Pedro Escapa

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El saco de lino, los buenos modales, el barrio caro y el restaurante de diseño, apenas son nada contra la pintura en los dedos alojada, discreta pero necia en el nacimiento de las uñas. Ninguna impureza debajo. Pedro Escapa conserva las finuras de un empresario bon vivant, pero lleva consigo el empeño del arte desde hace varios lustros, sin importar las formas ni las fuentes: collages de los desperdicios de otros artistas, experimentos de aislamiento y desintoxicación sobre sí mismo, visiones multiplicadas de un capullo o un semicírculo en todas sus posibilidades… Además, se declara un fotógrafo mediocre, pero esto no le ha impedido montar “A quien corresponda”, una serie de retratos con pancarta reclamando al Congreso local desde el interior, en su joven museo de sitio. Hasta el 22 de septiembre.

Manifestación
Este proyecto, como todos, comenzó con ideas claras y se fue moviendo un poco. No había pensado en que fuera una “manifestación”, porque todo arte es una manifestación. Pero al final es cierto, eso es: personas del medio cultural diciéndole algo directamente a los legisladores, gente que puede sostener una conversación tíªte í  tíªte con un diputado, o que incluso en ocasiones tiene un nivel de cultura superior. Quería gente que hablara por todos, que tuviera reclamos de conciencia social, cívica, no sujetos con problemas inmediatos, que le afectaran personalmente, sino alguien que pudiera expresar un interés amplio por la ciudad.

Manos
Siempre fui la oveja negra de la familia, el más tremendo de los nueve. Frecuentemente estaba castigado sin salir, así que recuerdo mi infancia en el jardín de atrás, construyendo cosillas con cañas, tallando cortezas de pino, formando la arcilla mojada en tiempo de lluvia. Vivíamos en la montaña. Ahora que lo pienso, la escultura fue lo primero; tengo la necesidad de trabajar con las manos, aunque para esculturas de gran formato tenga que contratar a alguien que las construya. Siempre me meto: me encanta el concreto, la cimbra, las varillas…

In situ
Normalmente asiste a las inauguraciones el diputado encargado del espacio, pero curiosamente en esta ocasión no pudo. Dudo que los legisladores la vean. No les importa. No soy ingenuo, sé que esto es irrelevante, que no va a cambiar nada. Pero tengo que hacerlo. Aunque la lucha esté perdida, tengo que desenvainar la espada.

írboles
Muchas de las peticiones en la exposición tienen que ver con los árboles. Y aunque esta regulación me parece que correspondería a los regidores, tienen pertinencia, pues podrían regularse a nivel estatal cosas tan sencillas, obvias e indignantes como que al derribar un árbol, los tres obligatorios de reposición deban plantarse en la misma área. Es que este absurdo nos pasó justo cuando tomaba uno de los retratos: en Robles Gil y Montenegro a un vecino se le ocurrió tirar dos ficus y dos alamillos, altos todos, para que se viera la propiedad que quiere vender. Y esta persona tan tranquila, porque entregó los árboles de reposición al ayuntamiento, pero quién sabe dónde se habrán plantado, si los plantaron. La cuestión es que esa media cuadra se quedó pelona.

Estética
Lo que prima siempre es la estética. Lo que te engancha primero es la imagen. Como en la música, que primero te atrae es la melodía y luego escuchas la letra. Siguiendo esta idea estoy haciendo una serie figurativa, algo que nunca había hecho. Son retratos de cosas como el conejo verde de Eduardo Kac o el tiburón de Damien Hirst. Si lo piensas, ambas piezas son absurdas, pero ante todo está su estética visual. Son objetos hermosos, más allá de lo que signifiquen o no.

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