Tener un hogar digno, económico y agradable, y vivir de manera cómoda y acogedora es posible ahora en nuestro estado, gracias al modelo de casa autosustentable que han desarrollado profesores del Departamento de Ingeniería, del Centro Universitario de la Costa Sur (CUCSur).
La iniciativa ha dado en el clavo. No está peleado lo cómodo con lo austero, ni lo económico con lo digno, ni lo moderno con lo natural. En 120 metros cuadrados y en una sola planta de tres cuartos, cocina, sala, baño y comedor, una familia de cinco miembros puede planear su casa con la comodidad de cualquiera, con un mantenimiento mínimo, con los recursos que proporciona el ambiente y con 200 mil pesos o menos.
Los tabiques crudos hechos con lirio acuático sostienen la estructura que no cuenta con castillos, dalas o vigas de acero, mientras por sus paredes corre el aire fresco combinado con los olores que se desprenden de las plantas aromáticas puestas de manera estratégica, gracias al estudio de vientos que hicieron de la zona quienes la planearon.
Para usos domésticos puede utilizarse el agua de las lluvias, que por conductos en la azotea se filtra a los depósitos, mientras que la luz eléctrica y el agua caliente son generados por las celdas solares ubicadas en el techo.
Además cuenta con un biodigestor hacia donde irán las aguas grises y con la capacidad de producir biogas. La pintura de sus paredes es también ecológica, pues está hecha con base en baba de nopal.
La prueba está a la vista de todos, en el campus del CUCSur. Ahí erigieron la casa sustentable, que desde abril del año pasado comenzaron ingenieros del plantel y alumnos interesados en estos proyectos, quienes juntos pueden solucionar un buen número de obstáculos para que una familia en la actualidad cuente con una vivienda digna.
Materiales
Alfredo Luna Soto, profesor de asignatura del Departamento de Ingeniería, del CUCSur, y uno de los principales impulsores de este proyecto, explica que la materia prima con la que fue construida esta vivienda, parte de la propiedad físico-química del lirio acuático (extraído del arroyo del Corcovado) y de las diferentes variedades de arcillas de la zona.
“El lirio, de acuerdo con sus propiedades, absorbe los elementos pesados y, al mezclarlos con diferentes tipos de arcillas, nos dan una mayor consistencia y resistencia del material”.
El también profesor del CUCSur, César Sedano de la Rosa, explica que esta combinación hecha con arcillas de la zona, lirio y fibra de agave, “nos permite contar con un nuevo material de construcción. Ahora buscamos legalizar una patente. Esta combinación la usamos para la elaboración de los ladrillos, logrando una consistencia de 40.18 kilogramos por centímetro cuadrado, que es la mejor capacidad de carga que nos dio”.
Estructura
Cruz Saucedo Navarro, también profesor del Departamento de Ingenierías, del CUCSur, a quien correspondió realizar el diseño y cálculo estructural del edificio, explica que aun cuando el bosquejo original estaba planeado para construir una casa de 80 metros cuadrados, decidieron ampliarla hasta alcanzar los 120 metros cuadrados.
“El sistema del diseño lo hicimos por método simplificado, que es el más adecuado para este tipo de construcciones. La resistencia que nos da el adobe, comparado con el ladrillo tradicional, es poco más de la mitad. El diseño no considera castillos, trabes ni dalas. La estructuramos con base en anillos de malla electro-soldada, localizados en puntos estratégicos”.
Capaz de resistir un sismo de hasta siete grados en la escala de Ritcher, Saucedo Navarro explica que los bloques están “amarrados” a determinada distancia, en puntos estratégicos. Los bloques y los anillos de malla hacen las veces de un todo, un solo cuerpo estructural. “Utilizamos también cerramientos de madera, que tienen anclajes estratégicos”.
Agrega que sólo emplearon un poco de cemento para los cimientos. La mezcla para los ladrillos con arcillas dio un material parecido al mortero, que de manera común es utilizado para pegar ladrillos.
“Para la cimentación utilizamos piedra braza con mortero de proporción de arena de río en cemento de uno a tres, y el anclaje se hizo también mediante varillas. Tenemos atrás una columna, a la que sí tuvimos que poner acero y unas zapatas de varillas. Las trabes principales son de acero y están ligadas en la parte superior, con terminados de madera”.
Comparándola con una construcción de tipo convencional, el costo aproximado sería 40 por ciento menor al utilizar este tipo de materiales, en relación con el cemento y ladrillo tradicional.
“En el proyecto original se nos pidió hacer una vivienda digna, y así lo hemos hecho, pues cuenta con terminados de muy buena calidad. Creo que esta opción puede ser viable sobre todo en lugares donde están construyéndose fraccionamientos nuevos, porque hay mucho ahorro de energía y, sobre todo, es utilizada agua de lluvia que puede almacenarse en una cisterna, casi sin la necesidad de traer agua de fuera”.
Explica que el agua caliente para bañarse puede obtenerse por medio de la luz del sol. “Para una ventilación más adecuada buscamos los puntos estratégicos de los vientos dominantes. La casa tiene huecos de ventilación que pasan por encima de los techos, lo que permite que haya un reflujo de todo el aire”.
También utilizaron pinturas ecológicas hechas con base en tinturas naturales. 19 litros de este tipo de pintura tiene un costo aproximado de 30 pesos, y tampoco contamina, porque la base principal es el nopal.
Accesible
Luna Soto explica que esta iniciativa surgió gracias al apoyo que en su momento brindó el gobierno estatal, cuando el 9 de abril de 2007, a raíz de la presentación del proyecto, Emilio González Márquez autorizó 151 mil 437.54 pesos para arrancar los trabajos.
“El gobernador nos pidió que fuera una vivienda digna, y los terminados son de primera. Estamos en la mejor disposición de proponerla para que las familias cuenten con una vivienda digna. Podemos brindar asesoría para que sea un proyecto de autoconstrucción, para abaratar más los costos. Ya construida cuesta alrededor de 195 mil 199 pesos. De haberse construido con técnicas convencionales, hubiera sido más cara”.