades
Encontrarme con esta parte de que la narración oral también tiene un poco de teatro fue lo que me gustó muchísimo, y que al final de cuenta hay oportunidades para la narración oral, ya sea en colegios, librerías como la Carlos Fuentes, ferias, y muchas veces hasta en cumpleaños, porque ya se ha puesto de moda la narración oral en las fiestas infantiles.
Creatividad
Sí es un trabajo de mucha disciplina, a veces la gente piensa o tiene la idea de que narrar cuentos es nada más agarrar un libro y contarlo, pero no. Hay un trabajo previo donde tienes que abordar el tema y, en primera instancia, lo que me enseñaron a mí fue que cuando lees el cuento debes tener una necesidad de contarlo, de decir qué es lo que está pasando con esta historia y si te está diciendo algo a ti. También hay otra parte en la que debes analizar a los personajes, cuántos son, qué nombres les debes dar, y después sonorizar un poco la historia. Sí es un trabajo en el que más o menos lleva 22 días para montar un cuento y trabajarlo bien, que los personajes queden bien pulidos o que la voz del personaje no se te vaya a ir en ningún momento, porque puedes empezar con un cerdito y debes tener siempre la conciencia de la voz del cerdito, porque también a la hora de estar narrando si cambias un poco la voz del personaje puedes confundir al público. Sí, es un trabajo muy divertido porque juegas con las voces, con los personajes, pero también requiere mucha disciplina.
Emociones
Me gusta muchísimo la respuesta de los papás; siempre he dicho, y lo constato: la narración oral no necesariamente es solo para niños, a veces los papás también lo disfrutan. Me han tocado ocasiones en que los papás están más centrados en las historias que sus hijos, y su respuesta también es fantástica; cuando llego al final de la narración se me acercan y dicen "muchísimas gracias, porque me hiciste ver esto, porque me permitiste viajar". Les acaricias el alma, o sea, vuelven a ser niños en ese momento y disfrutan la narración oral. Algo que creo que es como mi sello es que casi todas las historias que cuento tienen que ver con alguna cuestión emocional de superación, creo que en algún momento dado esas historias les hacen clic a los papás y les ayuda a visualizar o darle nombre a sus emociones.
Sueños
Cuando era pequeño siempre decía que quería ser actor, y ya sabes que la familia no siempre acepta. Entonces me llegó el cuento Las pulgas no vuelan a mis manos y me doy cuenta de que es la historia de una pulguita que sueña con volar y cuando ella le dice a su mamá que qué padre sería que las pulgas pudieran volar, la mamá se molesta y le dice que eso de volar es solo para los pájaros, pero la pulguita descubre que en realidad sí se puede volar, es por eso que a mí me gusta mucho este cuento, porque me pasó lo mismo cuando quería ser actor, y lo logré luego de años y años de teatro. Creo que las posibilidades y oportunidades están para todo, solo hay que acercarnos y saber cómo hacerlo.
