Cinco poetas en lenguas indígenas unieron sus voces, a la distancia, para mostrar su sentir en medio de la pandemia del COVID-19, en el V Encuentro de Literaturas en Lenguas Originarias de América que se realiza en el marco de la edición especial virtual de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara 2020.
Liliana Ancalao, poeta de origen mapuche nacida en Argentina, compartió con los lectores fragmentos de su obra Las mujeres y el frío, en la que narra cómo vivió su infancia en el aislamiento que se impone cada año durante el duro invierno en la Patagonia.
Este año, reveló, al aislamiento por la pandemia se sumó una gran nevada que se prolongó durante más tiempo de lo previsto y fue muy persistente, dando como resultado la pérdida de animales que quedaron tapados por la nieve y la muerte de personas que no pudieron recibir atención médica.
“Mi mamá nos abrigaba/ella es como una adentro/ hay que abrigar a los hijos, el pecho, la espalda, los pies y las orejas/dicen así y les crecen las ramas y las hojas/ y defienden a los chicos del invierno/ y a veces sale el Sol y ellas tapando/ porque los brazos se les van en vicio y hay que sacarles despacio con palabras esos gajos”, leyó en lengua mapuche.
En la lectura poética “La memoria de la tierra”, Ariruma Kowii, poeta de origen quechua y originario de Ecuador, compartió textos de su autoría que hablan de su comunidad y de sus vivencias como indígena.
“Nuestra lengua viene abrazada con la luz del sol y de la luna/ y juntos seguimos sembrando, tejiendo/ puliendo palabras que narran el pasado, palabras que inundan el presente/ palabras que auguran un buen futuro”, dijo acompañado de música tradicional quechua.
Francisco Antonio León Cuervo, narrador y poeta indígena mazahua, ganador del Premio de Literaturas Indígenas de América 2018, habló de la importancia de la temporada de cosecha para su comunidad y de las dificultades que enfrentan quienes viven en las comunidades más alejadas durante la pandemia, pues no tienen fácil acceso a los servicios de salud y a la conectividad por los altos costos de Internet y la telefonía móvil.
“Partieron los hijos como quien abandona la casa/ apaga el fuego y sella la puerta para no volver/ siguiendo su estrella tomaron camino/ fueron a desmontar los cerros, saquear la selva, bloquear los ríos/ cocer la vía, iluminar la noche/ edificar ciudades, levantar la telaraña, hacer la colmena y traer el progreso”, recitó.
La poeta Mikeas Sánchez, defensora del territorio zoque, contó que en su comunidad están enfrentado el COVID-19 con medicina ancestral y herbolaria “que es capaz de sanar el corazón y el alma”, basados en la buena alimentación, sin químicos, ni pesticidas, ni agrotóxicos, heredada de sus ancestros.
“¿Cuánto valen? los amos de la barbarie nos dicen/ te ofrezco una cuenta millonaria a cambio de tu cielo azul/ te construyo un hermoso supermercado a cambio de tus montañas/ un millón de dólares por la sonrisa de tus hijos que corren bajo la lluvia/ los mocayas nos reímos de su ignorancia”, expresó.
Angélica Ortiz López, poeta wixárika, leyó poemas en los que muestra el orgullo que siente por su origen indígena y en el que se refleja la feminidad en la comunidad y la conexión con la madre Tierra.
“Soy mujer gacela/ hija de mi madre Tierra/ cuando escucho sonar el tambor/ mis pies aligeran y se mueven/ soy mujer gacela/ camino con mi cascabel al cuello/ sólo aquel que beba de mi jícara/ podrá escucharme/ soy mujer gacela/ mientras llega tu flecha/ voy sembrando mis huellas/ ante la complacencia de mi madre Tierra/ mujer gacela soy”, recitó.