El principio Pax Ergo Sum trascenderá los debates intelectuales, para posteriormente lograr su posicionamiento cultural y científico en beneficio de toda la humanidad
El ser humano siempre se ha preguntado sobre su origen, y su razón de ser y existir. Dichos cuestionamientos los ha realizado en forma empírica, teológica, o a través de metodologías, disertaciones, hipótesis científicas e incluso pseudocientíficas.
En un enfoque teológico, en diferentes religiones monoteístas y politeístas, la interacción del ser humano le da sentido, estabilidad y certeza a su propio origen y existencia.
En el pensamiento racional antropocéntrico-filosófico, lógico-aristotélico, así como en el pensamiento de abstracción cabalístico-numérico, en las combinaciones escolásticas-deductivas y en las visiones positivistas-científicas-biologicistas, se pretende dar sentido al ser humano desde un plano disciplinar. Aunque recientemente se ha impulsado una visión holística, inter-multi-transdisciplinaria.
En la teoría desarrollista, hay un esfuerzo por encontrar la abstracción respecto a la evolución de la humanidad. Desde la cosmovisión basada en el poder y la supervivencia frente al conflicto, o la cosmovisión fundada en la competencia, hasta las más avanzadas respecto a la integración política y económica, como lo explican H.B. Danesh y Sara Clarke-Habibi en el Manual Curricular de Educación para la Paz Una Guía Conceptual y Práctica.
Actualmente se aspira a encontrar una nueva forma de organización que vaya más acorde al proceso de madurez deseable en la humanidad. Aquella que responda a ideales bioéticos, de respeto a los Derechos Humanos, la justicia, la equidad e igualdad de oportunidades, más allá de los intereses de unos cuantos Estados-nación o de organizaciones transnacionales.
Existe una oportunidad integradora que puede aplicarse a los diferentes contextos sociales, culturales, políticos, económicos y religiosos, que bajo una simplicidad argumentativa pueden ser punto de cohesión.
La paz se encuentra hoy dentro del punto más alto en las agendas públicas de la humanidad. El estudio y práctica de la paz impacta nuestra existencia espiritual y material de forma multidimensional y desde una perspectiva ontológica, epistemológica, teológica, teleológica, transdisciplinar y sociológica. De aquí emerge una paradoja de una simbiosis ético-implicativa-biológica, similar a la construcción de Cogito Ergo Sum (pienso luego existo), para actualizarla y universalizarla mediante el lenguaje científico, es decir: sin paz no existimos (Pax Ergo Sum).
Lo anterior, a efecto de impulsar una cultura de paz en toda la humanidad, al estilo de una misión y visión conforme al pensamiento estratégico de George L. Morrisey, dando una razón de ser y guía a la humanidad. Esta última se encuentra necesitada de una construcción simple, a la vez entendible y eficaz para lograr su felicidad y la de los demás, por medio de un estadio atemporal que le represente la doble significación al estilo de la cultura anglosajona concerniente al I am, que representa el “yo soy” y el “yo estoy”, como parte de un compromiso, una apropiación respecto de lo que soy, lo que hago y lo que es mi propia esencia; soy y existo.
Pax Ergo Sum tendrá diversos defensores y detractores y sus niveles de profundidad de análisis pueden variar. Ello es propio de la génesis de cualquier teoría o principio, que bajo una revisión paradigmática propia de la revolución Kuhniana, queda expuesto para su discusión dentro y fuera de la Academia.
Existe la confianza de que en diferentes procesos cognitivos, el principio Pax Ergo Sum trascenderá los debates intelectuales, para posteriormente lograr su posicionamiento cultural y científico, en beneficio de toda la humanidad.
Texto: Enrique Arámbula Maravilla[1], Narcedalia Lozano Garza[2], Arturo González Solís[3]
[1] Tercer Visitador de la Defensoría de los Derechos Universitarios y Profesor de tiempo completo del CUCSH de la Universidad de Guadalajara.
[2] Embajadora en Iberoamérica del International Education for Peace Institute.
[3] Profesor de tiempo completo del CUSUR de la Universidad de Guadalajara.