La investigación en neurociencias y, en particular, las ciencias del comportamiento y conductas humanas, la sociología y la economía han arrojado cómo las redes sociales transforman la convivencia social, cuya exposición excesiva genera alguna adicción en niñas, niños y adolescentes.
Así lo explicó la profesora investigadora del Departamento de Biología Celular y Molecular del Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias (CUCBA), Mónica E. Ureña Guerrero, con especial atención en la infancia y adolescencia.
“Debemos tener cuidado con los adolescentes, niñas y niños para no permitir que se genere una adicción hacia las redes, es decir, que la vida no gire únicamente entorno a opiniones, publicar en redes o que sus amistades vean lo que hacen en redes sociales”, dijo la experta del CUCBA.
Destacó la importancia de que en las infancia y adolescencia mantengan contacto físico con sus amigos y, especialmente, con la familia.
“Hay que mantener la atención de los hijos en la convivencia; desgraciadamente el ritmo de la vida nos hace caer en situaciones erróneas como el hecho de que el teléfono o cualquier otra consola se vuelve la niñera”, dijo Ureña Guerrero.
Remarcó este cambio de convivencia donde los adolescentes sólo comparten con sus amigos a distancia a través de los juegos o aplicaciones de redes sociales.
Sin embargo, el abuso de los dispositivos móviles en la infancia y adolescencia no se limita a la abstracción que provocan, sino que generan conductas de dependencia.
“En las conductas adictivas, la persona se concentra en esa acción lo cual le produce adicción y pierde el interés en resto de las cosas; en el caso de los niños es tanta su adicción que pierden el interés en el estudio o juego hasta en comer, tomar agua o ir al baño”, explicó Ureña Guerrero.
Otro trastorno se genera cuando los padres ponen límites y los niños juegan a escondidas con la aparición de nuevas tendencias en el comportamiento.
“Desarrollan la tendencia de que todo debe ser divertido, que tenga mucho color, movimiento o ruidos. Ante esto muchos profesores están en desventaja y, aunque las escuelas deben incluir las nuevas tecnologías en sus clases, difícilmente competirán con los videojuegos”, precisó.
Una consecuencia extrema es cuando el usuario sufre afectaciones psicológicas con las opiniones de extraños emitidas en redes sociales.
“Sabemos que hay gente que llega al suicidio a consecuencia del ciberbullying, las críticas o ataque a las fotos o publicaciones en redes sociales que se caracterizan poca la falta de empatía”, destacó.
La especialista recomendó poner un límite de tiempo al uso de los dispositivos móviles, supervisar los contenidos y redes que utilizan, y el uso de sistemas parentales para regular los contenidos.
Señaló que tanto los dispositivos como las redes sociales son herramientas ante las cuales habrá que acercarnos para evitar cambios de conducta como dependencia o adicción a las mismas.
“Las redes sociales han cambiado una parte de la convivencia social: sabemos que son una herramienta que cada vez será más necesaria, cosa que no vamos a cambiar, pero que debemos modificar nuestra conducta hacia las redes sociales”, concluyó.