¿Cómo las familias de periodistas que han asesinado o desaparecido en México sanan su alma? ¿Cómo resisten ante las revictimizaciones por parte de las autoridades?
Este jueves, durante la primera jornada del XIX Encuentro Internacional de Periodistas (EIP), “De la caja negra al libro blanco”, tuvo lugar la charla “Organización de familiares de periodistas y víctimas de asesinato y desaparición forzada”, en la que tres mujeres abordaron su experiencia.
Ahí, Griselda Triana, periodista y activista feminista, quien fue esposa del periodista Javier Valdez, asesinado el 15 de mayo de 2017, recordó que tras la tragedia hubo una gran atención mediática y hasta una ola de reconocimientos internacionales a quien fuera el fundador del semanario Río doce.
“Es devastador; entramos en shock y tenemos mucho miedo; me abrumó toda la atención que estábamos recibiendo y me preguntaba si lo mismo pasaba con otros familiares de periodistas desaparecidos o asesinados”, declaró Triana.
Su duda la motivó a hacer un diagnóstico, para el que entrevistó a esposas y mamás de periodistas de Veracruz, Guerrero y Chihuahua.
“Encontramos que las familias están en el olvido por parte de las autoridades. En ellas las mujeres se vuelven jefas de familia y quedan frente a la exigencia de justicia. Las familias se enferman, y me refiero a que pierden sus patrimonios, se aíslan, no tienen redes de apoyo o son revictimizadas por la instituciones que deben procurar justicia”, informó.
Una de las labores de Griselda Triana fue crear una red de apoyo con familiares de víctimas para generar encuentros y acompañamiento con asesoría psicológica, con perspectiva de género y derechos humanos.
“No hay empatía real con lo que estamos viviendo; el acompañamiento real viene desde la organización de la sociedad civil y los defensores de la libertad de expresión, que han asumido el compromiso con las familias para estar en este camino para el que no estábamos preparados”, recalcó.
María Fernanda de Luna Ferral, Directora del portal Quinto poder e hija de la periodista María Elena Ferral, quien fue asesinada el 30 de marzo de 2020 en Papantla, Veracruz, dijo que “lo que a ella (a su mamá) la mató fue escribir una columna que hirió ciertos egos, hasta hoy van 33 periodistas asesinados en Veracruz. Van tres años y ocho meses de este crimen. Seguiré alzando la voz por ella y los periodistas en el resto del país”.
Ella forma parte de la Red de Memoria de Lucha de Periodistas Asesinados o Desaparecidos, y se dijo revictimizada por tener que revivir su dolor en cada charla, pero asegura que es necesario, para evitar a toda costa que se repita la historia.
Indicó que el caso de su madre es el único crimen que la autoridad reconoce que fue por su labor periodística. “En Veracruz hay mucha sangre de periodistas que no debió haberse derramado”.
También participó Yazmín López Solana, hija de Miguel Ángel López Velazco, periodista veracruzano asesinado el 20 de julio de 2011 junto con otros miembros de su familia, y quien dijo que cuando un familiar es víctima de la violencia “tenemos la oportunidad de platicar con otros familiares de periodistas en una mesa, en un café. Podemos escucharnos porque no todos tenemos la oportunidad de ir a un psicólogo y calmar nuestra alma”.
“El miedo es lo que nos hace no movernos, nos inmovilizamos y todos caemos en esa situación y dejamos de vivir, estamos muertos en vida. Cuando va saliendo el miedo, psicológicamente empezamos a salir y dejamos de tenerlo para comenzar a hacer una red y apoyarnos. Yo tardé 13 años en poder hablar de esto”, mencionó.
Las tres mujeres abordaron la importancia de la colectividad en el apoyo de las víctimas, pero también la exigencia a las autoridades que no cumplen con la prevención y procuración de justicia.
El panel estuvo moderado por las periodistas y académicas de la Universidad Veracruzana, Guadalupe Mar Vázquez y María Teresa de Jesús Arroyo Gopar.