"Tengo derecho a existir"
La Compañía de Teatro Jurídico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades presentará una obra contra la discriminación y los prejucios del VIH
La Compañía de Teatro Jurídico del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades presentará una obra contra la discriminación y los prejucios del VIH
Entre estigmas y discriminación, en ocasiones la realidad de las personas con VIH queda opacada hasta quedarse en el olvido, pero para evitar ese destino, surgen esfuerzos para dar voz a quienes desde este silencio buscan existir y hacerse visibles.
Es por eso que la Compañía de Teatro Jurídico, del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) ha trabajado en el montaje Tengo derecho a existir, una obra que relata la realidad de las personas que viven con este virus en un mundo que les segrega.
Sergio Israel Quiñonez, director de la Compañía, resalta que este es el noveno montaje que presenta el colectivo en año y medio desde su creación y en ese tiempo el espacio ha servido para que el alumnado adquiera herramientas adicionales a su formación académica a través del teatro.
“Nace con la idea de usar el arte escénico como una herramienta de formación de abogados y científicos sociales para la disertación, el debate, el desarrollo de capacidades histriónicas, la revisión de textos, el ejercicio de la memorización y otras herramientas que el teatro por sí mismo le puede dar a un ser humano”.
Tengo derecho a existir se presentará los días 29 y 31 de agosto, en el auditorio de Teatro Jurídico, ubicado en la planta baja del Edificio I del CUCSH Belenes. La entrada es gratuita, pero es necesario registrarse a través de las redes sociales de la Compañía.
¿Cuál es la trama de Tengo derecho a existir? “Esta obra es un ejercicio de homenaje y visibilización de un grupo en un contexto histórico: las personas que viven con VIH; es sobre la manera en la que la sociedad cruelmente les ha discriminado y estigmatizado. La obra se pronuncia por develar una serie de realidades que envuelven a esta condición de salud y cómo es que la vivencia del VIH ha tenido una misma constante, que tiene que ver con la discriminación a pesar de que hoy en día la medicina y la ciencia moderna ofrecen opciones de salud. Las sociedades siguen expresando una resistencia moralista a incluir a las personas que viven con esta condición. Esta obra es un montaje contra la discriminación, contra la ignorancia”.
¿Por qué elegir el tema del VIH para esta obra? “Principalmente este es un tema que ya nos urgía, tanto en la academia como en las artes, para abrir la discusión de alguna manera, no porque no se haya tocado anteriormente, pero me parece que desde el punto de vista del estudio de la cultura de paz, los derechos humanos y la inclusión no se han explorado las suficientes agendas, que son bastantes, y creo que esta particularmente me parece sensible. Entonces el teatro con su amplio poder de comunicación debe de abordar estos temas, sobre todo porque pueden abordar a la incomodidad. Esta obra cuestiona realidades jurídicas, sociales, religiosas, morales, que de alguna manera debemos de ir cuestionando y cambiando para generar espacios más seguros, espacios de inclusión. Al ser un tema sensible, pero también convertido en un tabú, es necesario sacarlo de ese cajón de los tabúes y llevarlo a los espacios de discusión cultural y académica”.
¿Cómo fue el trabajo previo de la obra? “Este montaje lo llevamos preparando desde aproximadamente casi tres meses, el trabajo ha sido muy fuerte, desde el proceso de la creación del texto nos llevó una exhaustiva investigación, al mismo tiempo buscamos asesoría con personal médico para poder ir construyendo una serie de historias que están basadas en historias comunes y reales de lo que sucede, en historias que hemos escuchado y conocemos. En todo ese proceso tuvimos que ir cuidando los aspectos dramáticos, pero también el sostenimiento de la narrativa es necesario que tenga los cuidados que permitan influir en la población con conocimiento real y científico. El siguiente paso que fue la colocación de los actores y el texto, de inicio fue difícil para todas y todos los integrantes del elenco porque pudimos descubrir cosas que estaban en nosotros, pudimos empatizar con los propios personajes y aludir a experiencias que de manera directa o indirecta todas y todos conocemos, así que ha sido un proceso bastante difícil en lo emotivo que hemos tenido que superar después de los primeros ensayos”.
¿Fue necesario contar con asesoría de profesionales de la salud para crear el montaje? “Una de las cosas que debemos hacer, sobre todo cuando hacemos teatro documental, es hacer que las narrativas o las historias que contamos sean tratadas con toda objetividad y la suficiencia del conocimiento disponible. Este tema, por la relevancia y la necesidad de difusión para poder destruir los estereotipos y estigmas, necesita de información fehaciente, fuera de creencias, para poder derribar todos los estereotipos, y en este caso particular la participación de Santos González Luna fue muy importante para poder tomar datos desde la perspectiva médica de las personas que han tratado su condición de salud por VIH”.
¿El Teatro Jurídico seguirá abordando estas temáticas? “Me interesa mucho que el Teatro Jurídico se construya mediante una vocación a partir de una estrategia didáctica. El teatro debe de habitar en cualquier espacio donde existan seres humanos atentos o dispuestos a escuchar historias y empatizar con la realidad humana. Debe ser una herramienta acogida en todas las escuelas de Derecho, hablando particularmente de este teatro especializado. Es una responsabilidad y es el derrotero de esta compañía: ir trabajando o seleccionando textos con esta clase de temas que son necesarios para discutirse de manera permanente”.
¿Cuál es el mensaje más rotundo con el que se quedará la audiencia? “Se llevarían un aprendizaje, y al mismo tiempo se llevarían probablemente la sorpresa de descubrir algo que siempre ha estado cercano y que quizás no habían reparado en ser conscientes o en profundizar en conocer. Probablemente, con buena expectativa, podríamos advertir que el público saldrá con otra idea muy distinta después de haber derribado una serie de prejuicios, y creo que saldrá con más preguntas y con la seguridad de que con el tiempo éstas irán resolviéndose, porque logrará impactar y hacer que el espectador investigue más, profundice más y cambie su forma de ver o posicionarse ante este tema”.
Conoce más sobre esta obra universitaria con el programa de mano.