Un chivo con cuerpo de caballo y pene mecánico, una especie de Minotauro atrapado en el laberinto de su tiempo, da la bienvenida a la exposición “Obviedades y hoyos negros” de Luis Espiridión, que permanecerá en el ex Convento del Carmen hasta el próximo 20 de febrero. La imponente pieza, llamada El Chivote expiatorio y clavada por el artista en una pequeña sala de la que aparentemente no puede salir, es una metáfora de lo que está pasando en México, dice Espiridión, pero sobre todo del momento en que estaba armando la muestra, en diciembre, el punto más álgido del escándalo provocado por la desaparición de 43 estudiantes en Iguala.
Fue una casualidad, dice, como que Almas, el esqueleto simbólico de la expo, esté compuesto por 43 figuras, que al igual que la mayoría que deambulan por su imaginario creativo, son carentes de rostro y brazos, anónimas, “despersonalizadas”, porque, acaso como los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, no son unas individualidades sino que representan a la universalidad, una multitud: podrían ser muchas personas, cualquiera de nosotros.
En Almas los cuerpos, o esas partes de cuerpo, se identifican por sus genitales o por sus accesorios, están cubiertos por grafiti o atravesados por simbólicas highways, y otros flotan en unas sábanas colgadas del techo, como figuras incorpóreas, con una “connotación de inframundo, que ya no están tan presentes en la realidad”, impresas en su mortaja.
Pero que la realidad se refleje en su obra para Espiridión no es una convicción artística, un fin estético. Y de esto, de alguna forma, salió el título de la expo. “Por eso son obviedades, porque muchas escuelas de arte dicen que no debes tener tanta conexión con la realidad, pero yo pienso que la conexión sale sola, no es que lo quieras hacer o no, porque estás viviendo en una sociedad y hay que tener un sentido analítico”.
Es, al mismo tiempo, una crítica al arte contemporáneo, donde, explica, “lo que se dice es que no tienes que ser obvio, y yo intenté hacer lo contrario, hice arte contemporáneo pero contradiciéndolo”.
Completan la expo, que a la vez representa una retrospectiva del artista tapatío, otras colecciones, como unos animales humanizados, que con sus características antropomorfas representan sarcásticamente a los humanos: “Es animalizar a los humano, o humanizar a los animales”.
Porque la ironía, el juego y la rebeldía son quizás el rasgo principal de Espiridión, tanto a las formas constituidas en el arte pero sobre todo a los tiempos y a la sociedad en que le ha tocado vivir: “La ironía y el sarcasmo son importantes en las sociedades, son como patadas en los huevos. Se pueden hacer, decir cosas que no podrías decir con otros lenguajes serios, porque son demasiado duras y crudas”.
Así que en la muestra caben tanto la crítica a la cultura occidental, a los estragos del capitalismo y las crisis económicas, como a valores estéticos y la mercantilización del cuerpo, la anorexia y las modificaciones corporales como los implantes de senos. Y se pueden encontrar también varios ídolos pop, como Mickey Mouse transexual o Minnie prostituta, retratados obviamente con sarcasmo, crítica y sus apabullantes genitales.