La pandemia que impactó a la educación en Jalisco llegó de manera inesperada, sin dar oportunidad de diseñar un plan de acción, obligando a los profesores a actuar sobre la marcha y a dar los mejor de sí a pesar de las limitaciones.
De acuerdo con académicos entrevistados con motivo del Día del maestro, que se celebra este viernes 15 de mayo, el Covid-19 no sólo fue el intruso molesto que afectó el sistema de salud, sino que puso en evidencia los cambios y transformaciones que requiere la educación en México y la superación de procesos tradicionales tanto a nivel medio superior como superior.
“Realmente no hubo el tiempo necesario para migrar los cursos presenciales a sistemas en línea. La emergencia ocurrió de una semana para la otra, y lo que se hizo fue sustituir el salón de clases por una transmisión en línea a través de recursos como Zoom o Skype, entonces han sido reproducidas a distancia las estrategias didácticas de la educación presencial. No hubo un cambio importante porque no hubo tiempo”, externó Elia Marúm Espinosa, docente e investigadora del Centro Universitario de Ciencias Económico Administrativas (CUCEA).
“En una emergencia no se puede actuar de manera planeada y prevista, entonces lo que hicimos fue tecnologizar el salón de clases y el pizarrón, mediarlos con una cámara y una conexión a internet”.
Cuando se habla de virtualidad, hay que tomar en cuenta las premisas de las que parte la tecnología: energía eléctrica constante, internet 4G, un cableado oculto que no falle cuando haya aire o lluvia, y que haya condiciones en casa: un espacio privado donde trabajar; y todo eso no lo tienen muchos estudiantes del estado, dijo Marúm Espinosa.
Muchos alumnos de nivel medio superior y algunos de superior en México y el estado no tienen condiciones para estudiar en su casa. Por ejemplo los que viven en cuartos redondos, con más gente, y ahí tienen que hacer las tareas y esperar a que los demás desocupen la única mesa para trabajar, agregó.
Resaltó el papel de la Universidad de Guadalajara (UdeG) en esta contingencia y reconoció su esfuerzo al proporcionar diferentes tipos de apoyos, como el tecnológico, además de hacer un diagnóstico de necesidades, para determinar cuántos estudiantes no tenían computadora, por ejemplo, pero “la Universidad no puede garantizarme que no se vaya la luz, ni que el internet funcione y que sea más rápido”.
Dentro de la UdeG, la preparación previa de muchos docentes de nivel medio superior y superior, el contacto de éstos con las nuevas tecnologías y el conocimiento sobre las maneras de hacer educación a distancia fueron algunos factores que han ayudado a sacar adelante los programas de estudio a pesar de la cuarentena.
Jorge Alberto Álvarez Ascencio, y Óscar Omar Delgado Ramírez, docentes y, respectivamente, director y coordinador académico de la Preparatoria 20, dijeron que aunque las clases en el plantel son presenciales, ayudó mucho la estrategia de pedir siempre a los alumnos como complemento a su educación que se den de alta en cursos en línea.
Carlos Jesahel Vega Gómez, académico del Centro Universitario de Tonalá (CUTonalá), destacó que fue de utilidad que hubiera trabajado en el diseño institucional junto al desarrollo de páginas en Moodle y el trabajo en plataformas, sin embargo no las había usado como profesor, y se dio cuenta que es muy distinto el diseñar o crear en comparación a dar una clase con esas herramientas.
Hubo estudiantes que participaron con sugerencias en el uso de plataformas, expresa el académico y agregó que hubo “interacción entre alumnos y yo como profesor, lo que fue muy enriquecedor”.
Denunció entre las dificultades la imposibilidad de algunos estudiantes de conectarse en tiempo real.
Hicieron su mejor esfuerzo
María Elena Chan Núñez, jefa de Programas estratégicos de UDGVirtual, explicó que ante la emergencia sanitaria y la indicación del Rector General, Ricardo Villanueva Lomelí de que se suspendieran las clases presenciales y se trabajara de manera virtual, en UDGVirtual hubo una rápida reacción para ofrecerles a los profesores capacitación para generar exposiciones en línea, para utilizar herramientas de producción de contenido o los sistemas de videoconferencias.
Los profesores respondieron de manera individual con su mejor esfuerzo, y eso habla bien de una Universidad que tiene en su Sistema de Educación Media Superior (SEMS), mil 242 docentes de tiempo completo, 358 docentes de medio tiempo y un investigador de tiempo completo; y tanto en UdGVirtual como en los centros universitarios, 2 mil 179 profesores de tiempo completo; 158 docentes de medio tiempo; mil 801 investigadores de tiempo completo; 13 de medio tiempo; de acuerdo a datos proporcionados por la Coordinación General de Planeación y Evaluación (CGPE), correspondientes al 30 de abril de 2020,
El reto, dijo, es aprovechar el aprendizaje en torno a esta experiencia y reconocer que la parte más compleja de la educación en línea tiene que ver con una buena coordinación. Los calendarios, tiempos de entrega y formas de evaluación tienen que irse articulando.
El riesgo es que haya un entendimiento de la educación en línea, que no necesariamente es el real, ante la respuesta a una emergencia, y el reto pendiente es cómo a aprender no solo a diseñar cursos, sino a aprovechar mejor las herramientas, con la posibilidad de una enseñanza mixta, que es una tendencia creciente en las universidades de México y el mundo, además de reaccionar con mayor eficiencia ante otro tipo de riesgo sanitario o si ocurre un rebrote del Covid-19.
La académica se pronunció por profundizar en la formación profesional y agregó la necesidad de un dominio de herramientas para producir contenido.
Resaltó la importancia de explorar modelos de educación más centrados en los estudiantes, es decir la formación basada en proyectos, en casos. “Una didáctica más avanzada y centrada en el trabajo autogestivo del estudiante, me parece que es lo que falta”.
Por su parte, Elia Marúm Espinosa, quien también es directora del Centro para la Calidad e Innovación de la Educación Superior, ubicado en CUCEA, denunció que los procesos educativos prevalecientes en el país son fabriles-industriales.
“Se toca el timbre, el alumno entra al salón de clases, se vuelve a tocar y sale al recreo y una vez más, y se va a la casa, y desde la primaria hasta el posgrado se da matemáticas, biología y otras materias el primer año o primer semestre, y al siguiente, matemáticas II, biología II y otras materias, y así sucesivamente como si se fuera ensamblando una tableta a la que le van aplicando ingredientes y componentes, pero no es así como los estudiantes requieren formarse en la realidad porque no son materia prima a la que hay que tratar con un proceso fabril”.
Es necesario desmontar todos estos procesos en la educación, dijo la académica y se pronunció para trabajar por proyectos.
“A la hora de hacer un proyecto el estudiante se da cuenta que para ponerlo en marcha necesita saber matemáticas y estadística, por ejemplo, si quiere hacer los cálculos; y para aprender podría hacerlo con muchachos de preparatoria y de posgrado, dando oportunidad al aprendizaje horizontal y entre pares, y el profesor fungiendo como un coordinador o guía que facilita, prevé y organiza, pero no el que dicta la clase porque los alumnos se aburren terriblemente”.
Las políticas educativas son tradicionales
En cuanto a las políticas públicas en torno a la educación siguen siendo tradicionales. No se toma en cuenta que se requieren nuevos perfiles de docentes. Todo sigue pensado en que va a haber un salón de clases, con un profesor o profesora, pero no hay que descartar la posibilidad de que el Covid-19 vuelva a tener un rebote en octubre y que incluya un proceso largo por falta de vacunas, y entonces se tendrá que echar mano a herramientas virtuales, dijo Elia Marúm Espinosa.
Destacó que hacen falta directivos y gestores profesionales en los diferentes sistemas educativos del país —tanto en educación básica, media superior y superior— que sean promotores y acompañantes de la transformación educativa, y muchos no saben ser asesores pedagógicos, ni apoyar para diseñar estructuras funcionales organizativas, procesos y estrategias didáctico-pedagógicas.
Explicó que la gestión educativa está implicada con las estructuras formadas para organizar la educación.
Muchos directores de primaria, secundaria y supervisores no tienen la formación para gestionar, por ejemplo, un cambio hacia la virtualidad, y se deja gran parte de la carga a los maestros, dijo.