PABLO MIRANDA RAMÍREZ
Un tesoro puede ser el hermoso paisaje que adorna los cerros, o la sutil leyenda que se susurra en los barrios; puede estar hecho a mano invocando al pasado, o ser un inmenso edificio que sobrevive a la ciudad. Podría ser un tesoro invaluable, y también, olvidable.
Jessica Marcelli Sánchez, profesora investigadora del Departamento de Humanidades y Artes, del Centro Universitario de Tonalá (CUT), explica que existen varias actividades que podrían considerarse patrimonio, sin embargo, aún existe desconocimiento acerca de muchas de estas manifestaciones.
“Dan un sentido de identidad a ciertas localidades, ciertas poblaciones, incluso a países enteros; nos identifican y se van heredando a las nuevas generaciones”, menciona.
En Jalisco existen representaciones del patrimonio que han llegado a ser emblemáticas en todo el mundo, como el mariachi o la charrería, así como la torta ahogada en el caso de la gastronomía.
Además, de que en otros rubros también se pueden considerar a algunas fiestas patronales, áreas naturales, leyendas orales y edificaciones como patrimonio artístico, cultural y biocultural, añade la investigadora.
“En la cuestión arquitectónica y urbana, lo que son edificios históricos, edificios virreinales, o edificios que quizás tengan características arquitectónicas o estéticas importantes, pero que representan un punto de reunión importante para una población”, explica.
Por ejemplo, detalla que en Tonalá existen varios lugares que son apreciados por la población local, y a pesar de que no son tan conocido, representan una carga emocional para las personas de las cercanías, por lo que también podría considerarse como patrimonio para la localidad.
Hay quien dice que uno no puede querer ni cuidar lo que tiene si no lo conoce, y es un dicho que marca cómo trabaja Marcelli Sánchez.
La investigadora estima que uno de los principales obstáculos en la preservación del patrimonio es el desconocimiento que las personas tienen de él. Sin embargo, surgen esfuerzos para llevar el conocimiento a la sociedad.
Además de la investigación, menciona que existen iniciativas que buscan vincular a la sociedad y el patrimonio. Muestra de ello fue el Primer Congreso Internacional de Patrimonio Artístico y Cultural (CIPAC), que se celebró los días 13, 14 y 15 de octubre.
“Fue un evento que reunió distintas generaciones, distintas disciplinas y creo que la discusión fue bastante favorable”, compartió la investigadora.
En este encuentro, profesionales y aficionados debatieron en torno a las necesidades legales para fortalecer el cuidado del patrimonio, pero también abordaron las condiciones en las que se encuentran las esculturas y otras manifestaciones culturales y artísticas.
Además, para abarcar más problemáticas del patrimonio y llevar el conocimiento a la sociedad en general, se formó una asociación civil llamada Arte Convergente, que tiene el objetivo de difundir el cuidado y preservación del patrimonio artístico y cultural.
Las mesas de diálogo de este Primer Congreso Internacional de Patrimonio Artístico y Cultural se encuentran disponibles a través de la página de Facebook de Arte Convergente.
A pesar de que existen iniciativas que surgen desde la academia para proteger el patrimonio, es una tarea vasta y pendiente para la sociedad, detalla la investigadora, por lo que aún deben trabajar en estrategias que limiten la pertinencia de actores externos que velan por su propios intereses.
“La cuestión biocultural también está en riesgo: bosques, suelos, porque además no se han reconocido elementos geológicos como patrimoniales, eso es de bastante riesgo porque tenemos el crecimiento de la ciudad que se va a los bosques”, aseveró.
Para la investigadora, otra de las tareas más urgentes es actualizar las normativas legales y así evitar que el patrimonio urbanístico sea destruido, pero también es prioritario acercarse a aquellos últimos vestigios que guardan los secretos del patrimonio y así evitar su olvido.
“Tampoco se trata de preservar muertos y estar en contra de la modernidad y ser todo tradición, sino estar conscientes de que estamos en un mundo cambiante y el patrimonio está vivo, está en movimiento y vamos dialogando para ver cómo lo vamos protegiendo”.