Entre las pretensiones de la ciencia y la filosofía destaca la intención de encontrar principios que sean válidos independientemente del espacio y el tiempo. Este afán parece haberse logrado en la lógica y las matemáticas, pero no así en otros ámbitos de la realidad, tales como las ciencias de la naturaleza o la realidad social, en donde circunstancias diversas conducen a que un criterio, con pretensiones de aceptación general, en una región o un tiempo distinto al que fue formulada genere interrogantes o sea refutada con ejemplos que la contradicen. Mostrar casos que refuten un principio general no es el caos ni para la ciencia ni para la filosofía, antes bien, puede ser concebido como un aliciente para revisar los propios criterios de construcción de un saber, considerando las excepciones.
A pesar del carácter dinámico del conocimiento, la historia de la ciencia y la filosofía se encuentra atestada de situaciones en las cuales, cuando un saber goza de un prestigio o una aceptación generalizada, sus guardianes han respondido de manera furiosa ante quienes han tenido la osadía de refutarlos; entre algunos casos famosos destaca el caso de Giordano Bruno, Galileo, Sócrates o Hipatia de Alejandría.
En este contexto de desavenencias y ante el cúmulo de saberes que pretenden gozar de una aceptación general, la tradición filosófica que ha adoptado el nombre de Filosofía Latinoamericana se ha caracterizado por sugerir que los saberes privilegiados en otros continentes, como poseedores y generadores de verdades universales, no logran representar la realidad que pretenden postular con intenciones de universalidad ante circunstancias específicas de los países latinoamericanos.
Lo anterior implica, en cierto sentido, un dilema para comprender los determinantes del conocimiento: “El conocimiento es consecuencia de principios universales o el conocimiento es el resultado de factores históricos”. Probablemente ambas posiciones no sean del todo incompatibles y existan buenas razones para ser aceptadas, sin embargo, la tradición occidental ha privilegiado el criterio de la universalidad, mientras que la corriente latinoamericana ha preferido el criterio histórico. Poner el foco en uno de los criterios implica modos de análisis que conducen a resultados diversos.
Sin embargo, cabe destacar que la filosofía latinoamericana no implica necesariamente una oposición al pensamiento surgido en otras latitudes, antes bien, dichas propuestas son analizadas y contrastadas con las condiciones y saberes propios de los pueblos latinoamericanos, logrando así una especie de asimilación de los saberes generados en el mundo y acomodados en función de las condiciones propias del Continente Americano.
Por otra parte, cabe hacer notar que esta tradición de pensamiento ha centrado sus afanes en la reflexión, análisis y propuesta de la realidad social y política donde las condiciones de encontrar criterios de universalidad son controvertibles en función de antecedentes históricos, formas de organización, valores y cosmovisiones distintas.
Con el objetivo de lograr un mayor acercamiento a las formas alternativas de hacer filosofía, la Academia de Filosofía Latinoamericana, del Departamento de Filosofía del CUCSH, realizó, durante los primeros días del mes de abril, el “V Coloquio de Filosofía Latinoamericana. El pensamiento crítico ante la América Latina”. Con dicho encuentro se pretende, considerando las propuestas para filosofar de una de las escuelas de mayor influencia en la tradición alemana (La teoría crítica), reflexionar sobre las aportaciones de la filosofía desde América Latina en disciplinas clásicas y tradicionales. En este sentido se plantearon temas concernientes a la ética, la bioética, el derecho, la democracia, la estética, la crítica literaria, la violencia, la migración, el racismo, el feminismo, la decolonialidad, la cultura, la historia, la política, la historia de las ideas y la filosofía política.
Una de las máximas de la tradición occidental invita a “conocerse a sí mismo” antes de emprender búsquedas extrañas. Así pues, la Filosofía Latinoamericana, al partir de la reflexión sobre sí misma, contribuye con reflexiones alternativas al afán humano de comprender su mundo en todas sus dimensiones.