Ricardo Castillo

"Un premio para sentirme presentable"

El poeta fue reconocido en el ámbito literario tras una vida dedicada al arte, además que a la academia

Foto: Edgar Campechano

Ricardo Castillo se enteró que había obtenido el Premio Jalisco 2023 en el ámbito literario en medio de su rutina runner de todas las mañanas. El premio, afirma, le llega pleno de significado tras una vida dedicada al arte y como una manera de “estar presentable” en el “último tramo de la vida” en el que pinta, escribe y sigue disfrutando del futbol.

Para el poeta de 69 años de edad, el 2023 deja tanto el Premio Jalisco como el Premio Jorge Ibargüengoitia de Literatura otorgado por la Universidad de Guanajuato a una vida dedicada a las letras, además que a la academia, de la que se retiró en 2020 después de décadas como profesor del CUCSH de la UdeG.

Entre sus poemarios se encuentran Concierto en vivo (1982); Borrar los nombres (1993) e Il re Lámpago (2009). En 1980 recibió el Premio Nacional de Poesía Carlos Pellicer por sus obras El pobrecito señor X y La oruga y en los últimos años se ha dedicado también a hacer poesía sonora.

¿Qué significa este premio? Significa, esa es la palabra. Voy a hacer una broma porque creo que hubiera sido más oportuno hace 30 años este premio cuando podía comer de todo y tenía media vida por delante (ríe), pero ahora es más significativo. Hay mucha gente que no lo ha ganado, que lo merece y que ya no está aquí, la tradición literaria del estado es bastante nutrida, particularmente en poesía, en los últimos 40 años. Llega ya en la recta final, pasó el tiempo de compensación (ríe).

¿Podríamos comparar la fenomenología del futbol con la de la poesía? Sí, tal cual es poco. Lo jugué mucho, seguramente he visto más partidos que libros que he leído, o sea, en ese tiempo dedicado en el sentido duro no habría comparación, sin embargo, siempre ha habido un ejercicio poético, algún día lo voy a desarrollar, tengo ya algunas notas, pero sí, en el fútbol primero tienes que recibir, despues vas al pase, a la conducción y al remate y básicamente son los fundamentos del poeta: primero tienes que tener algo que decir y luego salir por la izquierda o la derecha o seguir adelante, dar pase,  correr, recibir, en fin, se vuelve como esquemas y patrones más que conceptos discursivos. Son cuestiones también que pasan por la experiencia cuando lo juegas, porque funciona mucho la intuición, es algo de la mecánica del instante, porque tienes que decidir sin racionalizar, es cuando mejor fluye la palabra en el poema.

Foto: Edgar Campechano

¿Se siente y se escribe la poesía de manera diferente en esta etapa? Espero que sea así siempre, porque en todo caso quiere decir que a este poeta le estaban sucediendo cosas, y no se quedó en una imagen, en un esquema de sí mismo y ya no le sucedió nada. Siento que es completamente imposible ser joven y mirar la vida como un viejo y viceversa, es indeseable que un viejo mire la vida como si fuera un joven, es completamente artificial, siempre habrá más una pose y bueno, en todo caso una falta de inteligencia y de sensibilidad para asimilarlo. La distancia con la juventud no es tanto generacional sino fisiológica, el metabolismo que tiene un viejo, el sentido del tiempo, inclusive las obligaciones con lo que hay que resolver, dejas de funcionar para ser el primero en las barricadas sino que te vas al consejo de ancianos y pásatela bien, también. No debería haber viejos que fueran pendejos (ríe).

¿Esta experiencia con la edad viene aparejada de sabiduría o es una utopía? Hay una sabiduría práctica porque la información es una cosa, el conocimiento es otra y la sabiduría c’est fini (murió), nunca se puede comprobar, eso es un estado completamente subjetivo, de calidad de vida, efectivamente, un viejo debe tener la capacidad de sobreponerse y obtener la calidad de vida, estar más atento al arrivederci (adiós) que te están diciendo las cosas y tú tienes que estar presentable para despedirte, y el premio contribuye a sentirme presentable, que también eso sería hipócrita, decir que no contribuye a sentirme un poco bien.

¿La poesía sigue siendo vigente para la juventud? Desde luego que no, creo que ni en mis tiempos, aunque sí hubo una década de los 70 y principios de los 80 en que inclusive las editoriales grandes publicaron, ahora, desde los 90 para acá, quitando a Era, nadie más publica poesía, tiene que ser de instituciones o pequeñas editoriales, con esfuerzos del mismo medio literario.

¿La poesía es una profesión o un hábito? Hubo muchos que nos fuimos con la finta de creer que en la poesía se puede tener una profesión. No, en lo absoluto, no lo es, pero eso es precisamente lo mejor de todo, porque la poesía no se vuelve una carrera, sino se convierte en una epistemología, en una teoría del conocimiento, en una forma el conocimiento, en una forma de conocer. A la poesía le importa un bledo que no le entiendan, en cuanto tiene oportunidad con un ser humano no se hace entender sino que lo toca y lo descoloca para colocarlo, es decir, en realidad lo que hace es colocar a la gente en un punto en el que puedes observar las cosas fuera de ti mismo, fuera de tu biografía. Creo que la poesía es una técnica, no sirve para escribir poemas, sirve para entender el cotorreo.    

"A la poesía le importa un bledo que no le entiendan, en cuanto tiene oportunidad con un ser humano no se hace entender sino que lo toca y lo descoloca para colocarlo"

Ricardo Castillo

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