A partir de tres asesinatos que conmocionaron a Ciudad Guzmán, Hiram Ruvalcaba entreteje su primera novela titulada Todo pueblo es cicatriz, que recientemente fue publicada bajo el sello editorial Random House.
En 1996, Sagrario murió baleada en la entrada de su residencia; las detonaciones alertaron a los vecinos, incluyendo a Hiram de apenas ocho años, quien nunca había escuchado disparos, hecho que lo despertó y conmocionó.
“Un asesinato era una noticia absolutamente escandalizante, toda la gente hablaba de eso, conocía o sabía quiénes eran los involucrados y conmocionaron a mi pueblo”, explicó.
Poco después, en el año 2000, también a Rocío le arrebataron la vida de forma violenta: fue asesinada y sepultada a medias en la sala de su casa.
En 2005, la frontera simbólica entre un asesinato noticioso, anónimo, y el de alguien consanguíneo terminó por quebrarse. El Jalisco rural y semiurbano se había convertido en una tolvanera de cadáveres, y uno de ellos era el de su tío Antonio Ruvalcaba.
“Tomando como base estos tres eventos hago una especie de recuento aprovechando el paso del tiempo y cómo estos crímenes fueron tomados cuando ocurrieron, hace 20 años el primero, y cómo se contraponen con los crímenes que ocurren en la actualidad para ver qué ha cambiado en la sociedad y cómo la violencia se ha implantado en cada uno de los aspectos de nuestra vida, qué pudimos haber entendido en su momento de estos procesos y sobre todo de cómo los ciudadanos hemos sido afectados por la violencia y hasta qué punto formamos parte del mismo proceso”.
El también autor de libros de cuento, crónicas, ensayo e infantiles, quien incursiona ahora en la novela, manifiesta en esta nueva obra la honestidad creativa que ha tenido con otros libros.
“Yo siempre he tratado de ser muy honesto conmigo, con mi obra, con mis lectores, de ofrecer un producto cultural. Creo que los lectores se van a encontrar reflejados en estas historias que narro porque el proceso de la violencia es estructural”.
Entre sus planes está seguir escribiendo novelas, además de que sigue escribiendo cuentos, pues dice que sigue pensando en términos de cuentista.
“Ya esperaría después de haber dado este brinquito seguir estudiando nuevos géneros, ya que no estoy casado con el cuento”.