Es John Fante un escritor ordinario, vulgar. John Fante es un gran escritor norteamericano. Sólo un gran talento puede conciliar estas antagónicas características. Abramos el espacio de las fechas y los lugares para decir que Fante nació en la llamada “América Profunda”, esa donde los escritores de las márgenes geográficas de Estados Unidos señalan como cuna de las pesadillas y los sueños americanos representados por sus hermosos paisajes y sus más grandes miserias. John nació en Boulder, Colorado. Un lugar que no se parecía nada a la Italia natal de sus padres. John Fante era un “macarrón” en un lugar de Estados Unidos que podía disculpar la embriaguez de su clase trabajadora, pero que veía sospechosamente el catolicismo de esos migrantes europeos reacios a abandonar sus costumbres. Por eso John Fante huyó de las faldas de las Montañas Rocallosas para buscar un soleado lugar donde la miseria fuera sino menor, sí más soportable. Fante llegó a California y ésta lo recibió como recibe a los migrantes con ansias de triunfo: con trabajo seguro, pero ordinario.
Fante es el hijo de los migrantes que se asume como americano e inicia su camino con una violencia reivindicadora. Por eso algunos le llaman el primer escritor del “realismo sucio”. Arturo Bandini es un gran personaje de las novelas más famosas de Fante, y lo es porque es un excelente alter ego. Lo suficientemente parecido a su padre como para dotar de honestidad la escritura, y lo suficiente lejano emocionalmente de su autor como para ser todo lo antipático que debe ser un antihéroe.
Bandini es un machista, es un xenófobo y por ello se parece tanto al macho alfa que todo estadounidense aspira ser. Bandini es sensible y creativo, hambriento de conocimiento e iluminación, tal como todo joven norteamericano visto desde la mirada idealizadora del american dream. Bandini fracasa tanto, que vuelve real cada una de las visiones norteamericanas de Fante. Bandini es un tipo que puede hacer y decir cosas como esta en Camino a Los íngeles: “Veinticuatro horas después de destruir a las mujeres deseaba no haberlas destruido. Cuando estaba ocupado y cansado no pensaba en ellas, pero el domingo era día de descanso, las habría mirado para matar el tiempo, y Helen, Marie, Ruby y la Niña me susurraban frenéticamente, preguntándome si no lo lamentaba ya. Y lo lamentaba”. El personaje habla de las mujeres de papel cuché de las revistas de desnudos, pero bien podría hablar de las mujeres en su vida. De su madre, de su hermana, de la bibliotecaria que él desea, pero en la que despierta recelo. Bandini fracasa.
Como su declarado alumno, Charles Bukoswki, con Chinaski, Fante se mimetiza con Arturo Bandini. John Fante aparece por primera vez en la prensa un 8 de agosto de 1933 en la columna de Lee Shippey “The Lee Side of L. A.” como una gran promesa de la literatura de tan solo veintiún años, que contaba con un contrato con la editorial Knopf y había publicado en la revista American Mercury algunos de sus cuentos. Bandini en la primera novela escrita por Fante (rechazada por su editorial debido al lenguaje y la trama soez) es un chico que esgrime libros de Nietzche como fracasada arma de seducción, y trata de impresionar a sus compañeros en una empacadora de mariscos con poses de escritor. El John Fante de veintiún años retratado por Shippey dice cosas como esta sobre su trabajo como mesero: “Este trabajo es un agradable descanso de la escritura, y una herramienta más confiable para asegurarme la comida diaria”.
Fante se convirtió, a mediados de los cincuentas en un escritor ordinario del cual el mundo simplemente había pasado. Alguien que sin embargo se las había arreglado con muy poco para concretar una gran obra literaria de acuerdo a Brenda Lozano (Letras Libres, 128): “Releer una novela fascinante como La Hermandad de la uva o una bastante débil como Un año pésimo es volver a algo que sólo está en la voz de los libros de John Fante. Esas anécdotas ordinarias, provenientes de la vida cotidiana, que son suficientemente anodinas para dejar que la literatura haga su trabajo”.
¿Quién es el heredero literario de John Fante? Su hijo Dan, y también escritor, se desmarca: “Cuando era niño yo odiaba al hijo de perra. Mi viejo era un tipo maniaco con una lengua afilada. Fue sólo años después que aprendimos cómo amarnos”. ¿Sería entonces Charles Bukowski el responsable de su resurgimiento? Habrá que preguntárselo al polvo.