Diferentes estudios a nivel Latinoamérica indican que por la pandemia ha habido impactos diferenciados sobre la vida de las mujeres en términos cotidiano, así como laborales y productivos, explica Érika Loyo Beristáin, jefa de la Unidad para la Igualdad de la Universidad de Guadalajara (UdeG).
«El primer impacto es sobre su seguridad y sus entornos porque dadas las cifras y estadísticas sí hubo un incremento de violencia de género en todos los sentidos, y las denuncias son bajas por la falta de espacios para hacerlas y no hay posibilidad por el confinamiento».
Hay un tema importante que es la feminización de la pobreza. Lo cual significa que puede haber una gran cantidad de mujeres que caigan en una situación de pobreza moderada o extrema.
¿Cómo lograr que haya un mundo igualitario con respecto a la equidad de género?
Tenemos que involucrarnos todos como sociedad. No podemos pensar que es solo labor de los gobiernos o de las instituciones, porque a nosotros como sociedad nos urge generar cambios que puedan desestructurar prácticas y transformar estereotipos sociales y culturales.
En materia de igualdad de género, ¿qué considera usted que necesitan las universidades?
Apoyar y aportar en la transformación estructural de nuestras prácticas y aprendizajes. Todos los integrantes de la comunidad universitaria tendríamos que involucrarnos en un cambio de prácticas, imaginarios y aprendizajes que nos lleven a aprender de manera distinta la forma en que tenemos que relacionarnos, y eso transversa desde espacios de atención hasta espacios que puedan sancionar conductas; metodologías o reglamentos, la capacitación y la formación, y la manera de desaprender y reeducarnos, que es parte de la actividad formativa de la universidad.
Estamos obligadas y obligados a caminar con pasos más firmes y acelerados.
En medio de la pandemia, ¿cómo lograr la igualdad de género?
Que hombres y mujeres, padres, madres, hijos e hijas, todos los integrantes de un hogar seamos corresponsables con las actividades domésticas y de cuidado, es decir, que asumamos que en ello hay actividades que podemos compartir; que seamos comprensivas y comprensivos con lo que está pasando con cada persona a nivel individual y psicológico, y que desestructuremos prácticas de convivencia que nos habían llevado a generar conductas violentas.
Una mujer universitaria, ¿cómo puede ser líder?
Creo que el liderazgo no tiene una recete mágica o una receta de pasos a seguir. Cada quien puede ir formando sus estilos de liderazgo conforme vaya transitando y ejercitando ciertas prácticas y valores, pero a nivel personal te diría que me sirve mucho tener una disposición de diálogo permanente, aprender a escuchar a las demás personas de manera atenta, escuchar y tratar de incorporar sus ideas a las propuestas que se vayan desarrollando.