Ruth Ramos

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Más terrorífico que un monstruo que devore es uno que dé placer. Alejandra, una joven ama de casa que vive con su marido e hijos pequeños en una localidad de Guanajuato, se vuelve la víctima de una bestia que representa lo más primitivo de todos los seres humanos, el sexo y el placer. Quien da vida a este papel protagónico en la película La región salvaje es Ruth Ramos, estudiante de cuarto semestre de la licenciatura en Artes Escénicas para la Expresión Teatral, del Centro Universitario de Arte, Arquitectura y Diseño (CUAAD). Ella cuenta la experiencia de su participación en este filme dirigido por Amat Escalante —y por el que obtuvo el León de Plata a Mejor Director en el Festival de Venecia—, que se caracteriza por representar una realidad cruda, sombría, real y con tintes de ciencia ficción.

¿Cómo fue incursionar en La región salvaje, que está en la cartelera de las principales salas de cine?
Dos amigas me mandaron la convocatoria del casting, a la primera no le hice caso, fue en la segunda a la que atendí el llamado. Después de enviar las fotografías y el currículum, el proceso fue normal, como cualquier otro, sólo que yo me encontraba en Guadalajara. Lo siguiente fue hacer algunas escenas con Amat Escalante y con Bernado Velasco, quien fue el coach actoral en todo el proceso de la película. Después participamos en un laboratorio en la Ciudad de México donde trabajamos cuestiones físicas junto a la otra actriz del filme, Simone Bucio.

¿Cómo fue la consolidación del personaje de Alejandra, una mujer del Bajío mexicano que se enfrenta a una insólita situación?
En aquel momento que se hizo la película no tenía tanta experiencia y mucho menos en un proyecto tan grande como ese. Ya había participado en proyectos del Departamento de Imagen y Sonido (DIS) del CUAAD, pero no con un personaje tan complejo como lo es Alejandra. Algo muy importante es que tuvimos a Bernardo Velasco, quien fue el medio con Amat y los otros personajes principales. Los personajes de Amat suelen ser bastantes contenidos, desde cuestiones físicas hasta volverlo algo muy interno. A veces un actor quiere explotar frente a la cámara y quiere hacer un montón de cosas que no siempre son tan necesarias.

En el filme las actuaciones se muestran con mucha naturalidad, frente a una situación extraordinaria como la que se propone, ¿lograr ese tono fue difícil?
Estamos un poco acostumbrados por la televisión a que todo sea intenso o que las actuaciones sean más dramáticas. Pero si lo observas, la gente común no siempre dice lo que siente, la mayoría vive como estos personajes que son representados en el filme, en una cotidianidad, en una rutina. El personaje de Fabián, interpretado por Edén Villavicencio, es el más expresivo, pero el resto están como en un trance, no expresan mucho. No fue tan complicado lograr esto, ya que desde el principio sabía que Amat tiene un tono actoral, cuando ya vas preparándote para lo que esperas no intentas hacer cosas que no van a funcionar, sino más bien escuchar y estar dispuesta a ver lo que te pueden aportar los directores.

La película es cruda y realista, toca temas como la sexualidad y la doble moral en nuestro país, ¿crees que eso signifique un freno en la aceptación de la sociedad?
Pasa algo muy curioso, pienso que el sexo lo consumimos en todos lados, ya sea en un comercial. Estamos súper repletos de este tema, la diferencia es la manera en que lo representas y cómo lo comunicas, así que como esta película es bastante directa sobre todo aquello que nos molesta o hace ruido puede que haya sido difícil. También tiene que ver con el prejuicio que uno tiene de los géneros cinematográficos, éste tiene tintes de ciencia ficción, pero también es una mezcla de otros, como realismo, suspenso y terror. Creo que más que la temática es la cuestión de encasillarla en un género, que a veces es un poco complicado de entender.

¿Crees que hasta ahora es el papel más importante que has realizado?
No lo sé, apenas estoy iniciando. Sin duda sí fue una experiencia enriquecedora, divertida y aprendí mucho. La mayoría de las escenas las hicimos en la Sierra de Santa Rosa, en Guanajuato, y en la ciudad de León. Me llevo mucho aprendizaje sobre la industria del cine y la gente con la que trabajé que fue muy amable. La mayoría de la crew no teníamos experiencia en ciencia ficción, así que entre todos lo exploramos e hicimos una buena amistad.

¿Por qué decidiste estudiar Artes Escénicas para la Expresión Teatral en la Universidad de Guadalajara?
Siempre tuve una atracción hacia la actuación, conforme pasaba el tiempo colaboraba en pequeños proyectos, que me ayudaban a irme convenciendo, porque no es fácil querer ser actriz, en México es complicado. Lo que me ha dado la escuela es tener esa apertura a la producción, guiones. Sí está padre actuar y es muy bonito, pero también hay un mundo de posibilidades en este proyecto. Si hay gente que quiere hacer trámites, que se animen y experimente y que abran lo que quieren a otras posibilidades.

¿Esta experiencia ya te ha permitido involucrarte en otros proyectos?
Han salido algunos proyectos de cine, me gusta vivir aquí en Guadalajara, entonces trato de estar aquí y hacerlo, aunque he estado yendo y viniendo a la Ciudad de México, que es donde se hacen más. Tengo proyectos escénicos con el colectivo tapatío Arrogante Albino, próximamente haremos performance, y traemos un proyecto de conexión entre Barcelona y Guadalajara.

¿Cuál es mensaje que tienes para los nuevos creadores y público mexicano?
Que se arriesguen, así como Amat lo hace, que hagan un trabajo distinto, y lo mismo le digo a la gente, que se arriesgue. Es bueno conocer del propio cine, ya que es un proceso muy largo para proyectar una obra en pantalla, pero al mismo tiempo es un trabajo del público, que es el que hace que la industria se dé. Ojalá vayan a ver La región salvaje y que lo hagan con la mente abierta y libre de prejuicio.

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