¿Por qué es importante estudiar el crecimiento demográfico? Porque éste demanda servicios de salud, vivienda, educación, trabajo, condiciones vitales para el desarrollo personal y económico de una sociedad. La carencia de estos servicios, afectan su bienestar y se generan situaciones de vulnerabilidad para los grupos de población que se encuentran en entornos de desigualdad.
Por una parte, prevalece el optimismo al saber que la esperanza de vida al nacer va en aumento; mientras que en 1970 era de 58.6 la edad promedio a nivel mundial, en 2019 fue de 72.6 y se espera que en 2050 se alcancen 77.1 años, pues el avance científico y tecnológico ha desarrollado tratamientos que permiten mejorar la calidad de vida de las personas, lo cual reduce los índices de mortalidad.
Por otra parte, el aumento exponencial de la población ha desatado necesidades que para el planeta ya son insostenibles, de las cuales el agotamiento de los recursos naturales como el agua para la producción y consumo de alimentos es una de las principales preocupaciones.
De acuerdo con la UNESCO, el aumento del ingreso por persona ha generado mayor consumo y a esto se añade que la población mundial crece a un ritmo de 80 millones de personas al año, que demandan aproximadamente 64 mil millones de metros cúbicos anuales de agua dulce. Se prevé que al año 2030, el 47% de la población mundial vivirá en zonas con estrés hídrico.
Otra situación de análisis de la población está relacionada con el cambio en la estructura demográfica, se observa una tendencia a disminuir en los grupos de niños y jóvenes. Por ejemplo, el grupo de 0-14 en 1970 representó el 37.5% de la población mundial, para el 2015 fue de 26.2% y se espera que será de 21.1% en 2050; el grupo de 15-24, para estos mismos años pasó de 18.1% a 16.2% y será de 13.7% respectivamente.
Asimismo se observa que, a partir del año 2020, la población en edad productiva de 15-59 años empezará a disminuir: en 2015 fue de 61.6% y en 2050 representará el 57.5%. En contraste, es notable el dinamismo de crecimiento en el grupo de población de los adultos mayores, quienes representaron el 8.2% en 1970, 12.2% en 2015 y se prevé que en 2050 serán el 21.4%, de acuerdo con las proyecciones de la ONU.
Pero, ¿estamos preparados para atender las necesidades de una población vulnerable, tal como se identifica a los adultos de la tercera edad, en términos de salud y movilidad en las ciudades?
Este es un tema que también se relaciona con la sostenibilidad del entorno, los sistemas de pensiones deberán ampliar su cobertura y viabilidad financiera para garantizar sus derechos y se deberá trabajar hacia ciudades sostenibles donde coexista la infraestructura sustentable y funcional para los adultos mayores.
Desde 1989, el 11 de julio se conmemora el Día Mundial de la Población, que es promovido por el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) y es una ocasión para revisar las metas programadas no sólo en el ámbito demográfico, sino en las implicaciones que éstas tienen en el medio ambiente, la economía y el bienestar de las personas.
La gran cruzada por apostar al control natal ha funcionado sobre todo en la Unión Europea, sin embargo, deben pagar una factura muy alta al tener una población creciente en adultos mayores y una disminución en las tasas de natalidad (1.5% en 2018).
El grupo de edad mayor de 65 años en 2018 representó el 19.7% y se proyecta que para el año 2050 representen el 28.5% de la población europea. Esta situación es preocupante, debido al gasto social que implica en el ámbito de la salud y las jubilaciones. Por tanto, se busca encontrar el equilibrio entre un crecimiento poblacional y la calidad de vida de los habitantes, con un desarrollo económico sustentable y una mejor distribución territorial que implique construir puentes sostenibles para el planeta.
*Ruth Padilla Muñoz/ Rosario López Moguel
