La temporada invernal, las festividades navideñas y de fin de año, así como la aparición de variantes de preocupación del COVID-19 como Ómicron y Delta, son factores que podrían incidir en un crecimiento en el número de casos de la enfermedad ocasionada por el virus SARS-CoV-2 y en una cuarta ola, tomando en cuenta que las medidas sanitarias de protección se han relajado, afirmó Jorge Hernández Bello, Coordinador de posgrado del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) y miembro de la Sala de Situación en Salud por COVID-19 de la UdeG.
Aclaró que actualmente la variante Delta es más frecuente en la población de Jalisco, y si hubiera una cuarta ola sería principalmente de ésta, porque la variante Ómicron, debido al mínimo número de casos en el país, difícilmente podría ser la prevaleciente.
“Estamos en un punto donde podemos todavía maniobrar y ajustar muchas de las medidas que la población ya conoce. Es importante que cada persona tome conciencia de que no debe de hacer fiestas en lugares cerrados, evitar reunirse con muchas personas y seguir usando cubrebocas, lavarse con frecuencia las manos o utilizar gel con base alcohólica; además, las personas que no se han vacunado, deben hacerlo”, enumeró.
Destacó que del 28 de noviembre al 4 de diciembre hubo en Jalisco mil 56 nuevos casos, y el promedio de semanas anteriores era un poco superior a los 800; pero, por fortuna, en la semana del 5 al 11 de diciembre la tendencia fue de disminución en el número, al registrarse 976 nuevos casos. Por lo tanto, no se puede hablar actualmente de una tendencia hacia el alza.
Una tendencia más decisiva que indique si vamos hacia la cuarta ola o no será de acuerdo con los reportes de la última semana de diciembre y las dos primeras de enero de 2022.
Añadió que existe el riesgo de adquirir la enfermedad a través de las mucosas, como la de los ojos, por lo que no está de más la protección ocular con lentes; pero la vía principal por la que se puede adquirir la enfermedad es la vía respiratoria.
En cuanto a las casas, lo ideal es que tuvieran ventanas abiertas para favorecer la ventilación natural que reduzca la recirculación de aire.
Hernández Bello explicó que, si hay todavía adultos mayores, personas inmunosuprimidas o con enfermedades metabólicas que no están completamente vacunadas, seguirán siendo el blanco de una posible cuarta ola. Los niños no son una población que esté exenta de la enfermedad y deben de cuidarse, aunque la mayoría no desarrolla una sintomatología grave.
La recomendación para estas fiestas es reunirse en espacios abiertos y con el mínimo de personas posibles. “Hay que tratar de convivir con las mismas burbujas. Si en una casa viven diez, y son los que una persona frecuenta diario es menor el riesgo a que si son también invitados amigos que están fuera de ese núcleo”.
Hay factores que podrían incidir para que una posible cuarta ola no sea tan grave como las anteriores: 1. Hay más conocimiento sobre cómo tratar la enfermedad y cómo prevenirla; y 2. La vacunación puede influir también para que no se dispare el número de hospitalizaciones y muertes.