Su amor por la literatura, su amistad con el escritor Juan José Arreola, su paso por la academia y las aportaciones a la odontología del doctor Vicente Preciado Zacarías, Maestro Emérito por la Universidad de Guadalajara (UdeG), fueron recordados por familiares, amigos y autoridades universitarias esta mañana.
En el homenaje póstumo que tuvo lugar en el Paraninfo Enrique Díaz de León, el Rector General, Ricardo Villanueva Lomelí, expresó que los universitarios reconocen en Preciado Zacarías a un incansable promotor de valores científicos como la objetividad y la aplicación racional del saber, así como el cultivo de las humanidades, cuyo ejemplo es actuar con ética profesional al mostrar un alto sentido de responsabilidad, lealtad y entrega a los estudios de odontología.
“Es un excelente ejemplo de como el interés profesional, la capacidad intelectual y los deseos de superarse y trascender se conjuntan en la búsqueda de soluciones a los males generados por las enfermedades. Novedoso para su época, el análisis que hace sobre la endodoncia constituye un adelanto en la enseñanza de este campo”, apuntó.
Recordó que Preciado Zacarías recibió en 2002 el Premio Jalisco en Literatura, en 2004 en Ciencias de la Salud y, en 2006, el Consejo General Universitario lo nombró Maestro Emérito de la UdeG, en reconocimiento a su destacada labor universitaria, su trayectoria docente, literaria y su contribución en la formación académica, difusión científica y cultural en la UdeG.
El Rector del Centro Universitario del Sur (CUSur), Jorge Galindo García, dijo que Preciado Zacarías fue un universitario ejemplar que entregó su vida en cuerpo y alma a la formación y transmisión de conocimiento.
“Nunca fue un hombre triste, ni transmitió nostalgias, sólo tenía actitudes y palabras de esperanza y apoyo. Fue líder nato, comprometido con su Universidad, con grandes dones y amigo solidario. Fue un hombre excepcional, que contribuyó al desarrollo de la institución y resalta en la historia de la Universidad por su calidad humana y académica, por su pensamiento histórico”, declaró.
Destacó que tuvo una pluma ágil, inteligente y mesurada, y por encima de todas esas cualidades tuvo siempre una virtud superior: su ética a toda prueba, su corrección en todos los actos de su vida y la trasparencia con que actuaba.
Adolfo Espinoza de los Monteros Cárdenas, amigo del homenajeado, en un emotivo mensaje compartió que Preciado Zacarías era culto, educado, modesto, sencillo, auténtico; que incursionó en la pintura y fue un gran ejecutante del violín, algo que casi nadie conocía.
“Nunca hizo gala de sus méritos, pero eran manifiestos porque sus éxitos permeaban en el trato cotidiano. Hay tres cosas que los amigos llegamos a concluir que era parte de su personalidad: era ágil para dar sus opiniones académicas, literarias y culturales; era parco para dar sus opiniones políticas, y era hermético para expresar sus sentimientos. Vicente Preciado Zacarías no ha muerto, sólo se fue antes”, precisó.
María Cristina Preciado Núñez, hija del homenajeado, al recordar la vida personal y profesional de su padre, dijo que él no tenía solamente el don de sanar dentaduras, sino el don de la palabra y un impresionante don de la abundancia hacia todos.
“De Arreola aprendió y practicó como forma de vida que otros tengan y necesiten riquezas, y él era riqueza. Encarnó el ‘Piensa y Trabaja’ que a todos los universitarios nos norma. Fue sincero consigo mismo, y este homenaje cierra ese círculo luminoso que legó en la docencia. Esta mañana ya no hay nada que agregar, toda mi gratitud a la Universidad por rendir este homenaje”, apuntó.
Al finalizar el homenaje, recibió de manos del Rector General la bandera de la Universidad de Guadalajara.
El autor de obras como Partici-pasiones, Palabras, modismos y expresiones del Sur de Jalisco, y Brevensayos, ensayos literarios, falleció el pasado 25 de noviembre en su natal Ciudad Guzmán.