Mayo, puede decirse, es el mes de Pita Amor. Nació el 30 de mayo de 1918 en la Ciudad de México y, en esa misma ciudad y mes, falleció el día 8 del 2000. En vida tuvo infinidad de amistades. Baste señalar a los pintores Diego Rivera y Roberto Montenegro. O el escritor Juan José Arreola, a quien ella le dedicó el segundo cuarteto de su soneto “Dedicatoria”: “A Arreola, el florentino mexicano/ que a Salaino su gorra le ha bordado/ con alamares de festón plateado/ que dibujó con tinta de su mano”.
Por supuesto que a Juan José “le cayó de perlas” –usando su expresión—, este mínimo homenaje. Arreola dijo de ella en una ocasión: “Era un ciclón, un meteoro… un aguacero resplandeciente con rayos y centellas y todo. Parecía una aparición, un fenómeno, una fuerza de la naturaleza en figura de mujer”. Su amistad venía de lejos. Desde cuando ambos eran jóvenes y se dedicaban al quehacer cultural en la Ciudad de México.
Otro jalisciense, nacido en Concepción de Buenos Aires, fue su amigo. Mucho menos conocido que los anteriores, fue el pintor Rodolfo Chávez Parra. Eran los años sesenta del siglo pasado y Pita Amor trabajaba en Radio Universidad. Escribe Beatriz Espejo en su ensayo Pita Amor, un mito mexicano: “Max Aub, director de la emisora, le facilitó [A Pita Amor] su último trabajo en Radio Universidad, el programa Variaciones sobre un motivo poético. Quince años llegó en taxi que la esperaba a la entrada y pagaban los empleados, sobre todo Rodolfo Chávez Parra quien le hablaba todas las noches a cambio de una décima. Así salieron las ciento setenta que formaron El zoológico de Pita Amor (1975)”.
En el prólogo del libro, Adela C. Irigoyen, agrega: “En el silencio temporal de Pita Amor, el camarada y compañero insistía en romperlo. Chávez Parra la asediaba. Inquieto por el mutismo de la poetisa la comprometía a base de llamadas telefónicas nocturnas solicitando un poema a un animal. Le nombraba cualquiera. Pita improvisaba con su inagotable inspiración…”. Revisando el libro citado, son ciento sesenta (CLX) décimas.
Chávez Parra, ya residente en Guadalajara, presumía una exposición con sus pinturas en una galería de la Ciudad de México. Platicaba que Pita Amor, después de mirar la colección, le puso el título a cada cuadro y así quedaron registrados en la invitación. Al leerlos, de inmediato aparece el estilo de Pita. Algunos de ellos son: “El ave de las mil plumas, El ave de mil amores, El ave de plata, El pájaro de la magia, El ave de las cien luces, La soberana de las cumbres, La gaviota del Rey de Arabia, Búho de la noche triste…”
En la citada exposición (julio de 1977. Galería del Jardín del Arte, A.C), se imprimió una breve presentación escrita por Pita más un poema de su autoría:
Décima
A esos pájaros volados
a esos pájaros huidos
de sus celestiales nidos
a esos pájaros vedados
en sus vuelos desolados.
A esos pájaros del viento
que mueven su movimiento
con el vuelo de sus alas
y sus coloridas galas
que dan a la sombra aliento.
Guadalupe Teresa Amor Schmidtlein es el nombre de Pita Amor. Escribió varios libros de poesías, entre ellos, Décimas a Dios y Yo soy mi casa. Y modeló para Juan Soriano, Raúl Anguiano, Roberto Montenegro y Diego Rivera, entre otros. Éste ultimo la pintó desnuda causando la indignación de la aristocrática familia Amor.
De la biografía de don Rodolfo Chávez Parra se conoce poco. De la Ciudad de México se trasladó a Guadalajara. Vivió por la calle Coronel Calderón (Barranquitas) y después se trasladó a Tlaquepaque (Lomas del Paradero). De vez en vez se le veía, junto con algunas personas, acudiendo a las exposiciones de pintura. Los fines de semana visitaba su pueblo natal.
Al preguntarle por don Rodolfo Chávez Parra al cronista de Concepción de Buenos Aires, don Jesús Torres Contreras, lo ubicó de inmediato. “La casa de sus padres estaba por la calle Constitución. Cuando venía, algunas veces platicábamos por la tarde”, comentó vía telefónica. Confirmó la amistad de Chávez Parra con Pita Amor y aseguró: “Rodolfo Chávez Parra falleció hará unos ocho años [2016] en Guadalajara”.
