El set de filmación de la película estadounidense La noche de la Iguana, ubicado en Mismaloya, está abandonado 59 años después de impulsar la transformación de un pueblo típico de pescadores del Pacífico mexicano en un destino turístico de escala internacional.
Marco Antonio Cortés Guardado, investigador del Centro Universitario de la Costa (CUCosta), propone la restauración del sitio para dar nuevo brillo al destino e impulsar la conservación del patrimonio arquitectónico en su libro Puerto Vallarta de película, editado por la Editorial Universidad de Guadalajara.
“Planteamos se consolide una voluntad colectiva con el rescate del set de La noche de la iguana, pero también que el gobierno actúe para establecer reglas de conservación del patrimonio arquitectónico y del escenario urbano”, puntualizó el también ex Rector General de la Universidad de Guadalajara.
De acuerdo con el investigador, la acción colectiva y del gobierno deberán evitar la destrucción de los rasgos de un pueblo típico mexicano que es el principal atractivo de la región.
“Pese a que el gobierno, empresas turísticas y consorcios hoteleros continúan alimentando el paisaje paradisíaco del puerto, la dinámica inmobiliaria comienza a invadir el área de montaña y alrededor del pueblo original”, ahondó.
Entre los problemas se encuentra la transformación del paisaje urbano con las torres que contrastan con el “estilo Vallarta” en las cercanías del Centro Histórico.
Para Cortés Guardado el problema se encuentra en “los permisos para la construcción de edificios de departamentos con un estilo arquitectónico completamente alejado de la arquitectura típica de Puerto Vallarta, compuesta de fincas de la arquitectura serrana típica”.
La finca utilizada en el filme responde a la arquitectura de una época seminal que se desbordó antes de terminada la década de los sesenta. Como testigo de un fenómeno que atrajo a turistas de los Estados Unidos y de Canadá, la construcción podría formar parte de locaciones de otras cintas exitosas.
Cortés Guardado plantea que la conservación de la finca de La noche de la iguana traerá proyección y el cuidado de los pueblos, como ha ocurrido con otras cintas.
Por ejemplo, Djerba en Túnez fue el escenario de Star Wars, lo que llevó a los admiradores de la cinta a aventurarse a África con el impulso a la economía del lugar; El bueno, el malo y el feo, filmada en Burgos, España, también propició que la asociación cultural Sad Hill promoviera la conservación de los sets. Y en el pueblo de Cong, en Irlanda, donde se filmó The quiet man en 1952, se estableció la conservación del pueblo sin la introducción de cambios en el paisaje.
En el caso de Puerto Vallarta todavía no hay una iniciativa ciudadana o gubernamental para impulsar la recuperación del predio que está en disputa legal y luego su restauración.
El investigador consideró que hay voluntad en la sociedad vallartense, en especial de los extranjeros, aunque en el gobierno “esa voluntad no se compara con los extranjeros, hoteleros ni empresarios”.
La película contribuyó a la construcción de una nueva imagen de Puerto Vallarta como el destino romántico y de aventura que se plantea en la cinta, estrenada en 1964.
“Reunía las claves del imaginario turístico de la época: aventura y descubrimiento de la naturaleza. La película agregó romanticismo, sofisticación y erotismo, además de la libertad para experimentar en un lugar con la naturaleza y la población local abierta al turismo”, explicó Cortés Guardado.
El motor que arrancó la película La noche de la iguana desplegó efectos positivos y negativos en el paisaje, la economía y la seguridad de Puerto Vallarta. El cambio debe integrar una voluntad colectiva para el desarrollo y cuidado integral del patrimonio cultural del destino turístico, indicó.