Frente al auditorio Salvador Allende, ubicado en el Campus Universitario La Normal, donde el 2 de diciembre de 1972 el expresidente chileno pronunciara la ya frase célebre, “Ser joven y no ser revolucionario es una contradicción, incluso biológica”, se le rindió homenaje al estadista de Chile a 50 años del golpe de Estado y el inicio de un legado cuya revisión estuvo a cargo de especialistas e investigadores de la UdeG.
El Rector del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH), Juan Manuel Durán Juárez, enfatizó que a 50 años del golpe de Estado, su legado sigue vigente, y la universidad conserva la memoria de Salvador Allende, su presencia y el fortalecimiento de lazos con la nación andina.
Dijo que la figura de Allende es la de un chileno sinónimo de justicia social, y un referente en el empuje para enfrentar la tremenda desigualdad que persiste en América latina. El 11 de septiembre de 1973 se registró el golpe de Estado de Augusto Pinochet, quien tomó el poder e implementó una dictadura militar con tortura, asesinatos y expulsiones del país, cosa que se extendió hasta la década de los 90.
En el foro “El legado de Allende y el lastre del pinochetismo, a 50 años del golpe”, celebrado en el Campus Universitario La Normal, participaron académicas y académicos de esta Casa de Estudio que revisaron el contexto social y político del golpe de Estado.
La investigadora del Departamento de Estudios Ibéricos y Latinoamericanos (DEILA), Anabel Castillón Quintero, enfatizó que ante el quiebre de la democracia que se transformaría en un símbolo de resistencia, hubo muestras rápidas y tempranas de solidaridad; se organizaron marchas, asociaciones en apoyo, huelgas y jornadas de reflexión.
“De esta forma el golpe de Estado en Chile no solamente se volvió un asunto que competía a los chilenos, sino que se volvió algo que era para el resto de personas; la recuperación de la democracia se convirtió en un anhelo y patrimonio universal”, dijo Anabel Castillón.
El investigador del DEILA, Jaime Preciado Coronado, subrayó que la dictadura gestó desapariciones, tortura, tratos crueles e inhumanos, y estableció una serie de condiciones que no deben de repetirse. “Nunca más una democracia bombardeada, un presidente muerto, la violencia desatada, un país en el espanto. Nunca más la palabra silenciada, los libros en la hoguera, los huesos en el desierto, lógica de las guerras, exilios en la Tierra. Nunca más políticas de la masacre, cuerpos torturados, violencia sexual, política, ideas censuradas, el fin de la memoria. Nunca más una dictadura”, sentenció Preciado Coronado.
El jefe del Departamento de Estudios de Movimientos Sociales, Jaime Tamayo Rodríguez, recordó los principios de Salvador Allende, quien estableció una sociedad igualitaria que avanzara en su momento hacia una sociedad sin clases. Sin embargo, con el actual gobierno izquierdista de Gabriel Boric, la oposición derechista retorna con las banderas pinochetistas.
“Preocupa el regreso de las fuerzas que hicieron posible el golpe de Estado, con un Congreso que tiene el impulso derechista que impidió el proyecto de Constitución que propuso el Presidente Boric”, resaltó Tamayo Rodríguez.
La investigadora del DEILA, Ulrike Capdepón, detalló que la detención de Augusto Pinochet influyó en la irrupción de la memoria sobre la dictadura, cuyo clímax llegó con el estallido social de 2019 “con las protestas de estudiantes de secundaria contra el aumento de la tarifa de metro, el catalizador que se escuchó en protestas del lema central ‘No son 30 pesos, son 30 años’, la continuidad de la dictadura de la concertación y la reivindicación de luchas feministas y pueblos mapuches que marcaron la agenda”, explicó la académica.
La investigadora del Archivo Histórico de la UdeG, Almenda Orozco Barranco, destacó la importancia de analizar las narrativas mediáticas de censura, criminalización, estigmatización y escarnio de los principales medios sobre gobiernos, grupos sociales e individuos.
El tesorero de la Asociación Comunitaria de Chilenos en Jalisco, Manuel Norambuena Cleveland, reseñó los lazos entre México y Chile: la misma fecha de Independencia, la educadora Gabriela Mistral y la solidaridad. “Lo que nos une es el éxodo masivo de chilenos por el golpe de Estado y que el representante de México en Chile pidió rescatar de este flagelo del que muchos no sobrevivieron”, compartió.
Para el ciudadano chileno, quienes sobrevivieron se arraigaron y cobijaron en México donde estrechan lazos entre los exiliados. Los sobrevivientes y sus hijos lanzaron los gritos de “¡Viva Chile! ¡Viva México! ¡Viva Salvador Allende!”.