Población podría presentar fatiga pandémica

Provocada por la prolongación del encierro, puede afectar en diferentes niveles a todos lo integrantes de la familia, aunque pudiera tener más repercusiones en niños, adolescentes y adultos mayores. En algunos casos, puede requerir atención psicológica

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Después de un largo periodo de aislamiento, y ante las medidas sanitarias que tienen que aplicarse para reducir los riesgos de contagio por COVID-19, hay personas que reportan fatiga pandémica, que afecta distintas aristas de su vida tanto en el ámbito familiar y laboral, además de que puede implicar una actitud donde la persona ya no le importe cuidarse ni adoptar las medidas sanitarias para disminuir el riesgo de infectarse o infectar a otros por el SARS CoV-2.

Lo anterior lo afirmó Francisco José Gutiérrez Rodríguez, jefe del Departamento de Psicología Básica, del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS),  en la Universidad de Guadalajara (UdeG).

Personas con fatiga pandémica reportan un cansancio generalizado, problemas en la conducta alimentaria y el sueño. Pueden tener atracones de comida para tratar de mitigar la ansiedad, lo que muchas veces implica consumo de comida rica en carbohidratos y grasas que provocan incremento de peso.

La gente  puede estar también apática, retraída, no tener apetito, y perder peso, así como energía para realizar sus actividades cotidianas.

Hay quienes que, además, son afectadas en el sueño. Pueden sufrir disomnia, es decir dificultad para poder dormir, tipo insomnio.

La persona tal vez no pueda dormir las primeras horas o despierte intermitentemente, o tal vez pueda conciliar el sueño, pero despertar en la madrugada y ya no poder dormir. Pueden también tener un sueño inquieto y pesadillas.

La fatiga pandémica puede provocar síntomas depresivos, de ansiedad, irritabilidad y problemas de control de impulsos.

Aunado, puede haber una actitud oposicionista. Las personas se quitan el cubreboca, minimizan las medidas de protección, culpan a otros, pueden tener estallidos ante las personas que les piden observar las medidas de seguridad, pueden manifestar rabia y agresión, y ya no suelen reflexionar sobre el riesgo que corren.

Todavía no se sabe qué porcentaje de la población en México sufre fatiga pandémica. «Los estudios de salud mental durante la pandemia ha quedado un poco relegados frente a los diagnósticos médicos».

«Aunque la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha recomendado a los gobiernos atender la salud mental, es a la última de las áreas a las que se ha dado importancia».

La fatiga pandémica afecta principalmente a adolescentes, adultos mayores, así como jefes y jefas de familia por la carga de responsabilidad que tienen.

En el caso particular de los adolescentes, suelen no advertir las consecuencias lógicas de los actos, pueden mostrar oposición a dejar de salir, pueden no querer lavarse las manos ni sanitizar su ropa, y hay quienes consideran que son medidas exageradas de los adultos y llegan a tener enfrentamientos con los padres.

Ante el problema hay que trabajar en acciones para que se active la capacidad de resiliencia. Los miembros de la familia pueden reunirse para que cada uno exprese cómo está viviendo la pandemia y diseñar entre todos estrategias creativas que permitan mitigar el estrés, dosificar los gastos, tratar de minimizar los que son superficiales, ante la crisis económica que muchos enfrentan; diseñar actividades del manejo del tiempo libre que sean cooperativas e involucren a todos los miembros de la familia, acudir a técnicas de relajación muscular profunda; para niños cuentos didácticos, que los pueden ayudar a entender por qué no pueden salir.

Pueden recrear las condiciones de una sala de cine, hacer palomitas, preparar botanas, cocinar juntos, distribuir las tareas domésticas, hacer ejercicio cardiovascular y caminar, aunque sean sólo vueltas a la manzana.

Tener actividades fijas, establecer rutinas desde el momento en que se despiertan en la mañana, asearse, empezar a tener horarios, porque una persona que tiene exceso del manejo del tiempo libre y no lo sabe administrar, de repente puede ser más propensa en caer en una crisis emocional.

El psicólogo puede ayudar a combatir la fatiga pandémica en diferentes niveles. Puede ser a nivel individual dando a las personas estrategias adecuadas para mitigar el estrés, como las ya mencionadas; puede hablar con el grupo familiar para ver si los padres están ignorando las necesidades de los niños y adolescentes, y cómo se sienten los adultos mayores, dar psicoeducación respecto al cuidado de la salud mental, así como psicoeducación preventiva a través de los medios de comunicación.

Las personas que necesiten ayuda pueden comunicarse, en el CUCS, al teléfono 10585200, extensión 34280, de lunes a viernes, desde las 9:00 a las 19:00 horas, en el Programa de Atención Psicológica, del CUCS, o pueden marcar el 075 o 38-33-38-38, del Servicio de Intervención en Crisis, del Instituto Jalisciense de Salud Mental, el cual funciona las 24 horas del día los 365 días del año.

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