El escritor de Mozambique, autor de las novelas Tierra sonámbula, El último vuelo del flamenco, La confusión de la leona y Venenos de dios, remedios del diablo, compartió en el Auditorio Juan Rulfo de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara (FIL) algunas anécdotas de su vida que lo inspiraron a crear sus obras.
La escritora de Puertas demasiado pequeñas, y ganadora del Premio Lipp 2018, Ave Barrera fue la encargada de acompañar la charla con el mozambiqueño y se dijo entusiasmada, pues es “fan, desde antes de que Mia fuera famoso, de sus poemas y novelas que narran de manera preciosa un contacto con la naturaleza y las almas”.
Ave Barrera señaló que las letras de Mia Cuota le hacen pensar en un contexto similar al de México, pues viene de una tierra que fue igualmente conquistada y una cultura que intentó borrar con nuevos ideales, tal como en nuestro país ocurrió; sin embargo, ve e el escritor una tregua naciente de la tierra y de ideas de pertenecer.
Mia Cuoto afirmó que esto que refleja, se debe a que la guerra, las muertes y la destrucción son algo que persevera en la sociedad, pero que no tiene porqué estar en el discurso de la literatura como algo negativo, ni prioritario.
“Escribo de naturaleza y de las tradiciones de mi cultura y los animales porque sin naturaleza no hay fuerza para otra cosa, no existiría nada, ni Dios; entonces tenemos que ser sensibles a lo excepcional, a lo que quizás no pertenecemos hasta ser muy atentos”.
Agregó que la enfermedad de la vida fue algo que le inspiró a leer, a acercarse a los animales, principalmente los gatos, y descubrió la cultura mozambiqueña que era un tanto diferente a la portuguesa.
Compartió que su madre lo incentivó a salir de su mirada extranjera dentro de su contexto, lo que además de brindarle amplitud lo hizo sentirse con soporte para descubrir aspectos como el baile, el amor y otras maravillas de la vida.
“Crear a través de la cultura, de la fotografía de nuestra raíz abre la posibilidad de una transición para nuestra especie; podemos ser agua, animales, podemos tener oportunidades de realidad diversa”.
Agregó que escribir a mano es una forma de reconocer la existencia, vivir el presente y rememorar el pasado con momentos que pudieran ser espirituales.
También explicó que no tiene un libro predilecto de él mismo, y que no recomienda que un joven se convierta en escritor a menos de que realmente desee compartir su virtud, naturaleza y personalidad con el mundo.