“Lo que más me ha impactado son los momentos de despedida de los pacientes a sus familiares, momentos antes de ser entubados, sin saber si los volverán a ver. Plasman con su mano temblorosa y con llanto el último mensaje, que en muchas ocasiones son de adiós. Algunos han pedido que los médicos les hagamos un video como mensaje de despedida de los familiares. Eso ha sido fuerte para el personal de salud. Y no es una ocasión, lo ve uno a diario”
Quien señala lo anterior es Sergio Zúñiga Quiñones, médico internista con subespecialidad en infectología e integrante del equipo COVID-19 del Hospital Civil Fray Antonio Alcalde. Uno de los médicos que ha estado en primera fila durante la pandemia.
La celebración del Día del Médico de este 23 de octubre llega en una coyuntura particular. Durante estos siete meses, es el personal de salud el que se ha mantenido firme en medio de la tormenta. Lo cual reitera no sólo la vigencia de la profesión médica, sino su carácter humanitario.
Aunque parece que la sociedad no valora esos sacrificios.
“Ya son muchos meses de pandemia, el personal de salud está cansado. Damos siete u ocho altas en un día, pero es cuestión de horas para que lleguen más pacientes. Percibimos que hay poca empatía ante el exceso de trabajo que sufre el personal de salud”, expresa Zúñiga Quiñones.
En el mismo tenor se expresa Myriam Gabriela Nava Vargas, Residente de Medicina Interna en el área de COVID-19 del Hospital Civil Juan Menchaca.
“Hemos tenido que lidiar con todo esto y dar lo máximo que podemos. A todas las personas nos cambió nuestra manera de vivir, pero tenemos que salir todavía. Muchos nos tuvimos que cambiar de casa para no estar en contacto con nuestras familias, no podemos ir a ver a nuestros familiares que están en riesgo, debería de valorarse un poco más el servicio que brindamos”.
Nava Vargas explica que en muchos pacientes han tenido que tratar episodios de ansiedad y depresión. Pero eso les ha dado la oportunidad de demostrar todo lo que pueden ofrecer como profesionales de la medicina.
“Y lo que más me ha marcado es ver la variedad de pacientes que tenemos, pacientes psicomórbidos que llegan a fallecer, o que no desean ciertos manejos. Tratas de darle su confort y que estén bien”.
Jesús Carlos Mora Mora, encargado de recepción y seguimiento de pacientes en el Laboratorio de Diagnóstico COVID-19 del Centro Universitario de Ciencias de la Salud, tiene como tarea atender vía telefónica a los pacientes las 24 horas, para agendarlos, valorar sus síntomas y definir si son candidatos a prueba PCR en tiempo real o prueba real y darle su seguimiento y, en caso que sea necesario, derivar a hospitalización o al Centro de Aislamiento Voluntario.
“Ha sido una satisfacción muy grande, es algo que tenemos que retribuir a la universidad y por ende a la sociedad de lo mucho que nos ha dado para nuestra formación”
Sin embargo, también lamenta que la gente ya no se cuida y se ha vuelto insensible al número de muertes.
La UdeG, pilar de la medicina en el Occidente del país
La Universidad de Guadalajara, por su trayectoria y antigüedad, es base importante del sustento de todo el sistema de salud en Jalisco y el Occidente del país. De esta institución han egresado médicos que hoy están en todos los rincones de México y es una pilar para enfrentar la pandemia, explica Héctor Giancarlo Torres Nuño, coordinador de la carrera de Medicina.
“Ingresan alrededor de 700 estudiantes por cada año y 350 que se encuentran en el internado en instituciones como el Instituto Mexicano de Seguro Social, el Instituto de Seguridad Social de los Trabajadores del Estado ISSSTE, en el Hospital General de Zoquipan y distintas regiones del estado, quienes sostienen parte importante de la atención en salud. Además hay 350 médicos de servicio social en cada generación
Durante la pandemia de COVID-19, ha quedado de manifiesto la importancia de esta profesión, coincide Torres Nuño.
“Estamos en una etapa complicada que requiere todavía de la atención de todas las autoridades de gobierno, educativas y del personal médico. Se debe reconocer el trabajo de todo el personal de salud para enfrentar a la pandemia en nuestro país”.
Satisfacciones y esperanza
El paciente de COVID-19 sufre aislamiento. El rol de los familiares, el papá, el hermano, el amigo, lo ha asumido el equipo del personal de salud, pues tiene que haber un espacio para apoyar al paciente en darle la comida, el desayuno, la cena.
“Es una enfermedad en soledad para el paciente y en parte del familiar que se ve aislado. En ocasiones sus familiares ya no vuelven a verlos con vida”, detalla Zúñiga Quiñones.
Agrega que los residentes de diferentes especialidades se han sumado de manera voluntaria: los anestesiólogos, medicina interna, terapia intensiva y especialidades poco afines a la infectología, como los dermatólogos y ha contribuido a que la carga de trabajo haya salido adelante.
Es así como no todo es tragedia. También han tenido buenas experiencias, añade Zúñiga Quiñones.
“Gente de 85 años que se intuba y días después logramos extubarlos, logramos darlos de alta y tenemos la contraparte, la que te motiva y te hace seguir luchando por el resto de los pacientes. Hemos vivido las dos caras”.
Para Mora Mora, algo que lo ha marcado es la gratitud de las personas.
“Ese gracias que se sientes sincero. O que te mandan mensajes cuando se sienten mejor y nos ha tocado que al laboratorio nos llevaban comida, pues sabían que estábamos encerrados. Ese detalle de la gente no tiene precio”.
“El orgullo de ser médico egresado de la Universidad de Guadalajara es inmenso. Tenemos satisfacción grata de aportar un granito de arena a todo esto”.
“Es por eso que queremos felicitar a todos nuestros médicos en este día 23 de octubre, refrendar por parte de la UdeG y de parte de estos profesionales, esa vocación de servicio que deben mostrar ante todos los pacientes”, concluye Torres Nuño.