La encrucijada de México: populismo, neoliberalismo o democracia busca advertir contra los espejismos y las profecías de salvación, pero también ser crítico de quienes han detentado el poder y del neoliberalismo que tanta pobreza y violencia causó en el país.
De la autoría del Vicerrector Ejecutivo de la Universidad de Guadalajara, Héctor Raúl Solís Gadea, el volumen, copublicado por la Editorial Pollo Blanco y Solivagus, fue presentado el 1 de junio de forma virtual por Ivabelle Arroyo, Mauricio Merino y el autor.
Alejado de la perspectiva simplista y binaria con que los políticos pretenden obtener votos, este libro fusiona la historia personal de Solís Gadea con un análisis profundo de la realidad del país.
Tiene como claves del relato: el espejo de Echevarría, el colapso del nacionalismo revolucionario a finales de los 70 y su sustitución en los años 80 por el neoliberalismo; la transición democrática, la alternancia, la desilusión social y el derrumbe de los partidos políticos tradicionales con la llegada de Andrés Manuel López Obrador.
Merino Huerta, analista político, dijo que el libro apela a pensar, a entablar una conversación con el autor, pues tiene tono como de una charla con dos tequilas, con una preocupación compartida no sólo por lo que pase el próximo 6 de junio, sino más allá.
“Héctor Raúl, en este precioso ensayo, nos propone serenarnos, entender que México es mucho más complejo que esos dos polos y esa simplificación en la que nos han puesto para obtener votos: de que un solo hombre puede obtener grandes transformaciones, lo cual no es posible si no es de forma colectiva. Incluso, cuando ha habido grandes movimientos armados vuelven las cosas a su nivel y a imponerse la mecánica que creíamos superada”, declaró.
Dijo que Solís Gadea le pasa revista no sólo a ese pasado histórico, sino al período de Luis Echevarría, de los años 70, y sugiere que hay un cierto guiño en la propuesta de gobierno y un coqueteo del actual gobierno con ese pasado.
“Se preocupa por esa dicotomía que mira hacia atrás, un período neoliberal que a Héctor Raúl ni a mí nos gusta, donde hubo desigualdades y corrupción. Pero también nos dice: ‘Cuidado con querer salvar ese pasado que nos dejó sinsabores’. Hay que volver a la inteligencia compartida, y citando a Fuentes: ‘Recordar el futuro’. Algo así nos propone Solís Gadea».
«Vamos a serenarnos, el 6 de junio ni inicia ni se acaba el mundo».
«No cometamos el error de caminar de espaldas y forjar un porvenir para la patria. Y la patria no son los políticos”, subrayó Merino Huerta.
Ivabelle Arroyo calificó al libro como un “bocado analítico gozoso”, cuya gracia es la combinación de la historia personal de Solís Gadea con el análisis de largo alcance de la vida pública mexicana. Y leyó algunos párrafos en los que recuerda la era del presidencialismo priista de los años 70, que demostró que no era la panacea y lo que llegó después, el neoliberalismo, tampoco lo fue; además de que analiza el árbol genealógico con abuelos perversos y tíos dignos de ocultar.
“Hace unas semanas, cuando me platicó de la aparición del libro, me entusiasmó por el término ‘encrucijada’, cuyo significado es ‘donde se cruzan caminos de difícil elección’, pero también ‘donde nos quieren emboscar’. Y es así, nos quieren emboscar con términos binarios: populismo contra neoliberalismo, donde debes abrazar uno perdonando los pecados del otro”, apuntó.
Añadió que este provocador alegato es un llamado a la conversación, hay que repensarlo todo; para defender la democracia hay que darnos permiso de sacar todas las cartas.
“No imagino otra manera de responder al llamado de Héctor Raúl para salir airosos de esta emboscada que nos han puesto los neoliberales egoístas y los populistas mesiánicos; poner todas las cartas sobre la mesa. A eso nos invita con su análisis y su tono. A eso nos llama cuando registra los resultados de Vicente Fox, Echeverría o las promesas de AMLO, con un desapegado lente analítico que se da el permiso de hurgar en esos gobiernos, sin estridencias ni prejuicios. El libro es delicioso y se lee de una sentada gracias al tono conversacional y al uso que hace la editorial de los espacios blancos para hacer una pausa y tomarse un tequila”, dijo Arroyo.
Solís Gadea, quien es profesor de Teoría social y política, dijo que es deber de los académicos analizar la realidad histórica sin ser presas del maniqueísmo y del miedo, sino impulsar una perspectiva crítica que apueste por la racionalidad, que pueda ser debatida y modificada.
“He tratado de ser fiel a esta misión. Me ha costado trabajo, no creo haber sido objetivo, pero sí intenté no caer en fórmulas fáciles, no irme a la cargada en un sentido o el otro, denostando, alabando y asumiendo entusiasmos fáciles o ideológicos. Quisiera creer que hay soluciones sencillas, que hay hombres providenciales, partidos o encarnaciones de la voluntad popular o fórmulas abstractas que vienen de la tecnocracia o la ciencia económica; pero no existe nada de eso. Nada sustituye al riesgo que entraña decidir en cualquier situación política en que uno se encuentre», indicó.
«No hay decisiones radicales que no provoquen situaciones desastrosas”.
Explicó que el discurso del presidente López Obrador se volvió verosímil, no por su simpatía, sino porque hay una realidad del neoliberalismo que encaja en su discurso, ya que el periodo neoliberal fue motor de la desigualdad y el rencor social en el cual ahora el presidente quiere basar su proyecto político.
“No tenía presente el término que dice Ivabelle de la encrucijada, de la celada que se le prepara a quien duda porque está en ese cruce de caminos. Me parece que con, o sin López Obrador, el neoliberalismo iba a encontrar el final de su validez histórica y la prueba de sus carencias y complicaciones críticas, y tarde o temprano íbamos a entrar en esa situación. Me parece que la salida que ofrece López Obrador es una salida fácil, peligrosa, montada en nuestra capacidad de ilusionarnos mágica e infantilmente. La historia ha demostrado que el radicalismo ideológico y las ilusiones construidas entre un piso de barro conducen a catástrofes”, subrayó Solís Gadea.
Añadió que, tarde o temprano, los mexicanos habremos de resolver nuestros problemas regresando a revisar nuestra historia, el pasado, categorías, utopías y aspiraciones, y siendo capaces de conversar y dialogar serenamente para encontrar puntos de acuerdo y un marco solidario común que también nos permita vivir libremente como individuos.
“No renunciemos a nuestra capacidad de hablar porque nadie, desde un monólogo matutino cotidiano, puede representar la diversidad enorme que es México”.